Vivir con una enfermedad crónica: tratamientos inteligentes que acompañan al paciente

By Aldo Juan Peralta Lemus

Uno de los pilares fundamentales para tratar enfermedades crónicas es el seguimiento médico continuo.

Las enfermedades crónicas, como la diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, entre otras, no solo afectan la salud física de las personas, sino que también impactan profundamente su bienestar emocional, social y económico. A diferencia de las afecciones agudas, estas patologías no desaparecen con el tiempo y requieren un manejo a largo plazo. Por ello, su tratamiento debe ir mucho más allá de la simple administración de medicamentos: exige un enfoque integral y centrado en el paciente.

Álvaro Eyzaguirre, médico cirujano y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que, en el tratamiento de enfermedades crónicas, se ha visto un progreso significativo en la última década, impulsado por innovaciones tecnológicas, terapias farmacológicas, enfoques personalizados y estrategias de prevención.

“Los avances más recientes en enfermedades crónicas son de muy amplio espectro. Actualmente, por ejemplo, hay nuevos medicamentos para la diabetes mellitus tipo 2, que corresponden a los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2, los cuales generan glucosuria fisiológica, disminuyendo la concentración de azúcar en sangre. Además, mejoran la supervivencia en pacientes diabéticos con cardiopatía”, sostiene el académico.

Estos avances en el tratamiento de la diabetes ayudan a reducir los niveles de glucosa en sangre al facilitar su excreción por la orina. Además, estos fármacos han mostrado beneficios adicionales en la protección cardiovascular y renal, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

“Los avances en actos quirúrgicos metabólicos, como las cirugías gástricas o el bypass gástrico, han demostrado tener una efectividad superior al 90 % en las hiperglucemias posteriores a la cirugía en la enfermedad de diabetes mellitus”, sostiene Eyzaguirre.

Algunos tratamientos de enfermedades crónicas

Las innovaciones en el tratamiento del cáncer tienen que ver con terapias génicas y celulares. Las terapias CAR-T (células T con receptores de antígeno quimérico) han transformado el tratamiento de ciertos cánceres, como la leucemia linfocítica aguda y los linfomas. Estas terapias modifican las células del paciente para que ataquen específicamente las células cancerosas. Por ejemplo, la terapia CAR-T ha mostrado resultados prometedores en ensayos clínicos para leucemia linfocítica crónica (CLL), aunque aún requiere más investigación para su aplicación generalizada.

Terapias con medicamentos, como bevacizumab y erlotinib, se dirigen a mutaciones genéticas específicas en tumores, ofreciendo tratamientos más precisos para el cáncer de origen primario desconocido y otros tipos de cáncer. En los últimos años, se han aprobado más de 140 nuevos principios activos para tumores sólidos, aumentando de esta manera la supervivencia en un 70 %.

Para las enfermedades cardiovasculares, los avances en el tratamiento se enfocan en la prevención, detección temprana y manejo efectivo. Se utilizan cambios en el estilo de vida, medicamentos, intervenciones cardíacas y tecnologías innovadoras para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir el riesgo de complicaciones.

Un ejemplo es el reemplazo valvular aórtico transcatéter (TAVR), que es un procedimiento mínimamente invasivo para reemplazar la válvula aórtica enferma sin necesidad de cirugía a corazón abierto. Este procedimiento ha cambiado el tratamiento de la estenosis aórtica, especialmente en pacientes de edad avanzada que no son candidatos para cirugía abierta.

El uso de inteligencia artificial (IA), ha mejorado la precisión en el diagnóstico de miocardiopatías mediante resonancias magnéticas de alta resolución, reduciendo de esta manera los artefactos y optimizando la evaluación de pacientes con implantes metálicos.

La hipertensión, o presión arterial alta, también es una enfermedad crónica que requiere un manejo a largo plazo. Aunque no se cura, puede prevenirse y controlarse con cambios en el estilo de vida y, si es necesario, con medicación. Los avances recientes se centran en terapias más personalizadas, enfoques innovadores como la denervación renal y terapias basadas en ARN de interferencia, además de la mejora continua de los tratamientos farmacológicos existentes.

“La hipertensión está esperando dos nuevos medicamentos de la FDA (Food and Drug Administration), que actualmente están en curso de distribución en los Estados Unidos y que se espera que lleguen a Bolivia en los próximos años”, destaca el académico.

Uno de los pilares fundamentales para tratar enfermedades crónicas es el seguimiento médico continuo. Las visitas regulares al médico permiten realizar ajustes en los tratamientos, detectar complicaciones de forma temprana y evaluar el progreso del paciente. Pero este seguimiento debe complementarse con el acceso a especialistas, como nutricionistas, psicólogos, fisioterapeutas o educadores en salud, que orienten al paciente en todas las dimensiones de su enfermedad.

La educación del paciente juega un papel crucial. Comprender la naturaleza de la enfermedad, sus posibles complicaciones y la importancia de adherirse al tratamiento ayuda al paciente a tomar decisiones informadas sobre su salud.

Asimismo, el cambio de hábitos de vida es indispensable. Una alimentación saludable, rica en frutas, verduras, cereales integrales y baja en grasas y azúcares, ayuda a controlar los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial. La práctica regular de actividad física mejora la circulación, fortalece el corazón y reduce el estrés. Además, dejar de fumar y moderar el consumo de alcohol son acciones esenciales para prevenir complicaciones.

Estos avances en el tratamiento de enfermedades crónicas combinan innovaciones farmacológicas y tecnologías de diagnóstico avanzado con inteligencia artificial, terapias, estrategias de prevención y autocontrol. La detección temprana, la medicina personalizada y la educación del paciente son clave para mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida.

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