Por Diego And´res Sabat
Daniela, desborda por la banda derecha y con un zurdazo “estratosférico” –en términos futbolísticos– vence el arco de Ingeniería Económica. El pequeño campo deportivo estalla en alegría, Bioquímica y Farmacia con este gol se proclama campeón de la “Unifranz League”, el campeonato de fútbol de salón intercarreras de la Universidad Franz Tamayo. No importa si estás anotando un gol en un campeonato aficionado, o eres Gonzalo Montiel, metiendo el último penal en la final de la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022. La emoción es similar, pero ¿qué le pasa a nuestro cuerpo cuando hacemos deporte?
Comparar la final de la Copa Mundial de Fútbol con cualquier otro evento amateur puede sonar grandilocuente, aunque la psicología encuentra similitudes. José Vázquez, psicólogo cognitivo conductual y asesor de Servicios Estudiantiles de Unifranz, explica que al momento de realizar una actividad deportiva o de placer, el cerebro humano genera dopamina serotonina, hormona que produce la percepción de tranquilidad, placer, desahogo y además que genera adrenalina. “Es una especie de excitación, que permite desestresarse, es decir, que la actividad deportiva influye directamente en el cuerpo, pero también en lo mental”, aclara el especialista en comportamiento humano.
“El placer y la segregación de la hormona surgen de la excitación producida ante ciertas reacciones para el cuerpo humano y sobre todo para el subconsciente donde no hay una diferencia entre ser campeón del mundo o goleador de una liga barrial”, complementa el especialista en psicología.
El reconocimiento social, la superación y autorrealización, están muy vinculadas a la pirámide de Maslow, una teoría de motivación que trata de explicar lo que impulsa la conducta humana a partir de cinco niveles, donde los más bajos son las necesidades básicas y las más altas están vinculadas a la auto superación y reconocimiento social.
En un ambiente académico, practicar deporte se convierte en algo fundamental para crear una sinergia perfecta en el desarrollo de aprendizajes y bienestar. La participación en actividades deportivas brinda un escape saludable de las presiones y preocupaciones diarias. El enfoque requerido durante el ejercicio ayuda a liberar tensiones acumuladas, aclarar la mente y encontrar equilibrio emocional.
El aspecto social del deporte también merece ser destacado. Ya sea participando en un equipo deportivo o asistiendo a clases grupales el deporte fomenta la interacción social, fortalece los lazos comunitarios y brinda oportunidades para establecer nuevas amistades.
Compartir experiencias deportivas con otras personas crea un sentido de pertenencia, camaradería, y motiva a superar desafíos. “Esta dimensión social del deporte no solo enriquece nuestras vidas, sino que también contribuye al bienestar emocional y psicológico”, acota José Velázquez, refiriéndose a la importancia de las actividades más allá de las académicas en la formación de los futuros profesionales.
Los beneficios de hacer deporte
El deporte tiene beneficios tanto físicos como mentales, contribuye a la prevención de enfermedades y promueve el bienestar emocional. Karla Fernández, docente de Unifranz, destaca que “el ejercicio ayuda a regular el sueño, reduce el estrés y la depresión, mejora la digestión, previene enfermedades cardiovasculares y estimula la oxigenación del cerebro. En definitiva, el ejercicio es parte fundamental de un estilo de vida saludable, brinda beneficios inmediatos como a largo plazo».
En conclusión, el ejercicio no solo nos brinda satisfacción emocional y social, sino que también tiene un impacto positivo en nuestra salud física y mental. Tanto en el ámbito académico como en cualquier otro aspecto de la vida, el deporte y la actividad física se convierten en pilares fundamentales para alcanzar un equilibrio integral.
La próxima vez que celebres un gol o participes en una actividad deportiva, recuerda que tu cuerpo y mente se benefician en múltiples aspectos, brindándote una mayor calidad de vida.