Unifranz innova en la formación de psicólogos al sanar heridas invisibles en adolescentes

By Antonio Ortega

Un momento de violencia verbal, una forma de acoso que impacta en la salud emocional de los estudiantes.

Hay momentos que cambian vidas. Para cuatro estudiantes de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, ese momento llegó en un aula de secundaria del macrodistrito de Cotahuma, cuando, después de un taller, una adolescente se acercó en silencio y les dijo: “¿Puedo hablar con alguien? No me siento bien”. Y esta experiencia se repitió una y otra vez.

Así empezó una historia que enorgullece a Unifranz. Los estudiantes formaron parte del programa de Educación Sexual Integral desarrollado por el Instituto de la Juventud del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea, que busca acompañar emocionalmente a adolescentes desde un enfoque preventivo, humano y respetuoso. La alianza se fortaleció en el encuentro “Tejiendo Conexiones”, donde se reafirmó que trabajar con jóvenes es también sanar heridas invisibles.

Durante semanas, los voluntarios de Unifranz lideraron talleres, facilitaron mesas de diálogo y ofrecieron escucha activa a estudiantes de distintas unidades educativas. No fue fácil. Muchos adolescentes arrastran historias de bullying, violencia, abandono emocional o confusión sobre su cuerpo, su identidad, sus vínculos. Y casi siempre lo callan.

“La experiencia fue muy enriquecedora. Hablamos de autoestima, seguridad, relaciones sanas… pero lo más fuerte fue ver cómo algunos chicos se acercaban al final del taller y nos decían que querían ayuda. Eso no se enseña en los libros, se vive”, cuenta Madeleine Rojas, una de las estudiantes voluntarias.

En ese espacio, no hubo pizarras ni exámenes. Hubo conexión. Escucha real. Comprensión.

Porque cuando un estudiante de Psicología se sienta frente a un adolescente que no sabe cómo ponerle nombre a lo que siente  y logra hacerle entender que no está solo, Unifranz cumple con su propósito más alto: formar profesionales que transforman vidas desde la empatía y el compromiso social.

“Fue valioso ver cómo todas las instituciones sumaban propuestas para fortalecer los Gabinetes de Atención Integral a Estudiantes (GAIEs). Nos motivó a seguir contribuyendo con nuestras ideas y energía”, recuerda Óscar Villafranqui, otro de los voluntarios.

Esta experiencia es también un reflejo del modelo educativo de Unifranz, basado en el principio de aprender haciendo. Los estudiantes no solo adquieren conocimientos en el aula; aplican lo aprendido en contextos reales, enfrentan desafíos concretos, trabajan en equipo y desarrollan habilidades que los preparan para ser agentes de cambio. Estas vivencias consolidan su identidad profesional y los conectan emocionalmente con el propósito de su carrera: ayudar a otros.

Para la directora de la carrera, Liudmila Loayza, estas experiencias definen la verdadera formación profesional: “Nuestros estudiantes no solo aprenden teoría, aprenden a estar ahí, a contener, a orientar. Trabajan con problemáticas reales y se vinculan emocionalmente con las personas. Esa sensibilidad no se olvida”. Y así, poco a poco, tejiendo conexiones con adolescentes, instituciones y comunidades, los futuros psicólogos de Unifranz aprenden lo más importante: que su profesión tiene sentido cuando alguien se siente escuchado por primera vez.

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