Unifranz inaugura campus y paseo urbano en Cochabamba y refuerza su apuesta por una “Cochabamba Universitaria”

Cochabamba vivió una noche simbólica el 31 de julio con la inauguración del nuevo campus Cala Cala de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y el Paseo Celsa Nogales de Ágreda. Más allá de una moderna infraestructura, el acto marcó un cruce de ideas sobre el papel de la educación superior en la transformación de las ciudades, consolidando un proyecto de largo aliento: construir una “Cochabamba Universitaria”.
“Hoy no solo abrimos las puertas de este nuevo campus universitario; hoy encendemos un motor más de transformación de la comunidad”, afirmó el vicerrector de Unifranz Cochabamba, Rolando López. “La universidad debe ser un actor clave en la construcción de comunidades sostenibles y resilientes”.
El nuevo campus Cala Cala representa una apuesta arquitectónica y social, construida sobre una premisa clara: que la educación impacte tangible y directamente en su entorno. Diseñado para fomentar el aprendizaje activo, el diálogo y la innovación, el edificio se integra a su contexto urbano a través del Paseo Celsa Nogales de Ágreda, un espacio público que honra la memoria de las mujeres que han contribuido al desarrollo de Bolivia.
Este paseo urbano, que conecta al campus con la trama de Cala Cala, lleva el nombre de una fundadora de Unifranz. Para el arquitecto Abel Ágreda Méndez, también fundador de la universidad, este espacio es “un paso más para Cochabamba y el país, como reconocimiento a una ciudad que me inspiró con ideales de progreso e innovación”.
La rectora nacional de Unifranz, Verónica Ágreda de Pazos, fue enfática al señalar que la inauguración representa más que la culminación de una obra.
“Hoy celebramos mucho más que ladrillos. Celebramos esfuerzos conjuntos, corazones que palpitan al unísono y que están convencidos de que construir un mejor país es posible”, sostuvo.
El nuevo campus es también una declaración de principios; un “laboratorio vivo de ciudadanía global”, como lo definió el presidente ejecutivo de Unifranz, Óscar Ágreda. “Este paso no es simplemente infraestructura, sino determinación y compromiso con nuestra sociedad”, añadió.
La estructura académica y urbana fue diseñada para propiciar “encuentros improbables”, como señaló Verónica Ágreda, recuperando un sueño de su etapa como estudiante de arquitectura. “Veo rostros que mañana diseñarán ciudades resilientes, que liderarán empresas circulares, que se negarán pero con precisión digital, y que generarán conocimiento que aún no existe. Nuestra misión es clara: transformar la educación en Bolivia”.
El campus materializa el modelo educativo centrado en el estudiante. En palabras de Verónica Ágreda, “se aprende haciendo, superamos la desconexión entre el conocimiento académico y la realidad práctica, entre la formación profesional y la construcción humana”. Espacios como salas para aprendizaje activo y pasillos para la conversación honesta están pensados como escenarios de ciudadanía global.
El campus también albergará proyectos con fuerte impacto local: desde redes inteligentes de salud escolar hasta prototipos de economía naranja y laboratorios para soluciones tecnológicas que combatan problemas sociales como la violencia de género.
“Este campus siempre estará abierto para ustedes: para la investigación, para la innovación, para brindar soluciones reales a nuestra comunidad”, afirmó López.
Un campus para una visión transformadora
La visión de Unifranz va mucho más allá de formar profesionales: busca formar ciudadanos que generen cambios reales en su entorno. “Imaginen una ciudad en la cual la juventud realmente tenga oportunidades de crecimiento, desarrollo, esperanza… pero, sobre todo, que pueda dar soluciones reales a su gente”, propuso Óscar Ágreda, aludiendo al sentido profundo de la propuesta educativa de Unifranz.
Este nuevo espacio suma de manera estratégica a la construcción de una ciudad universitaria, integrando la vida académica con la vida urbana, apostando por un ecosistema donde la educación, la innovación, la salud y la sostenibilidad coexistan y se potencien mutuamente. Para Óscar Ágreda, este modelo educativo busca “convertir posibilidades inimaginables en realidades tangibles”.
Unifranz ya cuenta con una comunidad estudiantil diversa: el 25% de su alumnado proviene del exterior. Esto refleja su apuesta por la internacionalización, pero también por una Cochabamba abierta al mundo. “La innovación nace cuando la comunidad y la universidad dialogan con respeto”, recalcó la máxima autoridad universitaria.
El nuevo campus refuerza esa dirección. Es un punto de partida, pero también “un momentum de continuidad”, en palabras de López. Con él, la universidad se posiciona como un motor urbano, social y económico, reforzando el papel transformador de la educación en la sociedad boliviana.
«Sigamos construyendo y convirtiendo posibilidades inimaginables en realidades tangibles”, dijo la rectora al cierre de su intervención.
Con este campus, Unifranz consolida su rol como institución académica, pero también como un actor clave en la configuración de una Cochabamba más inteligente, inclusiva y sostenible.