Apuesta por la calidad educativa: el modelo de Unifranz conecta el aula con el entorno para formar profesionales globales
La educación superior enfrenta uno de los momentos más desafiantes de su historia. Los avances tecnológicos, los cambios en el mundo del trabajo y las nuevas dinámicas sociales obligan a repensar cómo se enseña y cómo se aprende.
La Universidad Franz Tamayo (Unifranz) ha decidido asumir ese reto con un modelo educativo innovador que, según sus autoridades, busca transformar vidas y proyectar al país hacia estándares internacionales de excelencia. Esta propuesta, que será presentada oficialmente en las próximas semanas, se consolida como la apuesta más ambiciosa de la institución en más de tres décadas.
Para Verónica Ágreda, rectora de Unifranz, la educación actual debe romper con viejas brechas. “La educación debe superar dos desconexiones muy importantes: la del modelo tradicional, entre conocimiento y construcción de la persona, y la que existe entre lo que se estudia y el mundo real”, sostiene, al explicar los fundamentos del modelo.
La autoridad subraya que la universidad avanza hacia un sistema centrado en el estudiante y sustentado “en una cultura de innovación que impregna todos sus procesos”.
En palabras del vicerrector de la sede La Paz de Unifranz, Pedro Sáenz, el modelo educativo transformador parte de un concepto sencillo: “si queremos obtener resultados diferentes, debemos hacer las cosas de manera diferente. La propuesta busca que, desde el aula, los estudiantes integren sus saberes y apliquen esos conocimientos en la solución de problemas reales”, explica.
Saenz agrega que no se trata de una formación tradicional basada únicamente en teoría aislada dentro de los planes de estudio, sino de un aprendizaje que conecta los contenidos entre sí y permite utilizarlos de forma práctica para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana.
Este enfoque se encamina hacia un objetivo claro: ofrecer una formación integral, flexible y alineada a las competencias que exige el siglo XXI. Ágreda afirma que la institución apuesta por metodologías activas, ecosistemas digitales y espacios formativos que permitan “hacer que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea más ameno, profundo y significativo de la mano de la digitalización”.
El nuevo modelo —que Unifranz implementa en sus cuatro sedes— articula seis pilares esenciales: el estudiante como protagonista, el docente como guía inspirador, la transdisciplinariedad como puente entre saberes, la investigación aplicada, los espacios de aprendizaje dinámicos y la extensión universitaria como vínculo con la sociedad.
Según Gustavo Montaño, vicerrector académico nacional, “el estudiante es el centro del proceso formativo; rompemos el paradigma de que el profesor es dueño de la verdad”. El académico precisa que la universidad trabaja en procesos de upskilling y reskilling, orientados a que la formación sea continua y adaptable.
Montaño resalta que el rol docente también ha evolucionado. “El docente debe saber diseñar experiencias de aprendizaje y ajustarlas en función de los comportamientos y niveles de motivación de los estudiantes”, afirma. Bajo esta lógica, el profesor actúa como investigador de su propia práctica, en un proceso permanente de innovación y mejora continua.
Para Óscar Ágreda, presidente ejecutivo de Unifranz, este cambio es parte de una transformación institucional más amplia.
“Nos estamos convirtiendo en una institución mucho más inteligente, eficiente e innovadora. Todo esto nos va a llevar a crear mucho más valor para las personas y así provocar una transformación alineada a las necesidades del mundo moderno”.
El ejecutivo sostiene que la universidad avanza hacia modelos internacionales de evaluación y certificación que validan su calidad y su impacto en la sociedad.
La transdisciplinariedad es otro de los ejes centrales. El enfoque promueve equipos colaborativos y soluciones integrales para desafíos reales. En paralelo, los espacios de aprendizaje se conciben como ecosistemas dinámicos: aulas, pasillos, zonas de transición y laboratorios funcionan como escenarios para la creatividad y la exploración.
“Esto permite que el aprendizaje ocurra en cualquier lugar”, afirma Montaño, destacando la importancia de entornos que favorezcan el bienestar y la innovación.
El modelo también incorpora investigación aplicada, conectando teoría y práctica mediante proyectos con impacto en la comunidad. “La investigación y la extensión tienen que dialogar permanentemente, porque no son elementos aislados”, puntualiza el vicerrector.
La internacionalización es otro de los pilares estratégicos. Unifranz mantiene alianzas con universidades y redes globales de educación superior, destacando su cooperación con Mondragón Unibertsitatea, en España, que ha permitido co-crear herramientas pedagógicas innovadoras y fortalecer la movilidad estudiantil. Para la rectora, esta agenda global responde a la necesidad de formar profesionales competitivos en cualquier entorno. “Queremos que nuestros graduados no solo sean buenos para resolver problemas locales, sino también competitivos y colaborativos en entornos internacionales”.
A las puertas de presentar su renovado modelo educativo, Unifranz se proyecta como una institución que conecta aula, entorno y mundo. Su apuesta por la innovación, la calidad certificada y una visión humanista de la formación busca responder a un tiempo en el que la educación se ha convertido en el principal motor para construir sociedades más justas, sostenibles y resilientes.