Una educación de calidad pasa por una inclusión en igualdad de condiciones

Una educación de calidad pasa por una inclusión en igualdad de condiciones

La inclusión es un proceso orientado a garantizar el derecho a una educación de calidad, en igualdad de condiciones, a todos los estudiantes, considerando la equidad de oportunidades en la participación de los procesos integrales de aprendizaje, brindando atención prioritaria a quienes están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser excluidos o en situación de vulnerabilidad.

La jefa de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Clara Solórzano, indica que la inclusión en los procesos educativos “conlleva la preparación de maestros, directivos, comunidad educativa, medios de comunicación y autoridades gubernamentales para que generen espacios seguros para estas personas en situación de vulnerabilidad”.

La inclusión en la educación consiste en velar porque cada estudiante se sienta valorado y respetado, y pueda disfrutar de un claro sentido de pertenencia. Sin embargo, la discriminación, los estereotipos y la alienación son algunos obstáculos que se levantan en el camino.

Independientemente del género, la ubicación, la riqueza, la discapacidad, el origen étnico, la lengua, la migración, el desplazamiento, la orientación sexual, el encarcelamiento, la religión y otras creencias y actitudes, los mecanismos de exclusión son esencialmente los mismos.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la educación inclusiva se esfuerza en identificar y eliminar todas las barreras que impiden acceder a la educación y trabaja en todos los ámbitos, desde el plan de estudio hasta la pedagogía y la enseñanza.

“La acción de la Unesco en este ámbito está guiada por la Convención de la Unesco relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza (1960), así como por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 y el Marco de Acción Educación 2030 que hacen hincapié en que la inclusión y la equidad son los cimientos de una educación de calidad. personas sin etiquetar ni excluir”, indica un documento del organismo internacional.

Asimismo, proporciona un acceso equitativo a través de la revisión constante de procesos y la valoración del aporte de cada individuo a la sociedad.

En tanto, Carmen Aguilera, docente de la carrera de Psicología de Unifranz, sostiene que este la inclusión se da a través del aprendizaje, “determinando y respondiendo de forma óptima, a la serie de necesidades de los estudiantes, puede ser influenciado por la cultura y tiene como fin la reducción de la exclusión en la educación”.

Empatía: clave para hacer realidad sueños de inclusión

En esferas públicas y privadas, recurrentemente, se suelen anunciar proyectos y programas ambiciosos de inclusión educativa; sin embargo, los mismos generalmente se quedan en el papel o en el discurso. Para evitar que ocurra eso, Solórzano plantea:

  • Participar en la formulación de políticas públicas que fomenten la inclusión en todas sus variantes (social, educacional, económica, laboral y digital).
  • Trabajar en conjunto para establecer espacios inclusivos que permitan que las personas vulnerables puedan desarrollar sus talentos y aporten a la sociedad.

“Lo primordial para pasar del discurso a la acción, es que, a nivel personal, cada ser humano desarrolle empatía y una nueva mirada a su entorno y pueda descubrir formas de mejorar la vida de los individuos que han sido históricamente excluidos y vulnerados en sus derechos”, dice la pedagoga. 

Por su parte, Aguilera sostiene que la clave es brindar información, prevención y concientización en este tema.

La información hace referencia al qué, cómo, cuándo o por qué. En la prevención se da a conocer las consecuencias, efectos y perjuicios, así como riesgos para omitir su aplicación.

Finalmente, en lo que se refiere a la concientización, es internalizar la información con ejemplos reales. “Es tocar la conciencia y sentimientos de la población para que entiendan la importancia de su aplicabilidad”, indica.

Reconocer las necesidades de los otros

La inclusión en la educación pasa, sin lugar a dudas, por el análisis individual de observar la sociedad, reconocer las necesidades del otro y ver cómo dar solución o cambiar una situación determinada.

También, pasa por “educarnos” permanentemente y que las personas puedan darse un tiempo para escuchar a los que “no tienen voz”, mejorar las condiciones arquitectónicas y tecnológicas para eliminar barreras e incluir a quienes tienen discapacidad física, intelectual o sensorial.

La sociedad, a través de sus instituciones, tiene la obligación de construir espacios de trabajo, estudio y recreación donde se enseñe a convivir y aceptar al otro como es.

 

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