Por Lily Zurita
En un mundo en constante cambio, la educación ha tenido que adaptarse y evolucionar para satisfacer las necesidades de cada época porque el aprendizaje va más allá de la capacidad de leer, escribir, sumar o restar, e incluye todo un conjunto de competencias necesarias para los distintos fines y coyunturas vitales de niños, jóvenes y adultos.
“Para mejorar la experiencia y los resultados del aprendizaje, es importante comprender qué, cuándo, dónde y cómo aprenden las personas”, indica la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Mario Ariel Quispe, responsable de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, define el aprendizaje como el acto y efecto de aprender algo, un oficio u otro elemento, pero que también se lo puede entender como el proceso mediante el cual se adquieren conocimientos, habilidades y destrezas en torno a un tópico, temática o área de conocimiento e interés.
“Varios educadores o pensadores lo definen con ciertos rasgos, pero bajo la misma esencia, la adquisición y desarrollo de habilidades que permiten desenvolverse en un oficio, carrera o profesión, pero también dentro de una sociedad, pues existen habilidades duras y blandas que pueden ser aprendidas, pero también aprehendidas por una persona”, puntualiza.
Quispe menciona que, según la Unesco, nueve teorías de aprendizaje han dejado una huella significativa en el último siglo, moldeando cómo entendemos y practicamos la educación hoy en día.
- El conductismo: la conducta como base del aprendizaje
A inicios del siglo XX, el conductismo emergió como una teoría dominante. Este enfoque considera el aprendizaje como un cambio de conducta, logrado mediante el refuerzo y la asociación de estímulos, utilizando recompensas y castigos.
Los pioneros de esta teoría, como B.F. Skinner, creían que los comportamientos podían ser modelados y controlados a través de estos mecanismos.
- La psicología cognitiva: el estudiante como procesador de información
En la década de 1950, la psicología cognitiva cambió el enfoque al ver al estudiante no como una simple colección de estímulos y respuestas, sino como un procesador activo de información.
Aquí, el aprendizaje se centraba en clases magistrales, conferencias y lecturas, considerando al estudiante como una «tabula rasa» que absorbe información pasivamente.
- El constructivismo: el estudiante como constructor de conocimiento
Durante las décadas de 1970 y 1980, el constructivismo ofreció una perspectiva contrastante. Esta teoría postula que los estudiantes no son receptores pasivos, sino que construyen activamente su conocimiento a través de la interacción con su entorno y sus estructuras mentales.
“Esta teoría promulgaba que el estudiante no es un receptor pasivo, sino que construye su conocimiento a partir del relacionamiento con el medio ambiente y sus estructuras mentales”, dice Quispe.
Jean Piaget y Lev Vygotsky fueron figuras clave en el desarrollo de esta teoría.
- El aprendizaje social: la observación y la imitación
En 1977, Albert Bandura introdujo el aprendizaje social, destacando que las personas aprenden observando e imitando a los demás. Aquí, el ambiente y la sociedad desempeñan un papel crucial en el proceso de aprendizaje.
- El constructivismo social: aprendizaje en contexto cultural
A finales del siglo XX, el constructivismo social combinó elementos del constructivismo y el aprendizaje social.
Según esta teoría, el aprendizaje es un producto del contexto y la cultura, incluyendo las relaciones sociales y el entorno en cómo aprendemos.
- El aprendizaje experiencial: la experiencia como fuente de conocimiento
En el siglo XXI, el aprendizaje experiencial se centró en crear experiencias significativas para los estudiantes, basándose en la premisa de que se aprende mejor a través de la iniciativa propia y la experimentación directa.
- Las inteligencias múltiples: un enfoque integral del ser humano
Howard Gardner revolucionó la educación al proponer la teoría de las inteligencias múltiples. Este enfoque sostiene que los seres humanos poseen diversas inteligencias (más de 13 actualmente), y ninguna es superior a las otras. Cada individuo tiene un perfil único de fortalezas y debilidades.
- El aprendizaje situado y la comunidad de práctica: aprender en comunidad
El aprendizaje situado y la comunidad de práctica sugieren que las personas aprenden mejor en comunidad, desarrollando no solo competencias técnicas (duras), sino también habilidades interpersonales (blandas).
- Aprendizaje y habilidades del Siglo XXI: la tecnología en el centro
Finalmente, el aprendizaje y habilidades del siglo XXI subrayan la importancia de la tecnología en la educación.
Este enfoque se centra en resolver problemas del mundo real utilizando herramientas tecnológicas, preparando a los estudiantes para los desafíos contemporáneos.
Quispe manifiesta que, según esta teoría, “la tecnología cobra mayor relevancia pues el aprendizaje hace énfasis en resolver problemas del mundo real a partir del uso de la tecnología”.
Evolución constante del aprendizaje
A lo largo del tiempo, las teorías del aprendizaje han respondido a las necesidades cambiantes de la sociedad.
Mientras que en el pasado los cambios en los enfoques educativos tomaban décadas, hoy en día la tecnología y la comunicación han acelerado significativamente este proceso. Hemos pasado de ver a los estudiantes como receptores pasivos de información a considerarlos solucionadores activos de problemas reales.
“Se ha pasado de entender a los estudiantes como receptores pasivos de información a solucionadores de problemas reales. Esto implica analizar y cuestionar los métodos de aprendizaje y enseñanza, así como las concepciones que tenemos de dichos conceptos. La educación y específicamente el proceso aprendizaje enseñanza no es perfecto, sino perfectible en el tiempo”, explica Quispe.