Los emprendimientos creativos o naranja toman protagonismo en el municipio de Cochabamba y ellos formaron un ecosistema que se sustenta en turismo, salud y educación “for export”. El censo de economía naranja, que lo realizó el Instituto del Progreso Económico Empresarial (IPEE), también identificó seis clústers geográficos según concentraciones de actividades de economía naranja.
“Se hizo un análisis del mapa de densidad por actividad y observamos concentraciones naranjas. Son como clústers, por ejemplo, de la gastronomía porque su mayor concentración se encuentra en una determinada zona. Lo mismo sucede en la industria creativa o no convencional”, afirma Gabriela Sanjinés, directora del IPEE.
Los clústers son grupos de empresas interrelacionadas, concentradas geográficamente y que compiten en un mismo negocio. En el municipio de Cochabamba se identificaron a: salud, hoteles, educación superior, centros culturales, artesanías, moda textil, editoriales, eventos, cine y teatro, diseño, publicidad, Software, educación creativa, rumbo a la industria creativa, restaurantes, heladería y repostería, panadería, comida tradicional, comida internacional, cafés, bares y discotecas.
La mayor concentración de emprendimientos naranja es el gastronómico. Por ejemplo, se hallan grandes cantidades de comercios de este rubro en la zona sur de la “Cancha”; en la avenida Panamericana en la zona del Loreto; en inmediaciones a la laguna Alalay y; la que más llamó la atención, está entre Pucara y cerca de las oficinas del Servicio General de Identificación Personal (Segip) de la zona Sur.
Las industrias creativas, en menor medida, están por el centro histórico y la educación creativa en inmediaciones de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
Los datos fueron recogidos en el Censo de Economía Naranja que se realizó a 2.260 unidades económicas en dos etapas que se ejecutaron entre el 2022 y este año: la primera cubrió las comunas Adela Zamudio, Tunari y Molle; y la segunda a las comunas Alejo Calatayud, Valle Hermoso, Itocta y Tamborada.
Este estudio presentó, además, un prototipo de turismo en la comuna Adela Zamudio del Distrito 12 de Cochabamba con cuatro rutas: del café, de la comida internacional, de la comida tradicional y la diversión.
Esteban Rioja, director de la carrera de Ingeniería Comercial de Unifranz, calificó esta parte del trabajo como una “punta de lanza”. Aseguró que desde el siguiente año abarcarán a más comunas para visualizar todo el panorama de Cochabamba. “Es el inicio de una recolección de información a nivel económico”.
Explicó que se hizo “un barrido” de información y no sólo levantamiento de datos. “El trabajo significó buscar estos emprendimientos y para ello nos quedábamos en una cuadra para ver qué tipo de negocios hay, cuáles son de economía tradicional y cuáles son naranja”.
Nuevos clústers geográficos
El censo también identificó tres zonas donde los emprendimientos creativos cobran mayor vigor y fueron denominados clústers geográficos por tratarse de grupos homogéneos. Estos se encuentran en la carretera hacia el Valle Alto, la zona alrededor de la Feria Internacional de Cochabamba (Feicobol) y la vía que se dirige al parque industrial Santivañez.
“Los emprendimientos se asentaron en conurbaciones nuevas (conjunto de centros urbanos que se encuentran cerca unos de otros) que nos muestran esa expansión (de la ciudad) con el Valle Alto. En poco tiempo, Cochabamba se unirá a esta zona, será parte de la metrópoli y eso es lo que nos motiva a continuar”, declaró Gabriela Sanjinés, directora del IPEE.
El resto de los clusters se encuentran en zonas tradicionales como el Centro de Cochabamba, la zona Norte entre otros. Estos ya están consolidados como regiones altamente comerciales dedicadas a emprendimientos naranjas y por lo tanto son polos de desarrollo.
La gastronomía tradicional, una de las características turísticas de Cochabamba.
La informalidad y su oportunidad
El censo dio cuenta que el 68% de esta economía naranja es informal, es decir que no tiene el Número de Identificación Tributaria (NIT); un 23% es considerado un emprendimiento formal porque sólo tiene el NIT y no su registro en el Servicio Plurinacional de Registro de Comercio (Seprec); y el 9% tiene todo en orden. De este universo naranja, el 54% está dedicado a la gastronomía; un 9% la moda, un 8% la industria de productos; un 5% las artesanías; y otros.
Sanjinés dijo que la investigación no debe quedarse en un estante o biblioteca; al contrario, tiene que servir para que entes gubernamentales, desde municipales a nacionales, puedan tomar decisiones “por el bien de la región”.
Por ejemplo, propuso que el Estado apoye a este sector y “los saque” de la informalidad en que se encuentran a través de políticas tributarias. “Tener un 68% de emprendimientos informales significa que estamos viviendo en la sombra, pero están generando trabajos; son empresas fantasmas que generan subempleo, empleo familiar que en muchos casos no se pagan sueldos”, afirmó.
Para poder integrarlos y apuntar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se debe pasar a este grueso grupo a la formalidad. “Deben madurar en empresas legalmente establecidas. Ahí se van a generar frutos mucho más grandes como la generación de empleos, trabajo digno y otros”.