Por Lily Zurita
¿Alguna vez, presenció cambios intensos en el estado de ánimo de alguna persona que conoce? ¿O vio que una amiga o un amigo, a veces, se entusiasma demasiado, hace tonterías o de repente se pone triste? De ser así, es posible que esa persona esté atravesando un episodio de trastorno bipolar.
Claudia es una joven mamá que sufre de trastorno bipolar. Asegura que hasta que entró a la universidad, no comprendía por qué, de pronto y sin mayor explicación, se ponía muy triste al extremo de llegar al llanto o se dormía en el aula, incluso cuando estaba dando exámenes. Tuvo que dejar sus estudios, aunque no fue la mejor solución, reflexiona.
Comenta que su situación de salud cambió radicalmente luego que, aconsejada por unos amigos, decidió visitar al médico, quien la derivó con un psiquiatra. El especialista le diagnosticó trastorno bipolar y le inició un tratamiento con fármacos, que hasta ahora toma. Solo hizo pausa durante el embarazo a fin de evitar afectaciones a la criatura que llevaba en su vientre.
Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica el trastorno bipolar. Es una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por la transición de episodios maníacos y depresivos de forma constante.
“Antes se lo denominaba como psicosis maníaco depresiva, pero en la actualidad, al verificarse que con un adecuado tratamiento se puede dar estabilidad y funcionalidad a las personas que la padecen, la academia decidió denominarlo trastorno”, puntualiza.
El trastorno bipolar afecta a algunos niños y adolescentes y no es exclusiva de los adultos. Sin embargo, en ningún momento compromete la capacidad intelectual de las personas que lo padecen.
Según la académica, un periodo depresivo mayor se caracteriza por un sentimiento de inutilidad fuerte, sensación de tristeza, abatimiento, agotamiento, cansancio, hipersomnia o falta de sentido a la vida. En episodios de depresión mayor incluso se han visto casos de intento de suicidio.
En cambio, los episodios maníacos se refieren a estados de excitación o euforia, conductas a veces muy desinhibidas, gritar, exponerse a situaciones peligrosas o actuar de forma muy dramática.
El trastorno bipolar afecta en el rendimiento educativo
Los episodios bipolares afectan los procesos cognitivos de las personas sobre todo en lo relacionado a la memoria, la concentración o la atención. Alteran, en el caso de los estudiantes, su normal desarrollo educativo.
Sandra Vargas, docente de la carrera de Psicología de Unifranz, asegura que “dependiendo de la gravedad del estado o del episodio en el cual se encuentra el estudiante, su capacidad de concentración va a estar muy disminuida y eso va a traer consecuencias en cuanto a su rendimiento académico, pero no así a su capacidad intelectual”.
Es decir, una persona que atraviesa estos episodios no estaría en las mismas condiciones emocionales y anímicas para rendir como los demás. Por ejemplo, se sentiría ciertas limitaciones para mantener atención al avance de la materia, responder a las tareas académicas o cumplir con los plazos para la presentación de trabajos prácticos.
“El cambio de estados anímicos da cuenta, pues, que el estudiante puede estar atravesando episodios muy depresivos o eufóricos. Esta falta de regulación o alteración de la normalidad afecta su proceso cognitivo y, obviamente, no podrá tener el mismo rendimiento, pero no porque no tenga la capacidad o habilidad intelectual”, puntualiza la experta.
¿Cómo ayudar a las personas que sufren este trastorno? Mediante un diagnóstico y diferenciar lo que es un simple cambio de humor, que de repente lo tenemos todos, del trastorno como tal. En este caso, necesita tratamiento de manera inmediata para lograr que esa persona pueda realizar las actividades de su vida cotidiana con normalidad.
«El trastorno bipolar no sólo va a afectar los procesos de aprendizaje del paciente, sino también sus actividades sociales y cotidianas, de ahí que es importante trabajar en la identificación o diagnóstico del problema y luego en el tratamiento o medicación para controlarlo, pero siempre bajo la mirada de los especialistas”, agrega Vargas.
En el ámbito educativo, permitirá a los docentes realizar ajustes para ayudar al estudiante en su proceso de aprendizaje, por ejemplo, en la cantidad de actividades o en el plazo para las tareas que le dé, de tal manera que ese estudiante pueda responder a lo que se le está exigiendo.
Finalmente, la directora de Psicología de Unifranz asevera que si el paciente con trastorno bipolar recibe una medicación adecuada y un acompañamiento permanente por parte del especialista, su desarrollo será favorable y podrá desenvolverse en las áreas en las que está inmerso sea laboral, educativo o social, sin ninguna dificultad.