La medicina, una disciplina en constante evolución, enfrenta hoy en día desafíos sin precedentes. Las pandemias globales, el aumento de enfermedades crónicas y la aparición de nuevas patologías se vuelven escenarios que resaltan cada vez más la necesidad de profesionales en salud altamente capacitados y con un enfoque innovador. En respuesta a esta realidad, la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asume un rol activo en la transformación de la educación médica en Bolivia, formando a sus estudiantes con una metodología práctica centrada en el aprendizaje activo desde el inicio de la carrera.
Según datos del Banco Mundial, Bolivia tiene 1,6 médicos por cada 1.000 habitantes, un dato que contrasta con la realidad de países vecinos como Argentina, que tiene 4 médicos; Paraguay, que reporta 3,2; Chile, con 2,8; y Perú y Brasil, con 2,1. Estas cifras refuerzan la urgencia de formar profesionales con una mirada integral de la medicina y con una formación práctica que los ayude a afirmar la relación médico – paciente.
Metodología transformadora
En compás con el contexto, en Unifranz, la carrera de Medicina adoptó un enfoque transformador centrado en el estudiante y basado en el principio de «aprender haciendo», que permite la formación de profesionales altamente capacitados y preparados para enfrentar los desafíos de la salud en un mundo en constante evolución.
«Nuestra metodología transformadora se basa en Tipologías de Experiencias de Aprendizaje (TEAs) diseñadas semanalmente, con las que el estudiante es el centro del proceso educativo», explica Marco Balboa, director de la carrera de Medicina en Unifranz El Alto.
Esta metodología no solo promueve la reflexión crítica sobre la utilidad del aprendizaje en la vida profesional, sino que también integra actividades prácticas y la resolución de situaciones clínicas reales. A lo largo de toda su formación, los estudiantes en Unifranz enfrentan casos clínicos que fortalecen su pensamiento crítico y les permiten comprender el origen de los problemas de salud.
Los futuros médicos identifican desafíos de salud que se desarrollan a lo largo de dos años y medio en proyectos de extensión e intervención, concluyendo en investigaciones que se publican en revistas científicas. Esta formación no solo los prepara para enfrentar los retos actuales, sino que genera insumos que son presentados a las autoridades de salud para que sean considerados en la toma de decisiones en cuanto a políticas públicas de salud. “Esta experiencia distingue a nuestros estudiantes de Medicina y es reconocida por los docentes asistenciales de las prácticas hospitalarias”, afirma Balboa.
El galeno destaca que, a partir del primer semestre, los estudiantes acuden a establecimientos de salud no para atender pacientes directamente, sino para trabajar con el personal médico en la revisión de datos epidemiológicos (información de eventos de salud y de sus determinantes). Esto fortalece el perfil epidemiológico de los establecimientos y permite a los estudiantes identificar problemáticas de salud. En semestres posteriores, estos problemas se abordan en trabajos de extensión y de intervención que buscan influir positivamente en la salud pública de la comunidad en base al problema identificado.
El desarrollo de habilidades blandas y valores éticos también es una prioridad en la formación médica de Unifranz. A través de actividades grupales semanales, los estudiantes practican la resolución de casos clínicos, rotando roles de liderazgo y siendo evaluados no solo por la solución del caso, sino también por su capacidad de comunicación efectiva, empatía y creatividad. Además, se promueve el bienestar emocional a través de un espacio semanal a cargo de un psicólogo que trabaja en fortalecer estas habilidades», añade Balboa.
Este enfoque integral asegura que los estudiantes no solo adquieran conocimientos teóricos, sino que también desarrollen la capacidad de abordar de manera práctica los desafíos de salud que enfrentarán en su carrera profesional.
Infraestructura y tecnología para aprender haciendo
Unifranz también incorpora infraestructura y tecnología avanzada en su plan de estudios, equipando a los estudiantes con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
La carrera cuenta con laboratorios específicos para cada actividad del plan de estudios, un museo y una osteoteca (espacio de conservación y agrupación de material óseo humano, que permite realizar estudios tanto a nivel anatómico como antropológico) para fortalecer la enseñanza, y aulas dinámicas que facilitan la aplicación de metodologías activas de aprendizaje.
Cada espacio está dotado de los recursos necesarios para la práctica médica, incluyendo simuladores avanzados (pediátricos, de trauma, obstétricos), herramientas digitales como la mesa digital de disección, lentes de realidad virtual que cuentan con programas actualizados y diversos equipos como electrocardiógrafo, monitor multiparamétrico, espirómetros y equipos para realizar diversas pruebas de diagnóstico. Todo esto permite a los estudiantes aprender a través de la práctica activa.
“Estas tecnologías no solo permiten un aprendizaje más interactivo, sino que también fomentan el autoaprendizaje, preparando a los estudiantes para un entorno profesional que exige competencias digitales avanzadas”, agrega el especialista.
La suma de tecnología, infraestructura especializada y un enfoque pedagógico que integra teoría y práctica desde el primer día, posiciona a Unifranz como una institución comprometida con la formación de médicos preparados para enfrentar los retos de salud del mundo globalizado.