¿Qué puede contener una hoja? Las respuestas de los jóvenes van desde dibujos hasta textos, pero ninguno de ellos se animó a salir de los márgenes hasta que se dieron cuenta que podían hacerlo. Con este ejercicio arrancó el taller de Simbiocreación donde los estudiantes conocen una nueva metodología para analizar, reflexionar y co-crear.
“De inicio rompemos el paradigma de los límites porque estamos acostumbrados a decir qué puede o no contener, en este caso, una hoja. Los jóvenes, al principio, se enmarcan en los límites del papel; pero si vemos más allá de las propias características materiales del objeto lograron ver un panorama más amplio, justamente rompiendo esos márgenes con una infinidad de posibilidades”, afirma Henry Sánchez, líder en metodologías de aprendizaje interactivo-digital y creador educativo en el Fab Lab Perú y speaker en el Futures Week..
La simbiocreación es la rama que permite integrar ideas y capacidades de forma colaborativa, para desarrollar soluciones innovadoras mediante el uso de herramientas tecnológicas avanzadas. Este concepto fue la base para impartir el taller de tres días en la universidad Franz Tamayo, Unifranz, donde los jóvenes de colegios y universidades tienen la oportunidad de dar soluciones a los problemas que enfrenta el país en temas como el medio ambiente, trabajo, ciudades, educación y salud.
“Estamos acostumbrados a que nos digan qué podemos o no hacer. Crecemos con esos límites y pensamos que no podemos salir de ellos”, afirmó Sánchez.
¿Trabajo colaborativo?
Normalmente estamos acostumbrados a competir, a que gane el mejor proyecto o la mejor idea. En la simbiocreación, se busca que los participantes descubran su propósito personal que les permitan bosquejar lo que realmente les apasiona. “Hallar su propósito y de qué forma quieren impactar en el mundo es la energía necesaria para que se apalanquen diversos proyectos que tienen en mente”, puntualizó.
El siguiente paso consiste en convertir ese proyecto en un propósito. Es decir, transitar del “qué” al “cómo” se va a realizar y que tenga un impacto en el mundo. “En el transcurso de las primeras sesiones, los participantes interactúan de manera individual, grupal, en parejas, interactuando en equipo para romper el paradigma de pensar en uno mismo, sino ayudar a potenciar las ideas de sus compañeros”, afirmó.
¿Vencidas?
Esta dinámica permite a los jóvenes reunirse por parejas, se les pide jugar a “vencidas” y ganan aquellos que hagan el mayor número. Juntan sus manos, comienzan a hacer fuerza y competir entre ellos, pero uno o dos equipos muestran cómo debe realizarse el ejercicio colaborando entre ambos, sin hacer presión ni intentar competir entre ambos.
El 80% de los participantes hacen presión y compiten entre ellos; eso significa que interpretan de distinta forma la instrucción. Otros, que hicieron bien el ejercicio, se dan cuenta que el resto no practicaba lo mismo, cambian de actitud y se adecuaron al resto. Este ejercicio busca que trabajen de forma conjunta, a trabajar en equipo y no competir entre ellos.
“Tenemos cinco ejes y los estudiantes se enfocan en resolver cada uno de ellos. Proponen múltiples ideas, por ejemplo, para una educación de calidad se alinean a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para elaborar una propuesta que genere un impacto real. En un siguiente nivel se busca prototipar el proyecto usando diferentes herramientas como impresoras 3D, cortadoras láser u otros equipos”. La metodología fue elaborada para que, en base a dinámicas y trabajos grupales se rompan los paradigmas con los que crecieron los jóvenes.
Mayra Ascencio, especialista en fabricación digital en el área de Innovación educativa en Fab Lab Lima (Perú) aseguró que el siguiente paso es la simbiocreación y salga un proyecto por cada uno de los cinco ejes.
“Lo importante de las dinámicas es llegar a convergencias antes que competencias, tener un máximo impacto y un producto viable. Todos esos conceptos que se trabajan en simbiocreación tienen sentido cuando lo aplicamos a las dinámicas; los capacitados tienen un cambio de chip para que al momento de proponer no se pongan muchos límites”, afirma.