Por Lily Zurita
“Romper el círculo”, una película adaptada de la novela “Volver a empezar, romper el círculo” de la escritora Colleen Hoover y que está rompiendo récords de taquilla, llega a la pantalla grande para reflexionar sobre una problemática recurrente en Bolivia y el mundo: el abuso y la violencia en las relaciones de pareja.
La película relata la historia de miles de mujeres como Lily, con una infancia complicada, que ha recorrido un camino largo para llegar hasta donde está y ve que su vida comienza a cambiar cuando se enamora profundamente de un hombre violento que le recuerda dinámicas tóxicas y dolorosas de su infancia que creía haber superado.
Y es que está en lo que la psicología denomina “círculo de violencia”, un fenómeno complejo que describe una serie de comportamientos abusivos que se repiten de manera cíclica en una relación. Para romper este círculo vicioso es necesario que las personas involucradas reconozcan que son víctimas de una dinámica abusiva o violenta que puede acabar con una relación idílica, asegura Liudmila Loayza, experta en psicología y directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La violencia comienza a manifestarse de manera sutil, a menudo a través de agresiones verbales como insultos o comentarios despectivos. Estos comportamientos pueden parecer inofensivos al principio, pero tienden a escalar en intensidad.
“La agresión verbal puede progresar a la violencia física y psicológica, alcanzando un punto culminante de abuso. Tras este pico de violencia, el ciclo vuelve a una fase de calma. En este punto, las partes involucradas pueden expresar arrepentimiento, pedir perdón y prometer cambios, lo que a menudo les hace creer que el problema se ha solucionado. Sin embargo, sin una intervención adecuada, la tensión vuelve a acumularse, y el ciclo de violencia se reinicia”, puntualiza.
¿Cómo romper este círculo vicioso?
Loayza afirma que el primer paso consiste en que las personas involucradas reconozcan que son víctimas de una relación abusiva para buscar ayuda ya que, a veces, las víctimas no se dan cuenta de que están inmersas en un ciclo de abuso, por lo que es importante educar para que las personas puedan identificar señales de alerta y tomar medidas para salir de la relación violenta.
“Existen numerosas organizaciones y recursos estatales que ofrecen apoyo a las víctimas de violencia, desde la intervención psicológica hasta mecanismos legales para denunciar y detener a los agresores. Las leyes están diseñadas para proteger a las víctimas y sancionar a los agresores, pero es necesario que la víctima dé el primer paso hacia la búsqueda de ayuda”, señala la académica.
La violencia es una conducta aprendida que, también, puede ser desaprendida. Si una persona crece en un entorno violento, es probable que busque inconscientemente relaciones similares en el futuro. Sin embargo, con el apoyo adecuado y el autoconocimiento, es posible romper este ciclo y construir relaciones más saludables y respetuosas.
El autoconocimiento, según la profesional psicóloga, juega un papel clave en la prevención y solución de estas situaciones. Ser conscientes de que se está participando en un círculo de violencia, ya sea como víctima o como agresor, es el primer paso para romper con este patrón.
La intervención psicológica puede ayudar a las personas a desarrollar estrategias de afrontamiento y a poner fin a conductas disfuncionales. En el caso de un trastorno de personalidad dependiente, la intervención profesional es aún más crucial para evitar la dependencia emocional que puede perpetuar la violencia.
En su primera semana en cartelera, la película recaudó más de 100 millones de dólares en todo el mundo. Curiosamente, la mayoría del público asistente es femenino.
La violencia no es exclusiva de un género; puede afectar a cualquier persona y cambiar con el tiempo. Todos tenemos la capacidad de cambiar y mejorar, pero primero debemos aceptar que existe un problema que requiere intervención.
“Muchas personas sienten temor de acudir a un psicólogo por miedo a lo que puedan descubrir, pero la exploración del autoconocimiento puede revelar habilidades y capacidades que no sabían que poseían. Es fundamental desmitificar la idea de que la psicología es solo para ‘personas locas’ y entender que se trata de una herramienta poderosa para el crecimiento personal y la resolución de problemas”, reflexiona Loayza.
Amor no implica dependencia
Finalmente, es crucial diferenciar entre amor y dependencia emocional. El amor es una conducta que refleja madurez y respeto mutuo, mientras que la dependencia emocional es un trastorno que puede llevar a la persona a soportar situaciones abusivas por miedo a estar sola.
Esta confusión entre amor y dependencia puede perpetuar ciclos de violencia a lo largo de la vida de una persona.
“El amor empieza por uno, o sea, uno se ama primero y en la medida que uno se ama y se siente amado, puede amar al otro, pero en un marco de respeto y tolerancia”, indica la académica.
Loayza señala que esta dependencia emocional se da cuando una persona necesita de la segunda persona para vivir, o sea, se siente incapaz de vivir solo o de manera autónoma porque siente que se va a morir si no está con esa persona”.