¿Por qué debemos cuidar nuestros riñones?

By Lily Zurita Zelada

Los riñones son órganos esenciales para la vida. Funcionan como filtros naturales del cuerpo, eliminando toxinas y desechos a través de la orina, regulando el equilibrio de agua y minerales, y desempeñando un papel clave en la presión arterial y la producción de glóbulos rojos. Sin embargo, a menudo se les presta atención cuando ya presentan problemas. 

“Si los riñones no funcionan bien, las toxinas se acumulan en el cuerpo, y eso puede ser muy peligroso. Por eso es tan importante cuidarlos”, enfatiza Sinaí Claros Rocabado, profesional médico y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Este jueves (segundo del mes de marzo) se conmemora el Día Mundial del Riñón con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de este órgano y sus funciones, y prevenir las enfermedades renales que afectan a la población.

Para Javier Callpa, médico de la Unidad de Nefrología, Diálisis y Trasplante Renal del Hospital de Clínicas (La Paz), los riñones son dos órganos esenciales para el funcionamiento del organismo porque “filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, formando la orina, que luego es eliminada del cuerpo. También controlan la cantidad de agua y electrolitos (como sodio, potasio y calcio), ayudando a mantener el equilibrio y la presión arterial”.

Adicionalmente, filtran productos metabólicos, como la urea (residuo de la descomposición de proteínas) y creatinina (producto de la actividad muscular) y producen eritropoyetina (que estimula la producción de glóbulos rojos) y renina (que regula la presión arterial).

Según datos de World Kidney Day, una organización internacional sin fines de lucro, el 10% de la población mundial -alrededor de 850 millones de personas- padece enfermedad renal crónica (ERC) debido a diversas causas. Si no se trata a tiempo, esta condición podría ser mortal.

Se estima que la ERC provoca al menos 2,4 millones de muertes anuales, mientras que la lesión renal aguda, un factor clave en el desarrollo de la enfermedad renal crónica, afecta a más de 13 millones de personas en el mundo.

En Bolivia, más de 5.400 pacientes reciben tratamiento de hemodiálisis y diálisis en el sistema de salud público, privado y de la seguridad social; demandando una inversión mensual aproximada de Bs 9.000 por persona.  

“Al ritmo que vamos y si no tenemos acciones de prevención, en 2040 será la tercera causa de muerte a nivel mundial”, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el incremento de decesos de pacientes con enfermedades renales.

La prevención comienza con el conocimiento

Las enfermedades renales pueden pasar desapercibidas en sus primeras etapas. La hipertensión arterial y la diabetes son sus principales desencadenantes, pero también pueden originarse por infecciones, enfermedades autoinmunes o cálculos renales. 

“Muchas enfermedades renales son silenciosas en sus primeras etapas. Realizar chequeos regulares, especialmente si tienes factores de riesgo, puede ayudar a detectar problemas a tiempo”, advierte Claros.

Cuidar los riñones implica adoptar un estilo de vida saludable. Las recomendaciones incluyen:

  • Hidratación adecuada: se recomienda beber entre 1.5 y 2 litros de agua al día, según el nivel de actividad física y el clima.
  • Alimentación equilibrada: se debe evitar el exceso de sal, azúcares y grasas saturadas. Incluir frutas, verduras y granos integrales.
  • Control de la presión arterial y los niveles de azúcar: la hipertensión y la diabetes pueden provocar insuficiencia renal crónica.
  • Ejercicio regular: se debe mantener un peso saludable y mejora la circulación sanguínea.
  • Evitar el abuso de fármacos: algunos antiinflamatorios pueden ser perjudiciales para los riñones si se consumen en exceso.
  • Chequeos periódicos: especialmente en personas con antecedentes familiares de enfermedades renales.

Enfermedad renal: una condición crónica pero manejable

Una vez diagnosticada una enfermedad renal, el tratamiento depende de su gravedad. En etapas tempranas, cambios en la dieta y la medicación pueden ralentizar el deterioro de la función renal. Sin embargo, en etapas avanzadas, los pacientes pueden requerir diálisis o trasplante de riñón.

“En etapas iniciales, la calidad de vida puede ser buena si se siguen las recomendaciones médicas”, explica Claros. “Pero en etapas avanzadas, la diálisis puede ser agotadora y limitante. Un trasplante renal puede mejorar significativamente la calidad de vida”.

No ignorar los síntomas

Los primeros signos de una enfermedad renal pueden ser sutiles, pero su detección temprana marca la diferencia entre un tratamiento oportuno y una condición irreversible. Algunos de los síntomas incluyen:

  • Cambios en la micción: orina espumosa, oscura o con sangre.
  • Hinchazón en piernas, pies o rostro.
  • Fatiga extrema y débil rendimiento físico.

“Si experimentas alguno de estos signos, consulta a un médico inmediatamente”, recalca Claros. “No ignores los síntomas, porque la detección temprana puede salvar tu vida”.

La educación como herramienta de prevención

La clave para reducir la incidencia de enfermedades renales está en la educación y concienciación de la población. 

“Conocer cómo funcionan tus riñones y cómo cuidarlos es fundamental para mantener una buena salud a largo plazo”, subraya Claros.

En este sentido, es importante que la información sobre la salud renal llegue a todos los sectores de la población, promoviendo hábitos saludables desde la infancia. Programas de prevención, campañas de concienciación y el acceso a chequeos médicos periódicos pueden marcar la diferencia en la reducción de casos de insuficiencia renal crónica.

Prevenir es mucho más fácil y efectivo que tratar una enfermedad avanzada. Educar y no ignorar los síntomas es la clave para evitar complicaciones y garantizar una mejor calidad de vida. 

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