Medicina basada en valor: transformar la experiencia del paciente desde el sistema de salud
Los sistemas de salud a nivel global enfrentan desafíos crecientes, donde la medicina basada en valor surge como una alternativa transformadora. Su enfoque no solo busca mejorar los resultados clínicos, sino también garantizar una experiencia digna y humanizada para el paciente, optimizando los procesos desde el primer contacto hasta la recuperación.
“La medicina basada en valor nos exige repensar el sistema desde su raíz. Ya no basta con tratar síntomas; debemos ofrecer una experiencia integral que acompañe al paciente en cada etapa del proceso de atención”, afirma Jimmy Venegas, decano académico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Expertos nacionales e internacionales abordaron esta problemática en el IV Congreso Internacional en Salud: Innovación y Sostenibilidad organizado por Unifranz con el objetivo de fortalecer la capacidad de análisis y acción de los actuales y futuros profesionales de la salud, conectándolos con los avances tecnológicos y los retos de sostenibilidad; además de fomentar el pensamiento crítico y la innovación aplicada.
¿Qué es la medicina basada en valor?
A diferencia del modelo tradicional que se enfoca exclusivamente en la enfermedad, la medicina basada en valor coloca al paciente en el centro de todo el sistema. Esto implica diseñar espacios más acogedores, reducir la burocracia médica, fomentar la comunicación clara entre profesionales de salud y usuarios, e incorporar tecnologías que permitan un acompañamiento más eficiente.
“Debemos pensar que hay procesos que tienen que estar enfocados y centrados en el paciente. Si tengo que madrugar a las cuatro de la mañana para tomar una ficha médica, esperar horas y luego no recibir la información adecuada sobre qué hacer con mis estudios, entonces esa experiencia necesita ser urgentemente transformada”, asegura Venegas.
Este modelo pone especial atención en aspectos como:
- Acceso ágil y equitativo a servicios médicos.
- Optimización del tiempo y recursos.
- Humanización de los espacios hospitalarios.
- Participación activa del paciente y su familia en las decisiones médicas.
- Uso de tecnologías para mejorar diagnósticos y tratamientos.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), es imperativo considerar cuidadosamente la calidad de la atención y los servicios que se brindan desde los sistemas de salud. La atención sanitaria de calidad se puede definir de muchas maneras, pero hay un creciente reconocimiento de que los servicios de salud de calidad deben ser eficaces, seguros y centrados en las personas, oportunos, equitativos, integrados y eficientes.
La experiencia del paciente como núcleo de la atención médica
Una de las premisas fundamentales de la medicina basada en valor es que la atención no debe terminar cuando el médico prescribe un tratamiento. La vivencia completa del paciente, desde que decide acudir a un centro de salud hasta que finaliza su proceso de recuperación, debe estar cuidadosamente diseñada para que sea lo menos estresante posible.
“La gran labor que realizan todos los médicos en los hospitales y también el personal administrativo se ve manchada por cosas que podríamos optimizar si tenemos un enfoque centrado en el paciente. Y para ello, es clave que participen todos: autoridades, reguladores, tecnólogos y profesionales de salud”, sostiene el académico.
Según estudios internacionales, este enfoque ha demostrado mejorar los resultados clínicos, aumentar la satisfacción de los usuarios y reducir costos innecesarios en el sistema. La clave, sin embargo, radica en generar voluntad de cambio y espacios donde los actores involucrados puedan dialogar y construir soluciones conjuntas.
El rol de cada actor en el ecosistema de salud
La implementación de la medicina basada en valor no puede depender de un solo actor. Implica un compromiso multisectorial que involucra a hospitales, universidades, ministerios de salud, aseguradoras, empresas de tecnología y por supuesto, a los propios pacientes.
“Desde el médico hasta la persona que entrega una ficha o la farmacéutica que dispensa un medicamento, todos estamos involucrados en la experiencia del paciente. Si cada uno aporta desde su lugar, podemos construir un sistema más empático, humano y eficiente”, destaca el decano.
Además de reducir el estrés y la frustración de quienes buscan atención médica, un sistema de salud centrado en el valor puede ser más sostenible a largo plazo, ya que previene enfermedades, reduce complicaciones y evita repeticiones innecesarias de estudios o tratamientos.
Una nueva generación de médicos con enfoque humanista
En ese contexto, Unifranz ha rediseñado sus programas formativos en salud, apostando por un médico del futuro que no solo domina el conocimiento clínico, sino que también comprende la importancia de la empatía, la comunicación efectiva y el trabajo colaborativo.
“Tenemos que enseñar al médico a cómo ser médico. No solo desde la técnica, sino desde la capacidad de entender al otro, de saber acompañar, de usar herramientas tecnológicas sin perder la humanidad”, puntualiza Venegas.
A través de simulaciones clínicas, trabajo interdisciplinario, aprendizaje por retos y contacto temprano con comunidades, los estudiantes de salud están siendo preparados para asumir este nuevo paradigma con compromiso ético y vocación de servicio.
Los desafíos del sistema de salud en Bolivia y el mundo no pueden ser enfrentados con recetas del pasado. Es urgente transitar hacia una medicina más inteligente, sensible y orientada a resultados reales. En este camino, la medicina basada en valor se convierte en una brújula para orientar las decisiones, reformas y prioridades de todo el ecosistema sanitario.
“Estamos en un momento clave para repensar cómo queremos que sea el futuro de la salud en Bolivia. Y ese futuro debe estar centrado en el valor, no solo económico o clínico, sino en el valor humano de cuidar al otro con calidad, respeto y compromiso”, concluye Venegas.