Los estilos de aprendizaje que transforman la educación de la Generación Z

Curiosos, digitales y prácticos. Así son los jóvenes de la generación Z, esta generación nacida entre mediados de los años 90 y principios de los 2010, crecieron conectados a internet, con pantallas al alcance de la mano y un flujo constante de información. Esta generación aprende diferente, piensan diferente y esperan mucho más de los espacios educativos que las generaciones anteriores. Por eso, entender cómo aprenden mejor es hoy un desafío urgente para docentes e instituciones.
Mario Ariel Quispe, Jefe de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, destaca que: “El estilo de aprendizaje tiene un papel importante en los jóvenes, debido a que ellos son influidos por su entorno social y cultural, sobre el primer aspecto, el aprendizaje entre y con pares es importante porque se fortalece la aprehensión no sólo de conocimientos nuevos sino también de habilidades sociales y trabajo en equipo”, sostiene el académico.
Un estudio realizado por Pearson, denominado: » Beyond Millennials: The Next Generation of Learners», revela que la Generación Z prefiere aprender de manera autodirigida, es decir, tomando el control de su propio aprendizaje. Además, valoran mucho que el aprendizaje sea interactivo y visual. Según este informe, el 59% de los jóvenes de esta generación prefieren usar videos de YouTube o plataformas similares para aprender, y un 71% busca experiencias educativas que se adapten a sus necesidades y gustos personales.
Es así que esta generación Z aprende mejor con estilos interactivos, colaborativos, visuales y tecnológicos. Prefieren el aprendizaje activo (hacer y debatir) en lugar del pasivo, la información concisa y práctica (tutoriales, videos cortos) y la autonomía en su proceso educativo. Buscan experiencias relevantes y conectadas con la vida real, y se adaptan a modelos como el de la clase invertida.
Este grupo necesitan interacción, estímulo visual y propósito. Se aburren con clases largas y expositivas, y prefieren contenidos breves, dinámicos y visuales que les permitan conectar la teoría con la práctica.
“Ellos (la generación Z) ya entienden muy bien cuáles son las plataformas en las cuales pueden tener un mayor contenido que esté de acuerdo a su visión y a su estilo de vida”, destaca Cesar Salamanca, docente de la carrera de Publicidad y Marketing en Unifranz.
Para ellos, aprender no ocurre solo en las aulas, sucede en plataformas digitales, tutoriales, redes sociales educativas y comunidades virtuales. La tecnología es su entorno natural y, bien utilizada, puede convertirse en una aliada poderosa para potenciar la enseñanza.
Estilos de aprendizaje
El microaprendizaje, basado en contenidos cortos y enfocados, es uno de los métodos más eficaces para mantener su atención. Videos de pocos minutos, cápsulas interactivas o ejercicios breves permiten reforzar conocimientos sin saturar.
Del mismo modo, el aprendizaje híbrido —que combina clases presenciales con recursos digitales— ofrece la flexibilidad que tanto valoran. Estos jóvenes también buscan autonomía: quieren tener cierto control sobre lo que aprenden, cómo lo hacen y a qué ritmo. Por eso, los modelos personalizados, que les permiten elegir proyectos o enfoques según sus intereses, resultan especialmente motivadores.
Aprender haciendo y colaborando es fundamental para ellos. Los proyectos reales, las simulaciones, el trabajo en equipo y la resolución de problemas los ayudan a conectar el conocimiento con el mundo que los rodea. No se conforman con memorizar; necesitan comprender para crear y transformar.
En este proceso, el trabajo colaborativo cumple un rol clave, ya que promueve habilidades blandas como la comunicación, la empatía y el liderazgo, además de reforzar el sentido de comunidad y la creatividad.
Acostumbrados a la inmediatez digital, los jóvenes de la generación Z esperan retroalimentación constante. Les interesa saber qué están haciendo bien y qué pueden mejorar de forma inmediata. Herramientas como cuestionarios interactivos, plataformas de autoevaluación o comentarios en tiempo real se adaptan perfectamente a esta necesidad y ayudan a mantenerlos comprometidos.
Enseñar a esta generación implica reinventar los métodos tradicionales. El reto no es competir con la tecnología, sino integrarla de forma creativa y significativa. Las clases magistrales pueden convivir con recursos digitales, podcasts, videos o experiencias inmersivas.
La clave está en mantener la atención sin perder la profundidad, en convertir la información en experiencias de aprendizaje y en reconocer que el rol del docente ha cambiado: hoy el profesor es un guía, un facilitador del proceso.
Comprender cómo aprende la generación Z es abrir la puerta a una educación más flexible, inclusiva y humana. Son jóvenes que buscan propósito, conexión y autenticidad. Aprenden mejor cuando sienten que lo que estudian tiene un impacto real y cuando pueden expresarse a través de medios diversos: texto, imagen, sonido o video.