El ritmo acelerado, la falta de sueño, la recarga laboral o las labores domésticas son factores que en este tiempo generan estrés a millones de personas en el mundo y los mantiene en una especie de eterno cansancio y con pocas energías a lo largo del día. Con frecuencia se escucha que los colaboradores llegan a su fuente de trabajo agotados por el ajetreo de las primeras horas de la mañana.
Tomar una siesta reparadora después del almuerzo, según algunos expertos, tiene beneficios no solo en el incremento de la productividad, sino también en la salud en general.
Hasta la pandemia, muchas personas cumplían una especie de rito después del almuerzo, con una siesta de 10 a 15 minutos en sus domicilios que les devolvía vitalidad para cumplir la segunda parte de su jornada laboral. El horario discontinuo de trabajo facilitaba ese descanso. Hoy la situación ha cambiado debido al horario continuo en empresas y organizaciones.
Al dormir, aunque sea solo por 10 minutos, le permitimos al cuerpo no solo su descanso, sino también su restauración y renovación, ayudando al sistema inmune a funcionar mejor, optimizando su sentido de alerta durante el día. Sin embargo, a veces no es posible tener un descanso óptimo en la noche, por lo que la solución para elevar los niveles de bienestar podría ser una renovadora siesta.
Hay ciertos estudios en Estados Unidos, Japón, Corea y otros países europeos que indican que, el hecho de que una persona haga una siesta mejora la productividad y la seguridad en el trabajo o disminuye la tasa de accidentes laborales. Por ejemplo, hace algunos años, en Chile se propuso un proyecto de ley para que la siesta sea un derecho para los trabajadores y una obligación para los empleadores.
En ese marco, Tatiana Montoya, docente en la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indicó que hay estudios concluyentes que dan cuenta que las personas tienden a bajar el estado de alerta y también la productividad entre las 13:00 y las 15:00 y que por eso se recomienda hacer una siesta en ese lapso de tiempo. En contrapartida, otros expertos indican que realizar una siesta, hacer ejercicio muy tarde y otros comportamientos podrían producir insomnio a las personas.
“Generalmente, después del almuerzo, se recomienda este descanso reparador pequeño, que debería durar entre 10 y 20 minutos. El hacer la siesta permite aumentar nuevamente o volver a un estado de alerta y de atención y también de mejorar los estados de ánimo”, dijo la psicóloga.
Para Montoya, si bien se ha demostrado que las siestas mejoran la productividad, es importante entender la particularidad de los hábitos de cada persona; no solamente respecto al sueño, sino también en relación a los sueños estables, alimentación, ejercicio, horarios de trabajo o tiempo de ocio, que pueden variar de una a otra persona.
“Sería importante tomar en cuenta el ritmo de vida de la persona, sus horarios y todos los hábitos que puede tener en relación a que esta siesta puede ser positiva o negativa para su salud y calidad de vida”, puntualizó Montoya.
¿La siesta mejora la capacidad de aprendizaje?
Cada persona debería tener como un autoconocimiento de la necesidad que tiene de realizar una siesta. La necesidad o decisión de realizar una buena siesta tiene que ver con las actividades, los comportamientos y los hábitos de cada persona.
“En general, los estudios nos dicen que sí, siempre y cuando las características de un diagnóstico en relación a esta posibilidad sean lo más detalladas y profundas que se puedan. Entonces es importante agregarle cierta particularidad a cada persona para realizar o no una siesta”, dijo la académica.
El estado de alerta mejora después de darle un poco de descanso al cerebro, al cuerpo y a los niveles de atención; por ende, podría ayudar a la capacidad de aprendizaje y a mejorar el tiempo, los niveles de atención y los niveles de alerta.
Las particularidades de vida y las experiencias de cada persona, la edad, hábitos, comportamientos o trastornos determinarán hará positiva o negativa el hábito de una buena siesta.
“Habría que tomar en cuenta todos estos aspectos a la hora de aconsejar este tipo de hábitos que también pueden generar y mejorar la calidad de vida y la salud de cada persona”, finalizó Montoya.