Por Jorge López
La tecnología transformó nuestras vidas de maneras inimaginables en las últimas dos de décadas. Desde la forma en que trabajamos y nos comunicamos hasta cómo entretenemos y educamos a nuestros hijos, la omnipresencia de la tecnología es innegable. Sin embargo, esta revolución digital tiene un costo, la salud mental.
“El uso excesivo de la tecnología puede tener varios efectos negativos en la salud mental. Los más comunes son la ansiedad y el estrés, ya que la constante conectividad y la sobrecarga de información pueden aumentar estos niveles”, explica Paola Hoyos, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El acceso constante a la tecnología creó una cultura de disponibilidad continua. Las notificaciones incesantes de correos electrónicos, mensajes y redes sociales pueden generar una sensación de urgencia y estrés. Según un estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología (APA), el 40% de los adultos se sienten abrumados por el uso permanente de sus dispositivos.
“El uso de dispositivos digitales aumentó exponencialmente, afectando tanto positivamente como negativamente nuestra salud mental”, sostiene la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Adicción a la tecnología y redes sociales
Las redes sociales, aunque conectan a personas de todo el mundo, también tienen un lado sombrío. La comparación constante con los demás, exacerbada por las imágenes cuidadosamente seleccionadas y editadas que vemos en plataformas como Instagram y Facebook, puede afectar negativamente la autoestima y la percepción de uno mismo.
“Las redes sociales influyen en la autoestima y el bienestar emocional de varias maneras. La comparación social es una de las más significativas, ya que ver las vidas idealizadas de otros puede llevar a comparaciones negativas y sentimientos de insuficiencia”, añade la psicóloga consultada.
La ansiedad inducida por las redes sociales, a menudo, se atribuye a la comparación social y la presión de mantener una imagen perfecta. La APA señala que las imágenes y publicaciones idealizadas pueden llevar a la baja autoestima. Además, la constante necesidad de aprobación y los likes o “me gusta” pueden crear una dependencia emocional, exacerbando los síntomas de ansiedad.
La adicción a la tecnología es otro tema crítico que afecta nuestra salud mental. La adicción a los videojuegos, las redes sociales y el uso compulsivo de smartphones son fenómenos cada vez más comunes.
Según un informe de la Fundación Kaiser Family, los jóvenes pasan en promedio más de siete horas al día frente a pantallas, lo que puede conducir a problemas de sueño, irritabilidad y estrés.
“El impacto de la tecnología en la salud mental varía según los grupos de edad. En niños y adolescentes, la tecnología puede afectar su desarrollo emocional y social, haciéndolos más susceptibles al ciberacoso y la presión de las redes sociales”, explica Hoyos.
El estrés tecnológico se manifiesta en diversas formas, incluyendo el síndrome de Burnout digital. La OMS identificó el burnout digital como un factor que contribuye al estrés crónico y la fatiga mental. Este síndrome se caracteriza por una sensación de agotamiento y despersonalización causada por la sobreexposición a dispositivos digitales y la incapacidad de desconectar del trabajo o las redes sociales.
“Es el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se manejó con éxito, se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”, asegura la OMS.
El impacto de la tecnología en nuestra salud mental es complejo y multifacético. Mientras que nos proporciona herramientas poderosas para la conexión y el bienestar, también puede ser una fuente de estrés y ansiedad. Es esencial que aprendamos a gestionar nuestro uso de la tecnología de manera consciente.
El autocuidado digital también es importante. Esto incluye tomar descansos regulares de las pantallas, limitar el tiempo en redes sociales y priorizar actividades que promuevan el bienestar físico y mental.