IA y desarrollo humano: una oportunidad para transformar el futuro desde Bolivia

“La inteligencia artificial no debe reemplazar a las personas, sino ayudarnos a vivir mejor”

La inteligencia artificial (IA) se presenta como una de las fuerzas más influyentes del siglo XXI, capaz de transformar radicalmente nuestras sociedades. En Bolivia, este fenómeno plantea una doble oportunidad: impulsar el desarrollo humano o profundizar las brechas existentes. Esta fue una de las principales reflexiones del conversatorio “IA y desarrollo humano: caminos cruzados”, organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. El evento destacó que, para aprovechar el potencial de la IA, es urgente invertir en educación, infraestructura digital y políticas inclusivas centradas en las personas.

“La inteligencia artificial no debe reemplazar a las personas, sino ayudarnos a vivir mejor”, fue la conclusión de los panelistas y una de las ideas fuerza que resumió el espíritu del encuentro, donde se debatió sobre cómo esta tecnología puede ser una herramienta para construir sociedades más justas, inclusivas y sostenibles.

El conversatorio reunió a representantes de la academia, el sector público y organismos internacionales, como Francisco Javier Belmonte (AGETIC), Manuel Urquidi (Banco Interamericano de Desarrollo), Milenka Ocampo (PNUD) y Pedro Sáenz, vicerrector de Unifranz sede La Paz. A lo largo de la jornada se coincidió en que Bolivia necesita definir una hoja de ruta ética y participativa para la adopción de la IA, que contemple las particularidades del país y garantice que nadie quede atrás.

Los panelistas abordaron los desafíos de implementar IA en un país con desigualdades estructurales y limitada conectividad, y compartieron experiencias concretas sobre cómo esta tecnología puede mejorar la productividad, modernizar la educación y facilitar el acceso a servicios públicos.

Capacitación y productividad: el enfoque del BID

Desde el BID, Manuel Urquidi planteó que el principal reto para Bolivia no está en las tecnologías mismas, sino en la formación técnica de la población. Señaló que el país carece de un sistema nacional de capacitación laboral y que incluso pequeñas intervenciones tecnológicas pueden generar impactos significativos.

“No necesitamos habilidades más avanzadas. Necesitamos acceso equitativo a capacitación laboral, incluso para saber cuánto alimento darle a un pollito. Esas cosas simples pueden mover la frontera de la productividad en Bolivia”, explicó.

Urquidi destacó el enorme potencial de la IA para mejorar procesos productivos en microempresas, especialmente si se combina con formación técnica de corta duración y adaptada a las necesidades del mercado laboral local.

Gobernanza digital con enfoque humano

Francisco Javier Belmonte, director de AGETIC, puso sobre la mesa los avances del país en la construcción de una política pública digital centrada en las personas. Destacó la elaboración de una estrategia nacional de datos abiertos, el desarrollo de modelos sectoriales y un proyecto de ley de protección de datos personales.

“Todos los servicios públicos deben estar orientados al ciudadano. La inteligencia artificial tiene que ser una herramienta centrada en las personas, no generadora de nuevas brechas”, afirmó Belmonte.

También subrayó la importancia de que la IA se implemente desde una visión de derechos, con servicios inclusivos y accesibles, en especial para poblaciones tradicionalmente excluidas del entorno digital.

Educación para un futuro con IA

Desde la academia, Pedro Sáenz resaltó el papel clave de las universidades en la transformación digital del país. Mencionó que Unifranz ha apostado por la integración de la IA en el rediseño curricular, el impulso de microcredenciales y metodologías activas para preparar a los estudiantes frente a un mundo laboral en constante cambio.

“Tenemos que estar conscientes de que la IA es una herramienta que nos ayuda a sacar lo mejor de cada uno de nosotros, nos ayuda a mejorar nuestras habilidades y nuestras destrezas  y por lo tanto tenemos que verla como un apoyo a lo que hacemos”.

Sáenz también advirtió que las regulaciones actuales dificultan la innovación en educación superior, y llamó a flexibilizar normativas para facilitar la actualización de planes de estudio acorde al avance tecnológico.

Riesgo de exclusión y el llamado a la inclusión

Por parte del PNUD, Milenka Ocampo puso énfasis en la urgencia de garantizar que la revolución digital no deje a nadie atrás. Señaló que, sin inversión en infraestructura y alfabetización digital, la IA puede agudizar las brechas existentes entre zonas urbanas y rurales, o entre grupos privilegiados y vulnerables.

“No invertir en inteligencia artificial profundiza las brechas. Necesitamos acceso universal a internet, alfabetización digital y políticas públicas que garanticen que nadie se quede atrás”, remarcó.

Llamó a construir una IA para Bolivia desde sus propios territorios, incluyendo activamente a mujeres, pueblos indígenas, jóvenes y comunidades rurales en los procesos de diseño e implementación tecnológica.

Reflexiones finales y experiencias exitosas

Durante la sesión de preguntas, los panelistas dialogaron con el público sobre temas como el uso ético de la IA en la educación y el arte, la necesidad de enseñar pensamiento crítico en las aulas, y la brecha digital persistente en zonas alejadas. Se compartieron casos alentadores, como el de jóvenes bolivianos formados en robótica en comunidades rurales, que hoy compiten internacionalmente.

El conversatorio cerró con un mensaje unánime: la IA debe ser una herramienta al servicio del desarrollo humano. Su implementación requiere alianzas estratégicas, planificación con enfoque de derechos y una transformación profunda del sistema educativo. Solo así podrá convertirse en un motor de inclusión, innovación y bienestar para toda la sociedad boliviana.

Un llamado desde el informe de Desarrollo Humano

En el marco del evento, Fernando Aramayo, coordinador de Programas y Gestión Institucional del PNUD en Bolivia, presentó brevemente los hallazgos del Informe de Desarrollo Humano 2025. Aunque advirtió sobre el estancamiento del progreso global tras la pandemia y la creciente desigualdad digital, también ofreció una visión optimista: la IA puede ser una herramienta transformadora si se adapta a contextos locales y se utiliza para empoderar a las personas.

“Tenemos que desafiarnos a crear otra normalidad, una que utilice la inteligencia artificial para ejercer nuestra libertad y construir la vida que valoramos”, concluyó.

avatar do autor
Manuel Joao Filomeno Nuñez

Deixe um comentário

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *