La IA revoluciona la educación: la tecnología permite la creación de libros de texto personalizados

Midiendo el desempeño y generando ejercicios ajustados a las necesidades de los estudiantes, la inteligencia artificial (IA) está transformando la educación al permitir la creación de libros de texto personalizados. Corea del Sur, pionera en innovación educativa, ya implementa esta tecnología en sus aulas, demostrando cómo la IA puede optimizar el aprendizaje, reducir brechas y ofrecer contenidos dinámicos en tiempo real.
«En el mundo en constante evolución tecnológica, es clave adoptar herramientas que transformen la educación, fomentando la creatividad y la innovación», afirma Whara Solano Garvizu, docente y miembro de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Recientemente, Corea del Sur anunció la integración de libros de texto digitales con IA en escuelas primarias, utilizando algoritmos que ajustan automáticamente el contenido según el desempeño de cada alumno. Estos materiales identifican dificultades de aprendizaje, proponen ejercicios adaptados y ofrecen explicaciones adicionales mediante recursos multimedia. Por ejemplo, un estudiante que lucha con un concepto matemático recibe tutoriales interactivos, mientras otro con mayor dominio avanza a temas más complejos.
Además, los libros digitales eliminan el problema de la obsolescencia de los textos impresos y se actualizan en tiempo real con los últimos avances científicos o cambios curriculares. El gobierno surcoreano destaca que esta tecnología no solo mejora los resultados académicos, sino que también reduce la carga administrativa de los docentes, quienes acceden a dashboards o paneles de control con análisis detallados del progreso de sus estudiantes.
Personalización educativa: el potencial de la IA
“La IA permite individualizar contenidos y ser más creativos, ajustando los materiales a las habilidades y necesidades de cada estudiante», señala Solano.
Entre sus principales beneficios se encuentran el aprendizaje adaptativo, donde la IA sugiere recursos como videos y ejercicios según el ritmo de cada persona, la inclusión de estudiantes con discapacidades mediante herramientas como audiolibros y juegos educativos, y la retroalimentación inmediata, que permite corregir errores y mejorar la autonomía.
Esto es posible mediante el conocimiento de los estudiantes, en primer lugar, por los educadores a través de la convivencia y el diagnóstico de sus habilidades y de una manera más profunda, a través de la tecnología, específicamente, a través del Big Data y la inteligencia artificial (IA).
Además, Solano destaca que la educación personalizada, combinada con modalidades híbridas, crea espacios virtuales donde los estudiantes pueden desarrollar sus habilidades con recursos ajustados a sus necesidades. Esto hace que el aprendizaje sea más accesible, dinámico y efectivo para todos.
“La tecnología, hoy en día, se convirtió en una herramienta casi indispensable en el aprendizaje y permite la creación de contenidos educativos. De esta manera, podemos individualizar, ser más creativos al elaborar nuestro material para que se ajuste a las necesidades y niveles de habilidades de los estudiantes”, resalta la académica.
Advertencias y desafíos
Pese a sus beneficios, expertos en educación señalan riesgos críticos:
- Privacidad de datos: la IA requiere recopilar información sensible (desempeño, hábitos de estudio). Corea del Sur enfrenta cuestionamientos sobre quién accede a estos datos y cómo se protegen.
- Brecha tecnológica: no todas las escuelas tienen infraestructura para implementar IA, lo que podría profundizar desigualdades.
- Sesgos algorítmicos: si los datos de entrenamiento no son diversos, la IA podría replicar estereotipos o excluir perspectivas culturales.
Un futuro equilibrado
La experiencia surcoreana demuestra que la IA puede democratizar la educación, pero su éxito dependerá de regulaciones éticas, inversión en conectividad y formación docente.
Como concluye Solano: «La tecnología es un puente hacia la equidad, pero debe construirse con participación humana y sentido pedagógico». El futuro de los libros de texto ya no está en el papel, sino en algoritmos que, usados con responsabilidad, prometen una educación más inclusiva y eficaz.