Wilson Calderón entra a un banco estatal para realizar un retiro de dinero. La espera supera la media hora, y aunque puede presentar una queja ante la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), probablemente esto implique una espera aún mayor. Según el analista financiero Jaime Dunn, esta escena podría ser parte del pasado, y en 10 años “los bancos como los conocemos podrían desaparecer”.
En un mundo cada vez más digitalizado, las transformaciones son rápidas y constantes. Un ejemplo de ello es Nubank (NU), un banco completamente virtual fundado en 2013, que ya cuenta con más de 100 millones de clientes en Brasil, México y Colombia. “El mundo está cambiando en esa dirección. Los bancos se están volviendo totalmente digitales. Toda la tecnología está moviéndose hacia el blockchain, la nube, la encriptación, con transacciones más rápidas y económicas”, afirma Dunn.
Los bancos digitales operan exclusivamente, a través de plataformas en línea, eliminando la necesidad de sucursales físicas. Estos ofrecen servicios como cuentas de ahorro, transferencias y préstamos, utilizando tecnologías avanzadas para garantizar transacciones seguras y eficientes. Además, al reducir los costos operativos, suelen ofrecer comisiones más bajas que los bancos tradicionales.
Dunn participó recientemente en la master class “Crisis económica en Bolivia: Desafíos y estrategias para el futuro”, organizada por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El economista considera que las regulaciones del Gobierno boliviano dificultan el avance de la tecnología financiera en el país. Sin embargo, resalta logros como el uso de códigos QR (Quick Response) en la banca y en diversas transacciones nacionales, un invento boliviano que fue destacado en varios países.
“El sistema financiero boliviano está demasiado regulado, lo que hace complicado desarrollar nuevas iniciativas. El QR, por ejemplo, es un gran logro boliviano, hecho por bolivianos, que ha tomado años, y es una gran envidia de muchos países”, dice.
La tecnología ha transformado el sector bancario, facilitando servicios como la banca en línea y aplicaciones móviles que permiten realizar transacciones rápidas y seguras. La inteligencia artificial y el análisis de datos también han mejorado la personalización y eficiencia de los productos financieros, optimizando la atención al cliente.
Sin embargo, esta digitalización ha incrementado los riesgos de ciberseguridad, lo que obliga a los bancos a invertir en tecnologías como la autenticación biométrica y el blockchain para proteger los datos. A pesar de los avances, la necesidad de equilibrar innovación con seguridad sigue siendo un desafío clave para el sector.
En Bolivia, Dunn reitera que la excesiva regulación no hace posible el desarrollo libre de la banca. El experto afirma que es más fácil invertir en criptomonedas o comprar acciones de Microsoft que invertir en la bolsa boliviana de valores.
“Para un boliviano, hacer una transacción internacional, a través de su celular o comprar acciones de Microsoft, es más fácil que comprar algún título valor en la bolsa boliviana”.
Dunn también lamenta que plataformas de pago como PayPal no puedan operar en Bolivia debido a la falta de legislación adecuada. “La regulación se convierte en un obstáculo y, si no se adaptan, las instituciones financieras corren el riesgo de quedarse atrás. Los bancos tradicionales podrían desaparecer”, advierte.
El economista explica que en el contexto de la rápida transformación digital, algunos bancos ya cobran intereses por minutos y mueven millones de dólares en fracciones de tiempo. “Hoy se cobran intereses por día, pero algunos bancos están cobrando por intervalos de 5 minutos”, señala. Además, menciona que algunos bancos han lanzado sus propias criptomonedas, que están siendo valoradas en miles de millones de dólares.
“El mundo se está moviendo rápidamente con alta tecnología. Si nuestras instituciones financieras no se adaptan, se quedarán atrás. Esta es la realidad que estamos viviendo en Bolivia”, concluye Dunn.