¿Eres bipolar? Claves para reconocer una enfermedad silenciosa pero tratable

By Aldo Juan Peralta Lemus

El trastorno bipolar es una condición de salud mental que afecta a muchas personas, pero que con frecuencia es malinterpretada, confundida o simplemente ignorada. Identificar las señales desde etapas tempranas puede ayudar en la vida de quien padece la enfermedad. Este trastorno no es simplemente “tener cambios de humor”, como muchas veces se cree. Es una condición clínica seria que altera la energía, el estado de ánimo, los patrones de sueño y la capacidad para pensar con claridad.

Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, sostiene que esta afección es de gravedad para quien la padece, tanto que existe el riesgo que las personas tienden a suicidarse.

“Uno de los síntomas justamente es que, por semanas enteras, entre tres semanas incluso hasta meses, las personas están con un episodio de depresión. Este puede llegar a una depresión mayor, donde justamente puede haber ideación suicida, es decir puede haber suicidio, o puede haber autolesiones: Prácticamente se des adaptan, por ejemplo, de trabajar, dejan de tener amigos, se aíslan”, sostiene Montoya.

El trastorno bipolar es una condición de salud mental caracterizada por cambios extremos en el estado de ánimo, energía y comportamiento, que incluyen episodios de manía o hipomanía y depresión. La bipolaridad se manifiesta principalmente a través de dos fases extremas: la manía y la depresión. 

En la fase depresiva, el individuo se siente profundamente triste, vacío, sin ganas de hacer nada, con fatiga constante, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, pensamientos negativos e incluso ideas suicidas, como señala Montoya.

Por otro lado, la fase maníaca es un estado igual de intenso que la otra fase, pero en el extremo opuesto, donde la persona puede experimentar una euforia intensa, un aumento desmedido de energía, pensamientos acelerados y un impulso incontrolable de hablar, gastar dinero o asumir riesgos innecesarios. En algunos casos, esta fase puede llegar a presentar síntomas psicóticos, como delirios o alucinaciones. “El episodio maníaco, es donde están efusivos, alegres y tienen conductas que no tendrían usualmente”, enfatiza Montoya.

Uno de los mayores retos para identificar esta condición es que muchas personas no reconocen la manía como un problema. En ocasiones, se percibe como una fase “productiva” o “creativa” en la que el individuo se siente invencible. Sin embargo, esta aparente ventaja suele ir acompañada de decisiones impulsivas, conflictos personales y consecuencias graves que, al salir de la fase, generan arrepentimiento o consecuencias emocionales.

La alternancia entre estos dos estados —a veces con períodos de estabilidad entre ellos, otras veces con cambios bruscos e inesperados— es una de las características más marcadas del trastorno bipolar.

Según estudios de resonancia magnética funcional en 2022, de Brain & Behavior Research Foundation, destacan alteraciones en la conectividad de la corteza prefrontal y el hipocampo en pacientes con trastorno bipolar, especialmente durante episodios maníacos. Estas anomalías no son específicas, pero ayudan a diferenciar el trastorno bipolar de la esquizofrenia o la depresión unipolar.

Tipos de trastorno bipolar

Existen diferentes tipos de trastorno bipolar. Por ejemplo, el tipo I se diagnostica cuando la persona ha tenido al menos un episodio maníaco severo, con o sin episodios depresivos previos. El tipo II se caracteriza por episodios depresivos intensos combinados con hipomanía, que es una forma más leve de manía. También existe el trastorno ciclotímico, donde los síntomas son más leves pero persistentes a lo largo del tiempo.

Por otro lado, es fundamental prestar atención a la duración, intensidad y frecuencia de los síntomas. Un simple cambio de humor o una tristeza pasajera no son suficientes para hablar de bipolaridad. 

“El diagnóstico tiene que ser trans disciplinario porque tanto los terapeutas, los psicólogos clínicos y los psiquiatras tenemos que juntarnos para evidenciar realmente que la persona tiene este diagnóstico de bipolaridad, porque se puede confundir con: el trastorno límite de personalidad o con personas que tienen ansiedad y depresión. Entonces se diagnostica a través de la visita de un psiquiatra y a un psicoterapeuta o un psicólogo clínico”, asegura Montoya.

El diagnóstico requiere un análisis clínico profundo por parte de un especialista en salud mental, que evaluará el historial del paciente, su comportamiento y otros factores que puedan influir en la salud emocional del mismo.

El trastorno bipolar suele comenzar en la adolescencia o en los primeros años de la adultez, aunque en algunos casos puede aparecer en la infancia o después de los 40 años. Identificarlo a tiempo permite iniciar un tratamiento adecuado, que suele incluir una combinación de medicamentos estabilizadores del ánimo, terapia psicológica y cambios en el estilo de vida.

Olga San Miguel Rodriguez, directora de servicios estudiantiles de Unifranz sostiene que los estudiantes pueden acceder al servicio de gabinete psicológico de esta institución educativa, porque es importante el bienestar de las personas, y mucho más de los estudiantes.

“La atención psicológica primaria es preventiva, por lo tanto actúa desde la psicoeducación y la orientación como herramientas fundamentales para prevenir situaciones futuras que al agravarse requieran otro tipo de intervención”, destaca San Miguel.

En suma, es importante entender que la bipolaridad no es culpa del paciente. No se trata de debilidad emocional ni de falta de carácter. Es una condición médica que, con el tratamiento adecuado, puede ser controlada de forma eficaz, permitiendo a la persona llevar una vida estable y funcional.

Reconocer el trastorno bipolar no es tarea sencilla, pero sí es posible. La información es el primer paso para una atención médica oportuna. La salud mental es tan importante como la salud física.

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