Emprender en tiempos de crisis la esperanza de un nuevo modelo para Bolivia

By Lily Zurita Zelada

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En medio de una profunda crisis económica, Bolivia enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia reciente. La caída de las exportaciones de gas natural, la reducción de ingresos externos y el agotamiento de reservas internacionales han deteriorado gravemente las bases de su modelo económico. Frente a este panorama desalentador, surge una luz de esperanza impulsada por un actor muchas veces olvidado, pero ahora vital: el emprendedor.

Analistas y líderes de opinión, de la talla de René Martínez, Gonzalo Chávez y Luciana Mujía, que participaron en el primer foro de emprendedores “Impulsando el Bicentenario: una nueva economía para todos”, organizado por la Asociación de Desarrollo Productivo  Khory Wara, con el apoyo de que se realizó en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto, coincidieron en que el futuro de Bolivia no puede seguir anclado a un modelo extractivista dependiente de los recursos naturales. El país necesita reinventarse, apostar por el conocimiento, la innovación y la resiliencia. Y en este proceso, los emprendedores están llamados a ser protagonistas.

«La economía se está achicando cada vez más», advirtió Gonzalo Chávez, analista económico. Para Chávez, la recuperación de Bolivia pasa inevitablemente por fortalecer el ecosistema emprendedor, pero siguiendo una ruta crítica clara que incluya la innovación, la transformación digital, los servicios y el turismo. No se trata de emprender por emprender, sino de construir sobre sectores estratégicos que apunten directamente a la cuarta revolución industrial.

Sin embargo, para lograr esta transición, es fundamental corregir una grave falencia que es el débil capital humano. La calidad educativa actual compromete seriamente la capacidad del país para competir en un mundo donde el conocimiento y la creatividad son las monedas más valiosas. «Si no hacemos de la educación una obsesión nacional, no es que estamos fregados, estamos muy fregados», enfatizó el analista.

La visión de Chávez se complementa con la de René Martínez, analista económico de la Fundación Jubileo, quien expuso que Bolivia enfrenta una crisis estructural derivada de la mala administración de la bonanza hidrocarburífera. 

«No hemos construido industria, ni hemos impulsado la manufactura, desarrollo productivo, turismo y demás. Hemos gastado lo que siempre gastábamos», lamentó Martínez.

Según sus datos, los ingresos estatales han caído un 71% respecto a 2014, arrastrando consigo a la inversión pública y empeorando el déficit fiscal, que ya suma más de una década. La situación se ve agravada por un tipo de cambio fijo que ha mermado la competitividad del productor nacional y ha favorecido el contrabando. «Este tipo de cambio ha matado al productor nacional, al emprendedor», sentenció.

Para salir de este atolladero, planteó la necesidad urgente de estabilizar la macroeconomía, reducir el gasto público, ajustar el tipo de cambio y generar políticas que impulsen al sector privado formal. No se trata simplemente de sobrevivir, sino de reconstruir el tejido productivo apostando por el emprendedor como motor de crecimiento.

En este contexto, Luciana Mujía, cofundadora de App-Credit.com y gerente de Nuevos Negocios de Grupo Nueva Economía, sostuvo que no debemos seguir esperando milagros desde arriba. 

«Quiero que recuerden que el corazón económico de nuestro país late en los emprendedores», afirmó Mujía, quien ha trabajado en la capacitación de más de 13 países latinoamericanos, cree firmemente que Bolivia tiene dos grandes tesoros: su gente creativa y resiliente, y su biodiversidad incomparable.

Inspirándose en el caso de Corea del Sur, Mujía planteó una pregunta provocadora. ¿Y si hiciéramos lo mismo apostando por nosotros mismos? «Han apostado por su gente. Han visto en una situación donde han dicho, ‘¿Qué tenemos nosotros? No tenemos casi nada.’ Pero tenemos a gente especial», recuerda, instando a los bolivianos a mirar hacia adentro y confiar en su propio potencial.

La apuesta de Mujía no es teórica. Desde App-Credit.com han impulsado un modelo de capacitación personalizada que ha logrado una tasa de graduación del 80%, muy superior al 5% de las plataformas tradicionales. «Somos flexibles porque vemos a cada persona desde sus necesidades, su proceso, vemos a cada uno, cada uno es diferente y necesita un apoyo diferente y personalizado», explicó.

Para Mujía, no se trata solo de formar emprendedores, sino de construir comunidad, generar oportunidades reales y dotar de herramientas que permitan a cada individuo florecer en su proyecto personal y colectivo. «Hay talento, hay ganas, pero no hay herramientas, no hay oportunidades, no hay comunidad», lamentó, pero también apuntó a la solución: crear redes, compartir conocimiento, fortalecer las capacidades locales.

Gonzalo Chávez, en consonancia con esta visión, propuso que Bolivia debe levantar la mirada del suelo y apostar por el turismo cultural y gastronómico, la exportación de servicios, el aprovechamiento de las energías renovables y la transformación digital. 

«El desafío ahora está aquí arriba. La transformación digital es el futuro», afirmó, subrayando que no podemos seguir esperando un milagro petrolero que no llegará. Enfatizó que se trata de un llamado a la acción colectiva, al empoderamiento ciudadano, a la movilización de todos los actores sociales en torno a un proyecto común de transformación.

René Martínez, más pragmático, señaló que antes de impulsar grandes proyectos emprendedores, es indispensable estabilizar la macroeconomía. «Si no hay estabilidad económica, los precios se disparan, hay inflación y es algo que ya estamos empezando a vivir», advirtió. Solo un entorno estable permitirá al productor nacional recuperar competitividad y al emprendedor encontrar condiciones favorables para crecer.

Sin embargo, la tarea no será sencilla ni rápida. Martínez anticipó que será necesario un plan de ajuste estructural que implique reducir el gasto público, ajustar el tipo de cambio y reorientar las políticas hacia el sector productivo. 

Pese a la magnitud del desafío, Mujía mantuvo una visión optimista basada en la capacidad de reinvención de los bolivianos. «Nuestro mayor desafío: nos creemos menos y no somos», aseguró, animando a la ciudadanía a recuperar la confianza en sus propias capacidades y a actuar desde sus propios espacios para generar el cambio.

Espíritu emprendedor del alteño

Para Ariel Lizarazu, director de la carrera de Contaduría de Unifranz, el alteño se distingue por su espíritu emprendedor y su capacidad para innovar y crear oportunidades en diversas áreas.

“La juventud alteña se caracteriza por su innovación, resiliencia, pasión y espíritu colaborativo. Los jóvenes de El Alto suelen trabajar en equipo y apoyarse mutuamente para alcanzar sus metas”, destaca Lizarazu.

Entre las principales áreas en las que destacan los jóvenes emprendedores alteños se encuentran:

  • Tecnologia, con el desarrollo de aplicaciones y soluciones tecnológicas.
  • Emprendimiento social, a través de proyectos que buscan resolver problemas sociales y ambientales.
  • Arte y cultura, mediante iniciativas en arte, música y manifestaciones culturales que abren espacios para la expresión creativa y la generación de negocios.
  • Mundo empresarial, donde crean negocios y empresas innovadoras que contribuyen al dinamismo económico.

Para que estos emprendimientos prosperen, las universidades deben ofrecer una formación adecuada y brindar las herramientas necesarias en diversas áreas del conocimiento. Esto permitirá que los jóvenes emprendedores apliquen lo aprendido y encaminen sus proyectos de manera efectiva.

“Con el respaldo académico y el acompañamiento adecuado, pueden superar los desafíos y alcanzar el éxito en sus proyectos y objetivos”, puntualiza el académico.

Construir una nueva economía desde abajo no es una utopía, es una necesidad histórica. Implica apostar por la educación como prioridad nacional, innovar en los sectores de servicios y tecnología, aprovechar nuestras ventajas naturales de manera sostenible y, sobre todo, confiar en el talento, la resiliencia y la creatividad de nuestro pueblo.

Los emprendedores no son solo actores económicos, son agentes de transformación social, cultural y política. Bolivia necesita que sus ciudadanos asuman ese rol con convicción, visión y coraje. La hora de reinventarse ha llegado. Y el primer paso empieza desde abajo, con cada emprendedor que decide crear, innovar y construir un futuro diferente.

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Lily Zurita Zelada

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