El Bicentenario y la oportunidad de construir una nueva Bolivia

La llegada del Bicentenario de Bolivia, desde la firma del acta en 1825, no solo marca dos siglos de vida, sino que se presenta como una oportunidad de reflexión y renovación nacional; un momento necesario para evaluar el camino recorrido y proyectar el país que queremos construir en los próximos cien años.
Ruth Torres, docente de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, sostiene que la llegada de la segunda centuria es la oportunidad de construir una nueva Bolivia, más justa, equitativa y democrática. Para la académica, se requiere de un enfoque integral que involucre a todos los sectores de la sociedad y que priorice la participación ciudadana, la diversidad y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
“Como bolivianos, es fundamental que tengamos conciencia del pasado, presente y futuro de nuestro país. El pasado nos enseña lecciones valiosas sobre la memoria histórica y los errores que nunca más deberían repetirse, como la época dictatorial. Sobre el presente, es crucial ser autocríticos y analizar con precisión qué aspectos debemos mejorar. Y para el futuro, es hora de repensar, replantear desde las bases más profundas y trabajar juntos para lograr un futuro venturoso para todos los ciudadanos”, sostiene la académica.
Este Bicentenario es un momento significativo para conmemorar la lucha por la libertad, celebrar la identidad plurinacional de Bolivia y proyectar el futuro del país. Además, invita a mirar los logros obtenidos desde 1825; en este sentido, la celebración no debe quedarse solo en actos protocolares o discursos oficiales.
“Recordar 200 años de la creación del Estado boliviano es, justamente, un momento que nos permite construir oportunidades para pensar lo acontecido, lo que vivimos, lo que construimos y, en función a eso, proyectar para los tiempos que vienen”, sostiene Javier Zárate, docente de la carrera de Periodismo en Unifranz.
La historia de Bolivia, en estos 200 años, ha estado marcada por luchas profundas: la independencia, las reivindicaciones indígenas, las transformaciones sociales, las crisis políticas y los desafíos económicos. Pero también ha sido una historia de resistencia, identidad y riqueza cultural.
Democracia, el importante legado en el Bicentenario
La democracia ha seguido un camino marcado por logros significativos, uno de ellos la recuperación de la misma en 1982, así como por obstáculos persistentes. Sin embargo, en el país continúa el esfuerzo por ampliar el protagonismo de la ciudadanía, promover la equidad social y afianzar estructuras institucionales que sustentan un orden político más justo y representativo.
“A lo largo de nuestra historia, hemos aprendido a valorar profundamente el poder vivir en un sistema democrático. Aunque no pretendemos tener una democracia perfecta, reconocemos que existen desafíos y limitaciones”, explica Torres.
La académica considera que la democracia es lo mejor que se le ha dado a Bolivia en este Bicentenario. Actualmente, la Constitución Política del Estado (CPE) sostiene, en la primera parte del primer artículo, que: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”, como una declaración política y jurídica de peso y beneficio para todos los bolivianos.
Este término: Democracia, no solo se refiere como el sistema de gobierno, sino que la vincula a la participación directa, la autonomía y la descentralización, lo cual apunta a un modelo más participativo y territorialmente inclusivo.
Esto permite, con perspectiva a futuro, establecer una plataforma para el diálogo nacional, donde sectores sociales, regiones, pueblos indígenas, instituciones y la ciudadanía en general para que participen en la construcción de un proyecto común.
“Tengamos una mirada autocrítica, para que nos preparemos cada día más y, sobre todo, nos fortalezcamos como ciudadanos; nos actualicemos para sacar al país adelante. Creo que este es el momento en el que debemos demostrar de qué estamos hechos los bolivianos”, concluye la académica.
El 6 de agosto no es solo una fecha histórica, sino que se convierte en un punto de partida. Bolivia está llamada a reinventarse sin renunciar a sus raíces. Con memoria del pasado y coraje para enfrentar el presente, este Bicentenario es el inicio de una nueva era: con una Bolivia más justa, solidaria y libre para todos y todas.