De la Amazonía brasileña a los llanos cruceños: el sueño en bata blanca de Thiago Holanda

By Leny Chuquimia

Thiago Holanda Silva

En las calles de Santa Cruz de la Sierra es común escuchar el acento portugués. No es casualidad. En los últimos años, Bolivia se ha convertido en un destino cada vez más elegido por jóvenes brasileños que sueñan con vestir una bata blanca.

Thiago Holanda Silva es uno de ellos. Tiene 18 años, una sonrisa amplia y la certeza de que cruzar la frontera fue la mejor decisión que pudo tomar. Hoy cursa su segundo semestre de Medicina en la Unifranz.

“Decidí estudiar en Bolivia porque mi padre, hace años, ya tenía contacto con el país. Este año mi familia ya vive acá y mis hermanos también estudiarán acá”, dice, con ese acento inconfundible que delata su origen brasileño.

Su historia no es solo la de un joven decidido, sino también la de muchos brasileños que llegan a las universidades bolivianas en busca de un sueño que, en su país, a veces parece lejano: estudiar Medicina con un enfoque práctico, en un entorno moderno y a un costo accesible.

Un viaje que empezó en familia

Thiago nació en el norte de Brasil, en una región donde el calor se parece al de Santa Cruz, pero donde estudiar Medicina implica enfrentar una competencia feroz. Los costos y cupos pueden dejar a muchos aspirantes fuera de juego.

“Aquí el costo-beneficio para nosotros es mayor. El costo de vida es más bajo y tenemos muchos beneficios también. Es posible estudiar”, explica.

Aunque su destino final era Santa Cruz, su primera parada fue La Paz. Allí pasó varias semanas como parte de una misión de su iglesia, lo que le permitió conocer el país desde otra perspectiva. Vivió la cultura, conoció los destinos turísticos y sintió la calidez de la gente. 

Sin embargo, su vínculo con Bolivia comenzó mucho antes. Su padre ya había viajado varias veces por motivos laborales, estableciendo contactos y viendo en el país una oportunidad para sus hijos.

El factor económico también fue determinante. Comparado con muchas ciudades brasileñas, vivir y estudiar en Bolivia representaba un ahorro significativo. Por eso la mudanza no fue solo suya. Sus padres, su hermana y su hermano también hicieron las maletas, no solo para apoyarlo, sino para perseguir sus propias metas académicas.

“Mis hermanos también estudian Medicina: mi hermana ya está en la carrera y mi hermano, el próximo año, ingresará a su primer semestre”, cuenta Thiago.

Así, Santa Cruz dejó de ser solo un destino académico; se convirtió en un nuevo hogar.

Tecnología, innovación y puertas abiertas

Elegir universidad no fue fácil. Thiago evaluó varias opciones, pero había un elemento que pesaba más que cualquier otro: las oportunidades para estudiantes extranjeros. Ese fue el punto que le dio la seguridad de que la Unifranz era la correcta.

Antes de llegar a Santa Cruz, ya estaba inscrito, un proceso que realizó desde Brasil. Desde el primer momento notó algo que se repetiría a lo largo de su experiencia: organización, apertura y un trato pensado para quienes cruzan la frontera en busca de un sueño.

“Observamos todas las universidades y elegimos Unifranz principalmente por su tecnología, su innovación, la metodología de enseñanza y cómo manejan la documentación para recibir a estudiantes brasileños. Yo hice mi inscripción todavía en Brasil y ahora estoy aquí, estudiando”, relata.

En Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, la presencia de estudiantes extranjeros es visible. El portugués se escucha en cafeterías, bibliotecas y plazas, y las aulas se llenan de historias como la de Thiago, donde las diferencias culturales se mezclan con un objetivo común: aprender y ejercer la Medicina.

Lo que más valora es la metodología de “aprender haciendo”. En lugar de esperar años para tener contacto con pacientes, participa desde los primeros semestres en prácticas con comunidades y escenarios reales de atención en salud.

“La práctica me está ayudando mucho, principalmente en contacto con la comunidad. Creo que esta experiencia va a influir mucho en mis especializaciones y en cómo voy a seguir mi carrera más adelante”, asegura.

Aprender más allá del aula

Estudiar en otro país implica adaptarse a un idioma distinto, a un sistema académico diferente y a una cultura propia. Para Thiago, esos retos forman parte del aprendizaje.

En estos meses no solo ha aprendido anatomía y fisiología, sino también a desenvolverse en un entorno multicultural. El contacto con compañeros de distintas nacionalidades amplía su visión y le prepara para ejercer en un mundo cada vez más conectado.

En su voz no hay la nostalgia que a veces acompaña a quienes migran para estudiar. Hay entusiasmo y seguridad. Santa Cruz le ha dado más que un título en proceso: le ha dado una comunidad, nuevas amistades y una historia que contar.

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