Colesterol alto: cómo detectarlo a tiempo y proteger la salud del corazón
El colesterol alto es conocido como un enemigo silencioso; no presenta síntomas claros y muchas veces pasa desapercibido hasta que desencadena consecuencias graves, como un infarto o un accidente cerebrovascular. Detectarlo a tiempo es crucial, pues su impacto en la salud cardiovascular puede ser devastador si no se controla.
“Las grasas saturadas presentes en alimentos fritos, en chips, papas y comidas fritas son muy difíciles de eliminar. Si encima usamos aceites reutilizados, como ocurre en muchos puestos de comida callejera, el daño es aún mayor”, explica Marie Paulette Étienne Morales, médico nutrióloga y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La especialista señala que los hábitos alimenticios, muy arraigados en la cultura boliviana y latinoamericana, suelen elevar los niveles de grasas en la sangre y predisponer a enfermedades del corazón.
El colesterol cumple una función vital en el organismo: participa en la formación de membranas celulares y hormonas. Sin embargo, cuando su concentración en sangre aumenta más allá de lo recomendado, comienza a acumularse en las paredes de las arterias, formando placas que dificultan el flujo sanguíneo. Este proceso, llamado aterosclerosis, es la antesala de problemas graves como la insuficiencia cardíaca o los accidentes cerebrovasculares.
Existen dos tipos principales de colesterol. Por un lado, el colesterol LDL o “malo”, que se adhiere a las arterias y las obstruye, y por otro, el colesterol HDL o “bueno”, que ayuda a limpiar el exceso y llevarlo de regreso al hígado para ser eliminado. El desequilibrio entre ambos tipos es lo que pone en riesgo la salud.
Un estudio de la Fundación Bioquímica Argentina señala que, en la región, tres de cada diez adultos presentan niveles altos de colesterol, una cifra que refleja una tendencia preocupante en gran parte de América Latina.
Causas del colesterol alto
De acuerdo con la docente de Unifranz, la hipercolesterolemia se relaciona directamente con los excesos en la alimentación y el uso de grasas poco saludables.
“Comer rico no es sinónimo de comer bien. El problema no está en los platos típicos en sí, sino en los excesos y en la forma en que los combinamos”, explica.
Entre los factores de riesgo también destacan el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el sobrepeso y enfermedades como la diabetes o la insuficiencia renal. La genética cumple igualmente un rol importante: hay personas con predisposición hereditaria a tener colesterol elevado, aun cuando cuiden su dieta.
Cómo prevenir y revertir el colesterol malo
La buena noticia es que es posible reducir el riesgo mediante cambios sostenibles en el estilo de vida. La especialista de Unifranz recomienda incorporar grasas saludables como el aceite de oliva y la palta, así como aumentar el consumo de yogur natural, que fortalece la microbiota intestinal y, con ello, las defensas del organismo.
La prevención también pasa por equilibrar las porciones de carbohidratos. En muchos platos tradicionales bolivianos se mezclan pan, arroz, papa, yuca y fideo en una sola comida, lo que incrementa el riesgo de sobrepeso y, a la larga, de hipercolesterolemia. Moderar estas combinaciones es clave para proteger la salud.
El ejercicio regular es otro pilar fundamental. Étienne aconseja al menos dos o tres sesiones semanales, incluso rutinas caseras de 10 minutos diarios. “Todos podemos crear una pequeña rutina. No necesitas ir al gimnasio, lo importante es tener voluntad”, enfatiza la especialista.
Finalmente, los chequeos médicos periódicos son esenciales. La única manera de conocer el perfil lipídico es a través de un análisis de sangre, que debe realizarse desde la infancia y repetirse con frecuencia según la edad y los antecedentes familiares.
El colesterol alto no debe subestimarse. Su carácter silencioso lo hace aún más peligroso, pero la combinación de buena alimentación, actividad física, controles médicos y el uso de grasas saludables puede marcar la diferencia entre una vida saludable y el riesgo de un infarto.
“El cuerpo humano es una máquina extraordinaria, pero necesita el combustible adecuado y en la cantidad justa. El equilibrio es la verdadera receta para una vida saludable”, concluye Étienne.