Chuquisaca, un destino que lo tiene todo: historia, cultura y gastronomía

#image_title

Desde imponentes sitios patrimoniales en Sucre, capital de Bolivia, hasta parajes rurales que promueven el turismo comunitario y de aventura, Chuquisaca ofrece una experiencia integral para el visitante curioso, amante de las tradiciones y los paisajes naturales.

El departamento de Chuquisaca este mes conmemora el primer grito libertario de América de 1809, esta fecha es un buen momento para recordar el potencial turístico de esta región, que ofrece desde un paseo por la prehistoria, un pasado colonial y republicano hasta paisajes naturales y culturas milenarias.

“Para hablar de los principales destinos turísticos del departamento de Chuquisaca, podríamos dividirlos en varias regiones con diversas potencialidades y atractivos. Desde Sucre como el eje cultural e histórico de la región, hasta parajes naturales y huellas de dinosaurios”, señala Javier Rivera, director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El potencial de Chuquisaca no se agota en su capital. Más allá de Sucre, el departamento despliega una gama de paisajes y culturas. El Parque Cretácico, con el yacimiento de huellas de dinosaurio más grande del mundo, es una joya paleontológica. 

En tanto, Tarabuco, con su mercado dominical y la danza del pujllay, representa la esencia viva de la nación Yampara. Padilla, Monteagudo y Camargo complementan la oferta con su vocación agrícola, su identidad cultural y sus atractivos naturales.

En palabras del operador turístico Galo Saravia, “más allá de los sitios turísticos tradicionales, Chuquisaca cuenta con un potencial que no ha sido plenamente explotado, pero que presenta una gran riqueza natural, cultural e histórica”. 

Bajo esta mirada, destinos emergentes como Mojocoya, con turismo comunitario, Tomina, con su Ruta de las Cristalinas, y Chaquimayu, ideal para el turismo astronómico, ofrecen experiencias auténticas y sostenibles. 

A estos se suman tres destinos consolidados: el centro histórico de Sucre (Patrimonio Mundial por la UNESCO), el Parque Cretácico de Cal Orck’o y Tarabuco, todos referentes del patrimonio boliviano.

En las comunidades de Zudáñez o El Villar, se puede vivir el día a día de la vida rural, participar en la elaboración de quesos o explorar rutas de senderismo que conectan con la historia ancestral. En Tomina, los visitantes disfrutan de cascadas y pozas naturales, ideales para el descanso y la conexión con la naturaleza. En Chaquimayu, la observación de estrellas bajo cielos despejados se enriquece con relatos de la cosmovisión andina.

Por su parte, Sucre y Camargo ofrecen experiencias consolidadas: la primera, como ciudad-museo que guarda la memoria de la república; la segunda, con sus rutas del vino y sus paisajes vitivinícolas que invitan a recorrer los valles chuquisaqueños degustando varietales únicos como el singani y el vino artesanal.

La gastronomía complementa esta oferta con sabores que combinan productos de los Andes y de los valles. Platos como el mondongo chuquisaqueño, preparado con carne de cerdo, mote y ají colorado, son infaltables en las ferias locales. 

La chicha de maíz, bebida tradicional, acompaña celebraciones como la fiesta de San Roque, mientras que en Tarabuco los sabores se intensifican con hierbas aromáticas autóctonas, dando identidad propia a cada platillo.

Chuquisaca invita tanto al viajero atraído por la historia colonial y republicana –testimoniada en museos y plazas de Sucre– como al explorador que busca experiencias auténticas en comunidades y parajes naturales poco trillados. Su combinación de patrimonio consolidado y propuestas emergentes la convierte en un destino ideal para quienes desean descubrir la rica diversidad cultural y paisajística del corazón de Bolivia.

avatar do autor
Manuel Joao Filomeno Nuñez

Deixe um comentário

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *