Cuando la ciencia llega al plato: pensar, dudar y transformar la vida desde lo cotidiano

By Manuel Joao Filomeno Nuñez

Cuestionar lo que comemos, entender cómo funciona nuestro cuerpo y aprender a distinguir entre creencias populares y evidencia científica puede marcar la diferencia entre una alimentación saludable y una cadena de errores heredados. Desde esa premisa, la ciencia aplicada a la vida diaria se convierte en una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida, siempre que el conocimiento salga de los laboratorios y se traduzca en un lenguaje comprensible para todos.

Ese fue el eje central de la ponencia de Khalil García-Tornel durante TEDx Unifranz 2025, un encuentro, organizado por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) con licencia de TED, que reunió historias auténticas sobre tecnología, ciencia, resiliencia y arte como motores de transformación personal y colectiva. 

En el escenario, García-Tornel —ingeniero en agroindustria alimentaria y divulgador científico— invitó al público a repensar la forma en que se relaciona con la comida y, sobre todo, con la información científica. 

“La ciencia no sirve de nada si está en papel, si está en internet, si está publicada en Nature, pero la población no puede gozar de esos beneficios”, afirmó con claridad.

A partir de experiencias personales que se remontan a su infancia y su curiosidad por la cocina, el ponente explicó cómo esa inquietud lo llevó a estudiar ciencia y tecnología de alimentos, y a preguntarse no sólo qué comemos, sino por qué comemos lo que comemos. 

“La información está ahí, vuela, pero no está al alcance de la población”, señaló, remarcando la ausencia de una divulgación científica efectiva que traduzca el lenguaje técnico en herramientas útiles para la vida cotidiana.

Uno de los momentos más reveladores de su intervención fue cuando abordó los antinutrientes, componentes presentes principalmente en alimentos de origen vegetal que dificultan la absorción de minerales esenciales. A través del ejemplo de la espinaca y la anemia infantil, García-Tornel desmontó uno de los mitos nutricionales más arraigados. 

“Si una persona consume grandes cantidades de espinaca para curar la anemia, puede incluso empeorar su estado de salud”, explicó, detallando cómo los oxalatos interfieren en la absorción del hierro.

Lejos de promover el miedo o la prohibición, el divulgador fue enfático en su llamado a la moderación y al conocimiento informado. 

“No existe ningún alimento milagro ni ningún alimento que tengamos que satanizar; lo importante es saber cómo consumirlo”, sostuvo, invitando a comprender los procesos de cocción, combinación y preparación que permiten reducir los efectos negativos de estos compuestos.

El mensaje de García-Tornel se articuló con las demás ponencias que dieron forma a TEDx Unifranz 2025. Sinchy Díaz aportó una mirada sobre la democratización de los datos y la inclusión financiera; Valeria Rivero inspiró con su emprendimiento de biogás como respuesta concreta a la crisis climática; Luis Eduardo Hinojosa conmovió al relatar su proceso de reinvención tras quedar cuadripléjico; y Rigo Bellot-Machi invitó a reescribir la narrativa personal desde la neurociencia y el cine.

En conjunto, las historias coincidieron en un mensaje común: la transformación comienza en la mente, se fortalece en la comunidad y se concreta cuando el conocimiento se comparte. “La ciencia no sirve si no se comunica”, recordó García-Tornel hacia el final de su charla, alentando a los asistentes a transmitir lo aprendido a sus familias, amigos y entornos cotidianos.

Con iniciativas como esta, la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) consolida su rol como un espacio de diálogo académico y social, donde el conocimiento deja de ser abstracto para convertirse en una herramienta de cambio. Porque, como quedó claro en esta jornada de ideas, cuando la ciencia llega al plato —y a la conversación diaria— también puede cambiar la vida.

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