MOTRI-KIDS, un prototipo que impulsa el desarrollo motriz infantil frente al uso excesivo de pantallas

By Aldo Juan Peralta Lemus

El proyecto tomó forma en el laboratorio K-Lab de Unifranz, donde los estudiantes combinaron conocimientos tecnológicos, creatividad y preocupación social.

Los niños de ahora crecen en un entorno donde la tecnología está presente desde los primeros años de vida. Esta realidad motivó a un grupo de jóvenes a preguntarse qué ocurre cuando “los dedos que deberían explorar, tocar, trepar y crear pasan horas sobre una pantalla”. La respuesta a esa inquietud fue MOTRI-KIDS, un prototipo diseñado para reactivar la motricidad fina perdida ante el uso intensivo de dispositivos.

“Los niños y niñas nacen nadando en la tecnología. A los dos o tres años ya manejan perfectamente una tablet o un celular, en lo que hemos identificado tres problemas. Uno, el tiempo de exposición a las pantallas; dos, la dependencia a la tecnología; y tres, problemas en el desarrollo motor, especialmente en la motricidad fina”, explica Joseph Mamani Copa, estudiante de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

El equipo creador está conformado por Jose Gabriel Flores Mamani, José Enrique Maita Guzmán y Joseph Mamani Copa, de Unifranz; junto a Fabricio Jairo Gárnica Saveedra y Aracely Noelia Apaza Mendoza, de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Su propuesta nació durante el Workshop Fab Lab del Futures Week 2025, desarrollado el pasado mes de noviembre en La Paz y organizado por Unifranz con apoyo de The Millennium Project, RIBER y 2030 Construyendo Futuros.

La preocupación del grupo se sustenta en datos que evidencian una tendencia mundial: cada vez más niños interactúan con pantallas desde edades más tempranas. Los niños entre ocho y diez años pasan en promedio seis horas diarias frente a dispositivos, mientras que los más pequeños aumentan progresivamente su tiempo de exposición.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños de tres a cuatro años no superen una hora al día, un límite que pocas veces se respeta en áreas urbanas. UNICEF advierte que este uso excesivo reduce la participación en actividades de exploración y juego libre, fundamentales para el desarrollo neuromotor.

Por ello, la preocupación por la motricidad fina —habilidad necesaria para escribir, recortar, manipular herramientas y ejecutar tareas cotidianas— se ha vuelto especialmente relevante. Joseph lo resume con claridad: “Todos los días hacemos actividades como agarrar un lápiz, escribir, abrir una puerta, cocinar. Incluso en las carreras de la salud se requiere mucho desarrollar la motricidad fina, pero tristemente hoy los niños siguen apegados al celular”, explica Joseph.

En ese contexto nace MOTRI-KIDS, un “juego de presión -o ‘juego de nervios’- instalado en un tablero, con secuencias que van subiendo de dificultad”. El proyecto tomó forma en el laboratorio K-Lab, donde los estudiantes combinaron conocimientos tecnológicos, creatividad y preocupación social.

“La idea nació de la preocupación por la exposición a las pantallas. A partir de bocetos iniciales, incluso y apoyándonos en herramientas de inteligencia artificial, fuimos moldeando un diseño más complejo y funcional”, recuerda Aracely Apaza.

El prototipo incluye componentes como Arduino Uno, ESP32, pulsadores, leds, bocinas e imanes, además de un sistema de engranajes y un circuito de precisión. También incorpora un pad sensorial, niveles con figuras geométricas y compartimentos con recompensas.

“Las luces y la música le van a llamar mayor atención al niño para dejar el móvil y usar algo más didáctico”, añade José Enrique Maita Guzmán.

Aracely complementa que cuando el niño acierta, avanza de nivel, y cuando se equivoca recibe un mensaje claro de error, enfatizando que el objetivo no es solo entretener, sino estimular el desarrollo motriz.

Si bien inicialmente se pensó como un juguete doméstico, su potencial puede extenderse a otros espacios. “Después de cirugías o en rehabilitación, los niños pueden usar este juguete en salas pediátricas. Les ayuda a distraerse de su realidad en el hospital y, al mismo tiempo, desarrollar sus habilidades”, explica uno de los estudiantes. La lógica terapéutica coincide con principios de rehabilitación infantil: repetición guiada, estímulos visuales y precisión manual.

MOTRI-KIDS, más que un juego, se posiciona como una herramienta que pretende devolver el movimiento a las manos que la tecnología ha mantenido quietas. El equipo imagina un futuro en el que el dispositivo pueda estar en hogares, guarderías, parques y hospitales, ayudando a rehabilitar, a desarrollar habilidades y hasta alegrar el día de un niño.

En la actualidad los niños nacen deslizando pantallas antes de aprender a atarse los zapatos, es por ese motivo que prototipos como Motri Kids, recuerdan que la tecnología también puede invitar a moverse, crear y explorar.

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