Cinco señales que no debemos ignorar para prevenir un suicidio

Cada año mueren aproximadamente 727 mil personas por suicidio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 29 años, superando incluso a los accidentes de tránsito en muchos países. Pese a esta alarmante realidad, el tema sigue siendo un tabú en gran parte de las sociedades.
“El estigma y la falta de comprensión sobre la salud mental hacen que hablar de suicidio sea todavía difícil, lo que conduce al silencio y la omisión”, explica Eliana Exalto, profesional en el área y directora de Psicología en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto. Ese silencio, advierte, puede costar vidas.
5 señales de alerta que no debemos ignorar
Reconocer a tiempo ciertos signos entre las personas a tu alrededor, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte; estas son cinco señales de alerta que no deben pasar desapercibidas:
Cambios bruscos en el estado de ánimo: la persona puede mostrarse triste, irritable o ansiosa sin motivo aparente, incluso con variaciones repentinas de euforia a depresión.
Aislamiento social: evita el contacto con familiares y amigos, deja de participar en actividades que antes le interesaban y se encierra en sí mismo.
Conductas autodestructivas: aumenta el consumo de alcohol, drogas u otras prácticas de riesgo que ponen en peligro su integridad física.
Hablar sobre la muerte o el suicidio: expresa ideas como “no vale la pena vivir” o hace comentarios indirectos sobre querer desaparecer.
Despedidas inusuales: regala pertenencias valiosas, organiza asuntos personales o se despide de forma inesperada, como si planeara no continuar.
“La clave está en observar y escuchar; estas conductas no deben ser ignoradas”, subraya Exalto.
El rol de la psicología
La psicología es una de las disciplinas más importantes en la prevención del suicidio. Los profesionales del área no solo identifican señales de riesgo y diagnostican posibles trastornos subyacentes, sino que también diseñan planes de tratamiento individualizados que brindan contención emocional y orientación adecuada.
Además, cumplen un papel educativo con las familias y comunidades, ayudándoles a reconocer las señales de alerta y a responder con empatía y sin juicios.
Cuando alguien percibe indicios de riesgo, la reacción debe ser cercana y compasiva: escuchar sin interrumpir, no minimizar los sentimientos, evitar juicios y animar a la persona a buscar ayuda profesional. “Un gesto de apoyo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte (…) “La salud mental es tan importante como la salud física”, sostiene la experta.
En esa línea, Exalto destaca el programa Amar es Educar, una iniciativa de la carrera de Psicología de Unifranz, por su impacto social que busca sensibilizar y formar a la comunidad en salud mental, con énfasis en la prevención del suicidio.
A través de talleres, campañas y charlas en colegios y espacios públicos, este programa promueve la empatía, la escucha activa y el acompañamiento oportuno, consolidando el compromiso académico con el bienestar de la sociedad.
“Estamos comprometidos con la sociedad para promover la salud mental. Creemos que la educación y la conciencia son clave para hacer la diferencia y salvar vidas”.
Romper el estigma
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que, por cada suicidio consumado, hay al menos 20 intentos previos. Esto refleja la necesidad urgente de visibilizar el tema.
Los espacios donde los jóvenes y adultos pasan la mayor parte de su tiempo son claves para detectar riesgos. Según la directora de Psicología, colegios, universidades y lugares de trabajo deberían implementar programas de educación en salud mental, protocolos de respuesta y acceso a servicios de apoyo.
“El conocimiento salva vidas, y la prevención empieza por la conciencia”, finaliza.