Dopamina y endorfina, el secreto natural que impulsa nuestro bienestar

Sentirse motivado, disfrutar de un logro personal o reír a carcajadas no son simples experiencias cotidianas: detrás de ellas actúan poderosos mensajeros químicos llamados dopamina y endorfina, dos neurohormonas fundamentales para el equilibrio emocional y el bienestar integral.
“Estas sustancias influyen directamente en nuestra motivación, en la percepción del placer y en cómo enfrentamos el dolor o las dificultades”, explica Pedro Aramayo, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Su presencia en el organismo no es casualidad; responden a un complejo sistema cerebral diseñado para mantenernos en movimiento y, al mismo tiempo, conectados con aquello que nos hace sentir bien.
¿Qué son la dopamina y la endorfina?
De acuerdo con expertos en neurociencia, ambas cumplen funciones tanto de neurotransmisores como de hormonas.
La dopamina está relacionada con la motivación y el sistema de recompensa. Mental Health América señala que “siempre que necesitas hacer algo, tu cerebro libera una pequeña cantidad de dopamina para motivarte”. Es decir, desde el simple hecho de levantarse de la cama hasta completar una tarea compleja, este neurotransmisor actúa como un impulso natural.
La endorfina, por su parte, fue descubierta como un analgésico interno del organismo. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos explica que son neuropéptidos opioides capaces de bloquear la percepción del dolor y generar sensaciones de placer. Se liberan, por ejemplo, durante el ejercicio físico intenso, la risa o incluso en situaciones de tensión, como una forma de compensar y proteger al cuerpo.
“Ambas sustancias son parte de la inteligencia natural de nuestro organismo. Cuando hacemos algo que nos produce bienestar, la dopamina nos dice ‘esto es importante, repítelo’, mientras que la endorfina nos ayuda a sentirnos más plenos y a sobrellevar el dolor físico o emocional”, sostiene Aramayo.
Influencia en el bienestar emocional
El bienestar no depende únicamente de factores externos como el trabajo, la familia o los logros económicos; también está profundamente conectado con los procesos químicos del cerebro.
“La dopamina participa en el sistema de recompensa. Cuando recibimos una felicitación o un reconocimiento por algo que hicimos bien, se refuerza la conducta y esa experiencia queda grabada en nuestro cerebro como algo positivo”, explica el docente de Unifranz. Esta sustancia se produce en áreas como la sustancia negra, una región vinculada al control de los movimientos y la motivación.
Las endorfinas, en cambio, se liberan en situaciones de alegría, plenitud y satisfacción. “Cuando funcionan como hormonas, influyen incluso en cómo nos perciben los demás. Nos hacen ver más atractivos para el sexo opuesto o más amenazantes frente a una competencia del mismo sexo. También aparecen cuando sentimos dolor, para compensar esa experiencia”, añade Aramayo.
Diversos estudios han asociado los niveles bajos de estas neurohormonas con problemas de salud mental como la depresión, el estrés crónico o el trastorno de despersonalización. Por ello, mantener un equilibrio adecuado no solo se traduce en felicidad, sino también en resiliencia frente a las dificultades.
Cómo estimularlas de manera natural
La buena noticia es que no se necesita recurrir a fármacos o tratamientos invasivos para potenciar la producción de dopamina y endorfina. El propio estilo de vida puede convertirse en la mejor medicina.
Aramayo recomienda incorporar pequeños hábitos diarios que activen el circuito de recompensa. El ejercicio físico regular, como caminar, correr, practicar yoga o bailar, es una de las formas más efectivas de liberar endorfinas y generar una sensación inmediata de bienestar. A esto se suma la importancia de reconocer los logros personales, por pequeños que parezcan. “Buscar siempre los logros que hemos conseguido en el día, por muy pequeños que sean, ayuda a incrementar los niveles de dopamina”, señala el psicólogo.
También sugiere darse pequeñas recompensas, como disfrutar de un chocolate (si la salud lo permite), una comida especial o un pequeño obsequio, ya que estos estímulos sencillos refuerzan la motivación. Del mismo modo, la risa y la socialización cumplen un papel clave, ya que compartir momentos agradables con amigos o familiares activa tanto la dopamina como las endorfinas.
Finalmente, destaca el valor de las prácticas de relajación, como la meditación o la respiración consciente, que ayudan a equilibrar la producción de estas sustancias y a mantener una sensación de calma y plenitud.
“Lo importante es aprender a reconocer que incluso los detalles más pequeños tienen valor. Felicitarnos por un trabajo bien hecho o agradecer un buen momento puede marcar la diferencia en nuestro estado de ánimo”, enfatiza Aramayo.
Más allá de la química, un estilo de vida
Si bien la dopamina y la endorfina son parte de la biología del cerebro, su impacto va mucho más allá de lo físico. Son recordatorios de que el bienestar también se construye con hábitos, pensamientos y experiencias cotidianas.
“El cerebro tiene la capacidad de premiarnos constantemente. El reto está en identificar qué actividades nos hacen sentir plenos y cómo podemos incorporarlas en nuestra rutina para mantener una vida equilibrada y satisfactoria”, concluye el docente de Psicología en Unifranz.
En definitiva, entender y estimular de manera natural estas sustancias puede ser la clave para vivir con más motivación, alegría y salud emocional.