Estudiantes desarrollan sistema para evitar picaduras de arañas en la cosecha de banano

Estudiantes crean sistema con IA que detecta arañas bananeras

La producción de banano en Bolivia es una de las actividades agrícolas más dinámicas del país, con miles de toneladas exportadas cada año, principalmente al mercado argentino. Sin embargo, los trabajadores que cosechan y manipulan los racimos enfrentan un riesgo poco visible pero potencialmente mortal: la presencia de arañas bananeras (Phoneutria nigriventer), cuyo veneno puede provocar desde fiebre hasta parálisis o la muerte. Frente a este desafío, un grupo de estudiantes de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, desarrolló un sistema basado en inteligencia artificial para detectar estas arañas antes de que entren en contacto con los operarios.

“Nos basamos en documentación oficial sobre el proceso industrial del banano, identificamos el riesgo real de las arañas y decidimos aplicar visión artificial para detectarlas en los racimos antes de que causen daño”, explica Owen Terceros Vera, estudiante del noveno semestre de Ingeniería de Sistemas y uno de los desarrolladores del proyecto.

El banano boliviano, principalmente cultivado en los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando y los Yungas de La Paz, es un producto clave en la canasta exportadora del país. De acuerdo con datos recientes, Argentina representa el principal destino de esta fruta, consolidando una relación comercial que alcanzó niveles récord en 2024. Las exportaciones generaron ingresos significativos para el sector agrícola, pero también evidenciaron deficiencias en algunos procesos manuales que aún predominan en la cadena productiva.

El riesgo de las arañas bananeras no es menor. Esta especie, que se oculta entre hojas y frutos, es reconocida por su comportamiento agresivo y su potente veneno neurotóxico. Las plantaciones en Sudamérica ya implementan medidas preventivas —como el sacudido de racimos, uso de guantes y revisión visual—, pero estas no siempre son efectivas, especialmente porque la araña puede no ser visible al ojo humano en condiciones de baja luz o entre racimos densos.

Frente a este problema, los estudiantes Adrián Pinto Calvetty, Cristian Benítez Peña, Nicolás Gonzales Urdininea y Owen Terceros Vera diseñaron un sistema inteligente que integra varias tecnologías. La propuesta consiste en una solución integral que combina visión artificial, sensores de pH, microcontroladores tipo ESP32 y un sistema de dosificación líquida automatizada.

“Nuestro sistema usa una red neuronal convolucional entrenada con más de 150 imágenes de arañas en distintos ángulos y condiciones. Detecta no solo la presencia del animal, sino también sus huevos, lo que permite prevenir riesgos futuros”, detalla Nicolás Gonzales, también integrante del equipo.

Además de la detección, el sistema implementa un proceso de limpieza automatizado basado en agua y una mezcla de hipoclorito de sodio. Sensores de caudal y pH aseguran que la mezcla sea precisa y eficiente, protegiendo tanto a los trabajadores como la calidad del producto exportado. La plataforma cuenta también con una interfaz HMI (hombre-máquina) que permite a los operadores visualizar en tiempo real el estado de los tanques, los niveles de limpieza y las alertas de detección.

Uno de los aspectos más destacables del proyecto es su carácter práctico y replicable. Según explican los estudiantes, se usaron componentes económicos que permiten escalar el prototipo a nivel industrial con inversiones razonables. “Si bien trabajamos con sensores reducidos por costos, la estructura está diseñada para implementarse en entornos reales con controladores industriales”, señala Terceros.

Los desarrolladores enfatizan que la motivación principal fue mejorar la calidad del producto boliviano y proteger a los trabajadores. “La idea surgió al ver lo vulnerables que son los operarios ante este tipo de riesgos. Queríamos una solución que combine innovación con impacto social”, agrega Gonzales.

Este tipo de iniciativas forma parte del ADN de Unifranz. La universidad promueve desde las aulas los Proyectos Integradores, una metodología académica que forma parte de su modelo educativo basado en competencias. Estos proyectos permiten a los estudiantes aplicar sus conocimientos para resolver problemas reales de la sociedad o del sector productivo, trabajando en equipo y desarrollando soluciones concretas con aplicación directa.

“Lo más satisfactorio fue ver cómo todo lo que aprendimos en clases se convirtió en una herramienta real y útil, que puede tener un impacto en la vida de muchas personas”, reflexiona Terceros.

Los Proyectos Integradores no sólo fortalecen habilidades técnicas, sino también capacidades blandas como la comunicación, el liderazgo y el pensamiento crítico. Desde su implementación, han generado propuestas en áreas tan diversas como salud, medioambiente, educación y tecnología industrial. Este enfoque posiciona a los estudiantes como agentes de cambio, listos para enfrentar los desafíos del mundo laboral con una visión innovadora y comprometida.

Así, el sistema de detección de arañas no sólo representa una solución tecnológica avanzada, sino también un símbolo del potencial transformador de la educación universitaria cuando se orienta hacia la realidad y se conecta con las necesidades de su entorno. En un país donde el banano es una fuente de ingresos clave, este tipo de aportes pueden marcar la diferencia entre una exportación segura y una cadena productiva con riesgos evitables.

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