Educación inteligente, el rol educativo de la IA desde el jardín hasta la universidad

Entre todas las innovaciones, la inteligencia artificial (IA) se ha posicionado como una de las herramientas más prometedoras. Pero su impacto no es uniforme, lo que funciona en la universidad puede ser contraproducente en un aula de educación Inicial. ¿Cómo varía la aplicación de la IA en la educación inicial frente a la superior? La respuesta va más allá de lo técnico; porque es pedagógica, emocional y humana.
Andrea Henao, docente de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que los sistemas de IA pueden identificar patrones en los errores comunes de los estudiantes, ayudando a los educadores a ajustar sus estrategias de enseñanza.
“Los tutores inteligentes basados en IA ofrecen explicaciones detalladas y adaptativas en materias como matemáticas, ciencias e historia. Estos sistemas identifican patrones de dificultad en los estudiantes y ajustan su método de enseñanza, proporcionando una experiencia educativa personalizada”, explica Henao.
En la educación inicial, la IA se mueve con cautela. Aquí, la prioridad no es el contenido académico, sino el desarrollo emocional, social y cognitivo del niño. Sistemas como asistentes de lectura por voz o juegos interactivos con inteligencia artificial buscan apoyar el aprendizaje temprano sin sustituir el vínculo con el docente. El riesgo de una automatización excesiva en esta etapa es alto, por los niños pequeños que necesitan contacto humano para desarrollar empatía, comunicación y habilidades socioemocionales.
Por el contrario, en la educación superior, la IA puede desplegar todo su poder. Desde algoritmos que personalizan el aprendizaje hasta asistentes virtuales que resuelven dudas las 24 horas, es importantes que las universidades adopten estas herramientas para optimizar recursos, mejorar la retención del conocimiento y facilitar el acceso a la información, porque el estudiante ya tiene un desarrollo cognitivo y emocional consolidado, lo que le permite interactuar con la tecnología de manera crítica y autónoma.
Francesc Pedró, experto en educación y director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC), sostiene que las herramientas tecnológicas permiten adaptar el contenido al ritmo de cada persona, fomentando una experiencia de aprendizaje inclusiva que respete las capacidades individuales.
“La inteligencia artificial tiene el potencial de adaptar los contenidos educativos a las necesidades individuales de los estudiantes, mejorando significativamente los resultados de aprendizaje”, sostiene Pedró.
Según un informe de esta institución internacional (UNESCO 2021) sobre: Inteligencia Artificial en la Educación, la IA en la educación inicial puede apoyar el desarrollo cognitivo y socioemocional mediante herramientas adaptativas. Por ejemplo: aplicaciones que ajustan el nivel de dificultad en actividades de lectura o matemáticas según el progreso del niño. Pero, existe la necesidad de supervisión humana para evitar dependencia tecnológica y garantizar un uso ético.
Por otro lado, un informe de Educause en 2024 (Horizon Report), destaca que la IA generativa está cambiando la educación superior al facilitar la creación de contenido, tutorías virtuales y evaluación automatizada.
Estos dos estudios demuestran en la práctica que: los estudiantes universitarios pueden tomar decisiones informadas sobre su aprendizaje —como elegir cursos adaptativos o recibir retroalimentación automática—, los niños en edad preescolar dependen casi por completo del adulto. En este sentido, la IA en la educación inicial debe funcionar como una herramienta complementaria, y no como protagonista.
En la educación inicial el enfoque es el aprendizaje lúdico, desarrollo de habilidades básicas y apoyo a docentes. La IA actúa como un complemento interactivo. “Un ejemplo práctico es el uso de aplicaciones que ofrecen actividades personalizadas según los progresos del niño. Este enfoque no solo aumenta la efectividad del aprendizaje, sino que también permite identificar áreas de desarrollo temprano, ofreciendo apoyo adicional donde sea necesario”, explica Henao.
En cuanto a Educación Superior, está centrada en la personalización a gran escala, análisis de datos y en la preparación para el mercado laboral. La IA se convierte en una herramienta estratégica, no solo aplicada al estudio, también con la perspectiva de aplicarla en la vida laboral.
Algunas de las recomendaciones, tanto para escolares o para universitarios contempla:
Para la Educación Inicial: Implementar IA en entornos supervisados con enfoque en la privacidad de datos. Capacitar a docentes para usar herramientas de IA sin reemplazar la interacción humana y priorizar herramientas accesibles y multilingües para aplicarlos en diferentes entornos.
En cuanto a la Educación Superior lo más recomendable es: Desarrollar políticas claras sobre el uso ético de IA generativa e invertir en infraestructura tecnológica para reducir la brecha digital.
A largo plazo, la clave está en el equilibrio. Es importante entender que la IA es una herramienta poderosa que, bien aplicada y contextualizada, enriquece los procesos educativos en todas sus etapas. Considerando las enormes diferencias entre enseñar a un niño de 5 años y formar a un ingeniero de más de 20 años.