Unifranz lleva la formación médica al mundo: así lo vivió Denilson Paco en Argentina

“Las grandes oportunidades de salir del país jamás hay que rechazarlas. Es mejor decir lo intenté que debí intentarlo”. Fue el consejo del doctor Benjamín Largo, su docente, que impulsó a Denilson Paco, estudiante de la carrera de Medicina en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto, a embarcarse en la que hoy considera una de las mejores decisiones de su vida, la experiencia de internacionalización estudiantil en la Universidad Nacional de Cuyo, Uncuyo, en Argentina.
Nervioso, con dudas y un cúmulo de emociones, se trasladó hasta Mendoza, Argentina, para vivir por un semestre su intercambio académico, como parte del programa de internacionalización de Unifranz. Una vivencia donde la innovación, el aprendizaje colaborativo y la multiculturalidad lo empujaron más allá de su zona de confort.
“Mi experiencia académica fue única e inigualable, aprendí muchísimas cosas de mis doctores y compañeros que siempre estuvieron predispuestos a colaborarme con todo tipo de material”, cuenta Denilson.
Como parte de su proceso formativo, el futuro médico tuvo la oportunidad de hacer prácticas en distintos hospitales, tanto públicos como privados, donde conoció a especialistas en gastroenterología, infectología, urología, diagnóstico por imagen, dermatología y neurología. En cada rotación, de dos semanas a un mes, trabajó con dos a cuatro médicos diferentes, y eso amplió muchísimo su perspectiva profesional.
Para Paco, uno de los hitos más importantes de su intercambio fue su participación en el Congreso Argentino de Medicina Respiratoria, un evento anual que reúne a especialistas para debatir avances en diagnóstico, tratamiento e innovación en salud pulmonar. Es organizado por la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y promueve la actualización científica y la prevención.
“Fue espectacular. Discutimos casos clínicos actuales, vimos avances en los tratamientos quirúrgicos y médicos. Estar allí, representando a mi universidad y a mi país, me dio una visión más clara de hacia dónde va la medicina”.
Cada semana, cada práctica, cada conversación con médicos y estudiantes de diferentes partes del mundo, le mostró no solo nuevas metodologías de aprendizaje, sino también otras formas de vivir la medicina.
Si bien manifiesta que adaptarse a un nuevo proceso académico no fue sencillo, la organización fue clave para distribuir sus tiempos y el compañerismo hizo que todo sea mucho más fácil. Denilson destacó entre otras ventajas que “la baja cantidad de tareas me permitió tener más tiempo para la lectura y, por ende, pude adaptarme mejor. También que la plataforma de la universidad tenía una clase grabada por tema, como también evaluaciones con bancos de preguntas, los cuales podías responder reiteradas veces para aprender mejor”.
Más allá de las aulas
Además de las salas hospitalarias y las aulas, Denilson se sumergió en una experiencia humana profundamente enriquecedora. “Compartí asados, mates y cafés con compañeros de otros países. Después de cada examen, ese café era una celebración.
Entre sus experiencias más memorables, recuerda cuando conoció Potrerillos – localidad ubicada sobre la cordillera de los Andes -, y su asistencia a un partido entre Boca Juniors e Independiente de Rivadavia en el Estadio Malvinas donde pudo sentir la pasión del fútbol en ese país. “Cada momento fue especial”, asegura.
La internacionalización como pilar transformador
La historia de Denilson refleja un propósito claro: formar profesionales globales, capaces de desenvolverse en cualquier contexto y construir soluciones desde una perspectiva internacional. Por ello, Unifranz impulsa con fuerza su pilar de internacionalización, generando alianzas con universidades de prestigio en todo el mundo y ofreciendo a sus estudiantes la oportunidad de vivir experiencias transformadoras fuera del país.
Desde su metodología de “aprender haciendo”, hasta las alianzas con universidades de todo el mundo, Unifranz apuesta por formar médicos que puedan desenvolverse en cualquier escenario internacional.
“Salir del país me enseñó que sí estoy al nivel, que puedo trabajar hombro a hombro con profesionales excepcionales. Que Bolivia tiene muchísimo que aportar. Y, sobre todo, que uno vuelve distinto. Con una visión más amplia, con nuevas metas, y con el compromiso de aplicar todo ese conocimiento en casa”, puntualiza el joven estudiante.