Fantasías sexuales y parafilias, diferencias y riesgos

Fantasías sexuales y parafilias, diferencias y riesgos

¿En qué momento una fantasía sexual puede convertirse en algo peligroso o un trastorno mental? La fantasía sexual es una representación de algo que podemos haber experimentado o creado en nuestra mente. 

Cuando el contenido de esta representación nos produce placer o excitación sexual, la denominamos fantasía sexual. Sin embargo, cuando estas fantasías se llevan demasiado lejos, se convierten en una parafilia, a diferencia de una fantasía sexual, implica una única y exclusiva fuente de placer. La conducta parafílica va más allá del control del sujeto, el placer sexual que experimenta la persona depende exclusivamente de ese objeto, situación o práctica específica.

“Todos tenemos fantasías sexuales, es algo natural, de las que casi no hablamos y se extienden a nuestra vida adulta”, explica Sicelli Gantier, psicóloga y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

La psicóloga indica que las fantasías son parte de la sexualidad humana y que suelen ser inofensivas y muy placenteras si se cumplen.

“Las fantasías sexuales las tenemos todos y empiezan en nuestra adolescencia, cuando empezamos a tener sensaciones sobre nuestros cuerpos, sensaciones placenteras y también displacenteras que nos llevan a tener estas fantasías y más aún cuando ya nos gusta una persona, cuando ya nos estamos enamorando. Pensamos en cosas curiosas. Nos lleva a imaginar cosas tan fenomenales y muchas veces las ponemos en práctica con nuestras parejas”, agrega.

A pesar de su naturaleza benigna, la psicóloga indica que muchas veces estas fantasías son consideradas un tabú, lo que lleva a que se repriman o no se comuniquen a las parejas.

“Normalmente nos da vergüenza hablar de estas fantasías. Son charlas que, normalmente, las tenemos con nuestros amigos, con nuestras parejas, pero que hasta ahora son tabú y eso depende de la cultura. La cultura nos limita, pero son cosas que todos deberíamos conocer, porque nosotros decidimos si cumplir o no cumplir una fantasía sexual”, acota.

Según estudios publicados en The Journal of Sexual Medicine, la naturaleza de las fantasías sexuales varía según el género del individuo y su condición cultural, social, legal, religiosa o moral. Los hombres tienden a tener mayor cantidad de fantasías sexuales que las mujeres y les gustaría incluso llegar a ponerlas en la práctica. Para ellas es una simple fantasía mental y no un deseo en sí mismo que quieren llevar a cabo. La mayoría de las fantasías en la mujer tienen como protagonista a su pareja o a una persona próxima, en cambio, el hombre tiene fantasías con otras personas ajenas.

Diferencias

Gantier, quien participó en el podcast “Amar es Educar”, (https://open.spotify.com/episode/5Sp4C3xlFBy3XMEP4PRQrW?si=uCdPxn3KTNiRTXsm4Azfww ) explica que las fantasías sexuales no son un trastorno psicológico, pero que pueden derivar en uno cuando se convierten en conductas compulsivas.

“Una fantasía puede ser, por ejemplo, hacer el amor en un avión, en un jardín, tener relaciones en determinada posición, usar máscaras o disfraces, entre otras situaciones. Sin embargo, cuando estos deseos se hacen recurrentes y el que los demanda no puede sentir placer si no se cumplen, puede tratarse de una parafilia”, dice la experta.

En caso de llegar a estos extremos, Gantier argumenta que la pareja necesita un apoyo psicológico porque está llevando su placer o la forma de obtener placer solamente a través de un objeto o una práctica que no es natural.

“Toda fantasía sexual puede ser llevada a cabo siempre y cuando sea consensuada, pero aquí viene la clave, cuándo yo me doy cuenta que mi pareja está traspasando esa frontera y quiere hacer cosas que ya no son una fantasía sexual, sino que son una parafilia. La parafilia la voy a reconocer por la compulsión, es decir que mi pareja solamente quiera hacer eso para alcanzar placer. Un ejemplo es que solamente teniendo sexo con disfraces es la única manera en la que vamos a alcanzar placer total”.

Otra diferencia es la frecuencia, ya que una persona con una parafilia, cada vez más seguido va a querer cumplir su compulsión, explica la experta.

“Lo que pasa con una persona que tenga una parafilia es que cada vez va a ser más exigente y que sólo puede experimentar placer de esa manera, que utilice un objeto un recurso más allá de nuestros cuerpos para obtener placer. Estos pueden ser animales, la muerte, el dolor, entre otros actos. Como una fantasía sexual puede ser sugerida una vez, pero si es permanente ya es una parafilia”, agrega.

Tipos de parafilias

Si bien existen, en la actualidad, cerca de 1.000 parafilias registradas en el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales DSM-V de la Organización Mundial de la Salud (OMS), éstas son las más comunes:

  • Voyerismo: el 35% de individuos dicen que se excitan y disfrutan contemplando actividades sexuales de terceros.
  • Fetichismo: el 26% de individuos consideran una parte del cuerpo o una prenda como objeto de deseo o excitación.
  • Masoquismo: el 19% de individuos que obtienen placer o excitación a través del propio dolor físico o psíquico, la humillación, la dominación y el sometimiento.
  • Pedofilia: entre el 3 a 5% de personas sienten atracción hacia niños de su mismo o distinto sexo.
  • Sadismo sexual: la persona obtiene placer sexual al causar sufrimiento físico o psíquico a otra persona.
  • Travestismo: un 2% de las personas obtiene excitación sexual por el contacto de prendas de ropa del sexo opuesto, con especial relevancia de la ropa interior. Estas personas suelen practicar dicha inclinación en la absoluta privacidad y secreto.
  • Necrofilia: la excitación sexual se obtiene a través de la manipulación sexual de cadáveres.
  • Urofilia y Coprofilia: la persona experimenta excitación a través del uso de la orina (lluvia dorada) y la defecación y deposición de las heces fecales.
  • Zoofilia: la persona obtiene excitación a través de relaciones sexuales con animales.
  • Asfixiofilia: la atracción por estrangular, asfixiar o ahogar a la persona durante el acto sexual, con su consentimiento y sin llegar al extremo de su fallecimiento. Se considera un trastorno de masoquismo sexual.
  • Gerontofilia: atracción sexual hacia personas ancianas, presente en el 1,5% de la población.
¿En qué momento una fantasía sexual puede convertirse en algo peligroso o un trastorno mental?

Peligros

La psicóloga agrega que, en estos tiempos, con el amplio acceso a Internet y redes sociales, muchas personas tienen acceso a información que, sin un contexto apropiado, puede derivar en malentendidos, por lo que se pueden producir confusiones y convertir fantasías sexuales en parafilias.

“Todos venimos de una forma de crianza, pero también por el vínculo que tenemos hoy con las redes estamos a un click de descubrir varias cosas y lamentablemente no estamos discriminando qué es una fantasía sexual y cuándo pasa a ser una parafilia, que es un trastorno que hay que tratarlo, pero curiosamente, hoy, los jóvenes y los adultos están confundiendo esto y están traspasando la frontera de una fantasía sexual a una parafilia y mucho más allá”, explica.

Esto es peligroso porque al cruzar la primera frontera, entre la fantasía y la parafilia, se llega a un territorio en el cual, si no se toman acciones, pueden ser cruzados otros límites, incluso llegando al crimen.

“Lamentablemente, la gente está tomando como fantasías sexuales a comportamientos peligrosos, sin embargo, como son tan recurrentes se están convirtiendo en parafilias y están traspasando la otra frontera, cometiendo crímenes. No es casual que cuando encuentran cuerpos de jóvenes asesinadas o asesinados en los alojamientos se ve que tienen diferentes secuelas de maltrato, violencia o de haber sido usadas sexualmente con objetos”, advierte.

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