Por Rene Castellón
“Ponerse en los zapatos del consumidor” es uno de los primeros pasos de la metodología de innovación denominada Design Thinking o pensamiento de diseño, que está centrada en el ser humano.
Se origina en el campo del diseño industrial y es especialmente útil para abordar problemas complejos e indefinidos. Se basa en la empatía, la experimentación y la interación (repetir varias veces hasta alcanzar lo deseado) para crear soluciones innovadoras que satisfagan las necesidades reales de los usuarios.
“El Design Thinking se utiliza para entender a fondo los problemas desde la perspectiva del usuario y desarrollar soluciones efectivas y humanas. Es especialmente útil para la innovación, ya que fomenta la creatividad y la experimentación”, explica el ingeniero comercial José Rioja Michel, director de carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La metodología se aplica a cualquier área donde sea necesario resolver problemas, desde el diseño de productos y servicios hasta la mejora de procesos o la formulación de estrategias empresariales.
El académico resalta cinco pasos para consolidar una respuesta propositiva. La primera etapa demanda empatizar y comprender las necesidades, emociones y motivaciones de las personas para las que se está diseñando. En esta etapa, se realiza una investigación de campo para obtener una visión más profunda.
El siguiente paso consiste en la definición del problema que se debe resolver. Para ello, se sintetiza la información recogida durante la fase de la empatía antes de encarar la problemática.
La tercera etapa profundiza los aspectos creativos. Se trata de generar tantas ideas como sean posibles para resolver el problema identificado. Se promueve el pensamiento divergente y se consideran todas las ideas, sin importar cuán inusuales sean. Es como una lluvia de ideas.
Con la profusa lluvia de ideas es momento de crear representaciones físicas de las ideas seleccionadas para que puedan ser probadas y experimentadas.
Finalmente, el ciclo del design thinking requiere el testeo de los prototipos con los usuarios. En esta fase se recopila feedback o retroalimentación. Los resultados de las pruebas se utilizan para refinar y mejorar la solución.
Jenni Andia, directora de la carrera de Ingeniería Económica de Unifranz, añade a estos pasos la necesidad de identificar las fuentes de financiamiento para ver la factibilidad de las ideas que se están proponiendo.
Un facilitador acompaña el proceso. Una parte de sus funciones se enfoca en sostener la atención y motivación del equipo para que cumpla las etapas anteriormente señaladas. Su guía orienta el desafío que pueda surgir.
“Ésta puede ser una herramienta invaluable al iniciar una nueva empresa, pues permite entender a los clientes potenciales a un nivel más profundo, lo que te ayuda a crear productos o servicios que realmente satisfagan sus necesidades”, subraya Rioja.
Además, al fomentar la experimentación y la iteración, reduce el riesgo asociado con el lanzamiento de nuevos productos o servicios.
“Nos ayuda a diseñar proyectos basados en necesidades reales del target (población) o del objetivo. Y la idea es multiplicar o maximizar las probabilidades de éxito”, resume Andia.
Rioja considera que en Bolivia puede ser una herramienta valiosa para entender las necesidades únicas y contextos específicos de los consumidores bolivianos. Por ejemplo, se podría utilizar para diseñar productos o servicios que aborden desafíos locales, como la falta de acceso a servicios financieros en áreas rurales, o para adaptar productos o servicios a las preferencias y costumbres culturales bolivianas.