Ventajas y riesgos de la implementación integral de la IA en la educación

By Paula Beatriz Cahuasa

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido con fuerza en diversos ámbitos, y la educación no es la excepción. Su potencial para optimizar procesos de enseñanza, personalizar el aprendizaje y cerrar brechas educativas es enorme, pero también plantea desafíos éticos y riesgos que deben ser abordados. 

Durante el IFE Conference 2025, organizado por el Institute for the Future of Education (IFE), del Tecnológico de Monterrey, tres especialistas, Yoemy Waller, CEO de Healthcare IT, empresa que se especializa en IA para la salud; Vivian Kretzschmar, investigadora doctoral en Louisiana State University y Claudia Camacho, profesora investigadora del IFE, reflexionaron sobre los beneficios y amenazas que conlleva su implementación en las aulas. 

Uno de los beneficios más destacados por las expertas es la posibilidad de personalizar el aprendizaje. La IA puede analizar el desempeño de cada estudiante y adaptar los contenidos a su ritmo y estilo de aprendizaje, brindando así una experiencia más efectiva y motivadora. 

Según Kretzschmar, la IA puede ayudar a los estudiantes a comprender mejor ciertos contenidos, especialmente cuando hay barreras idiomáticas o complejidad en los textos. 

“Como estudiante doctoral, debía leer un libro por semana, más literatura secundaria y la IA me ayudó a comprender esos libros. Por ejemplo, al leer la autobiografía de Benjamin Franklin, su lenguaje del siglo XVIII era difícil de entender en una primera leída”, afirma. 

Otro beneficio clave es la equidad en el acceso a la educación. Para Kretzschmar, la IA puede reducir la brecha educativa al proporcionar recursos accesibles a cualquier persona, sin importar su procedencia o nivel socioeconómico. “Si usamos la IA de una manera positiva, puede brindar acceso igualitario a la educación para todas las personas, sin importar cultura, género u origen migratorio. Es un paso significativo para reducir esa brecha”. 

Asimismo, la IA facilita la automatización de tareas administrativas, permitiendo que los docentes se concentren en aspectos más estratégicos y pedagógicos. 

Esta es también la opinión de Génesis Dánae Selaya Ticona, docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, quien considera que la IA debería ser vista como una herramienta de apoyo y no como una amenaza. 

“Es como si ahora nos prohibieran usar el teléfono celular. No tiene sentido. Hay que explotar estas herramientas para potenciar nuestra profesión”, puntualiza. 

Los riesgos de una implementación sin regulación

A pesar de sus ventajas, la IA también trae consigo desafíos significativos. Uno de los principales temores es que fomente la desmotivación y la pérdida del pensamiento crítico en los estudiantes. Si no se establece un uso adecuado, los alumnos podrían depender excesivamente de la IA para generar respuestas sin reflexionar sobre ellas. 

Las expertas participantes del IFE Conference coincidieron en que la IA debe utilizarse con un enfoque moderado. Kretzschmar advierte, por ejemplo, que permitir su uso sin restricciones puede hacer que los estudiantes la usen para generar ideas, corregir y producir contenido de manera automática, lo que puede afectar el desarrollo de sus habilidades de análisis y razonamiento. 

Otro riesgo latente es la desinformación. La IA no siempre genera respuestas precisas y puede producir contenido erróneo o sesgado. Para Claudia Camacho, profesora investigadora del IFE, es fundamental educar a la sociedad en el uso correcto de la IA. 

“Necesitamos ser alfabetizados sobre cómo usar la IA correctamente. Si no lo hacemos, nos quedaremos atrás. No hay forma de controlarlo, pero sí podemos decidir cómo lo utilizamos”. 

En el ámbito ético, la recopilación masiva de datos por parte de sistemas de IA es una preocupación central. 

Para William Llanos, docente de la carrera de Derecho en Unifranz, los riesgos de la privacidad en entornos digitales, deben ser abordados de manera prudente. 

“La IA puede generar consecuencias no previstas si no se regula adecuadamente. Desde la falta de transparencia en los algoritmos hasta la invasión de la privacidad, el marco legal actual no está preparado para estos desafíos tecnológicos”, dice. 

Además, la falta de regulación en la recopilación y uso de datos podría incrementar las desigualdades en el acceso a oportunidades. Llanos señala que la ausencia de normativas claras deja a los usuarios desprotegidos. “No existen salvaguardas claras sobre el uso de datos personales ni responsabilidades definidas para quienes desarrollan o implementan estas tecnologías”. 

Regulación y ética: la clave para un uso responsable 

Para que la implementación de la IA en la educación sea beneficiosa, es necesario establecer regulaciones y principios éticos sólidos. Yoemy Waller, CEO de Healthcare IT, la IA no debe ser prohibida, sino comprendida y utilizada de manera responsable. 

“Prefiero tener un médico que use IA y tenga acceso a conocimientos actualizados que uno que dependa de un libro de los años 50. En educación ocurre lo mismo: debemos abrazar la IA y permitir que la gente la experimente”, expresó. 

Las expertas coincidieron en que la ética debe ser un pilar fundamental en el desarrollo de tecnologías educativas. Waller señala que es vital garantizar que la IA no reproduzca sesgos que afecten a ciertos grupos. 

“En EE.UU., los datos sobre salud suelen estar orientados a la población blanca, lo que deja fuera a latinos y otras minorías. Los desarrolladores deben asegurarse de que la IA sea inclusiva y ética”, agrega. 

Camacho, por su parte, destaca que el trabajo en equipo entre educadores, legisladores y tecnólogos es clave para garantizar que la IA beneficie a toda la sociedad. 

“Podemos lograr que la inteligencia artificial sea una fuerza para el bien, un catalizador de progreso y bienestar para toda la humanidad”, finaliza. 

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