Un paso decisivo hacia la ética científica: nace en Bolivia un comité que busca elevar el estándar de la investigación

En un país donde la investigación académica avanza a paso firme, en medio de vacíos estructurales, surge una propuesta que puede marcar un antes y un después en la manera de hacer ciencia. Un nuevo comité de ética se conforma con la misión de garantizar que cada estudio que involucre a personas o comunidades sea evaluado, acompañado y validado bajo los más altos estándares éticos internacionales.
“Toda investigación en la que participan seres humanos necesita pasar por una evaluación ética rigurosa. Es crucial asegurar que los protocolos respeten la individualidad, la confidencialidad y los derechos de quienes colaboran en las investigaciones”, explica Lucía Alvarado Arnéz, coordinadora nacional de Investigación de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La propuesta busca no solo fortalecer el rigor científico dentro de Unifranz, que cuenta con trabajos financiados con fondos internos como internacionales, además de las que se realizan en las aulas. También se busca construir confianza en la producción de conocimiento, en un contexto donde la ciencia ética y la ciencia de calidad deben avanzar juntas.
Una apuesta internacional por la integridad científica
La oportunidad llegó gracias a un programa financiado por el Instituto Nacional para la Investigación y Atención en Salud (NIHR), que nace del trabajo conjunto entre universidades de la región y Europa. Liderada por la Queen Mary University de Londres; en Bolivia, Unifranz; en Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana; y en Guatemala, la Universidad Rafael Landivar, la NIHR LATAM busca avanzar en una investigación seria, ética y de avanzada para la región.
“Hemos aprovechado este espacio entre estos tres países.Como primer paso, una alumna nuestra -de Bioquímica y Farmacia- cursó la Maestría en Bioética en la Pontificia Javeriana. Ella es uno de los núcleos que nos permitió dar paso a la siguiente etapa, la de obtener fondos de la universidad para conformar el Comité de Ética”, sostiene Alvarado.
De este intercambio académico ha surgido una red de cooperación que permitirá no solo la creación del comité, sino también la capacitación continua de sus miembros.
“Queremos que este grupo esté conformado por profesionales de distintas áreas: salud, bioquímica, derecho y ciencias sociales”, detalla la especialista. “No se trata solo de revisar protocolos, sino de entender el contexto humano detrás de cada investigación”.
Uno de los hitos de este proceso será la visita presencial de Eduardo Diaz Amado, director del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá – Colombia, quien dictará un curso intensivo sobre ética en investigación.
Para Alvarado, este tipo de colaboraciones representan algo más que una alianza académica: “Es la oportunidad de crecer juntos en conocimiento y responsabilidad. La ética no puede ser un trámite, debe ser una cultura institucional”.
El desafío ético en Bolivia
El panorama nacional, sin embargo, plantea retos significativos. En Bolivia, los comités de ética en investigación todavía son escasos y, en muchos casos, funcionan de manera ad honorem, lo que limita su eficacia y retrasa los procesos de aprobación de proyectos.
“Algunos comités pueden tardar hasta seis meses en emitir un dictamen ético. Eso retrasa la ejecución de las investigaciones y desanima a muchos investigadores jóvenes”, lamenta Alvarado. “Queremos sumar, no competir. Nuestro objetivo es contribuir a que existan más espacios sólidos y eficientes para revisar la ética de los estudios científicos en el país”.
Además del desafío operativo, existe otro de mayor alcance: la validez internacional. Para que un comité sea reconocido fuera del país, debe cumplir con estándares específicos y obtener una certificación o código de evaluación internacional.
“Ese sello ético abre puertas”, asegura. Y es que esto permite acceder a fondos internacionales, a redes globales de investigación y, sobre todo, da confianza a las comunidades que participan en los estudios.
Un compromiso que trasciende el aula
El nuevo comité no se limitará a la revisión de proyectos. Su función será también formar, acompañar y orientar, generando una cultura de ética desde la formación de los futuros investigadores.
“Si queremos ser un polo de investigación permanente, debemos tener un ente evaluador sólido y éticamente comprometido. Este comité no será una figura decorativa, sino un actor activo que garantice que la ciencia boliviana avance con respeto y responsabilidad”, afirma Alvarado con convicción.
El objetivo final es ambicioso: consolidar un ente permanente de ética en investigación, con reconocimiento internacional, que permita validar los estudios realizados en Unifranz y garantizar que las investigaciones no vulneren los derechos de las personas, especialmente cuando se trata de poblaciones vulnerables o comunidades indígenas.
Un nuevo horizonte para la investigación boliviana
Con esta iniciativa, el país se encamina hacia un modelo de investigación más maduro, responsable y reconocido internacionalmente. El comité no solo busca certificar protocolos, sino abrir un camino de confianza entre investigadores, instituciones y sociedad, donde cada avance científico esté acompañado por la garantía del respeto a la dignidad humana.
La creación de este comité marca, en palabras de Alvarado, “el inicio de una nueva etapa para la ciencia dentro de Unifranz”, una en la que la ética deja de ser una exigencia burocrática para convertirse en el corazón mismo del conocimiento.