Turismo virtual e inmersivo: la revolución que aún no despega del todo

Los tours virtuales interactivos, experiencias inmersivas que permiten recorrer destinos mediante tecnología, se perfilan como una herramienta clave para diversificar, planificar, hacer más inclusivo el turismo y aminorar sus impactos. Sin embargo, esta tendencia -dependiente del acceso a la tecnología- aún enfrenta limitaciones que impiden que reemplace la experiencia presencial.
“En este momento, el turismo masivo está siendo cuestionado. En países como España, por ejemplo, hay una cada vez mayor resistencia al turismo masivo porque afecta la vida de las personas que habitan en los lugares de visita”, señala la coordinadora del Centro de Investigación, Innovación y Transformación Digital en Turismo (CIINTUR), Mónica Pacheco.
En estos destinos, explica, hay un alza de precios, alquileres impagables, saturación de visitantes y una presión creciente de los turistas sobre la comunidad local. Además hay un impacto ambiental alto.
“Pero también van surgiendo nuevas formas de hacer turismo, como los tours virtuales interactivos, que pueden ser de mucha utilidad. Puede ayudar a bajar costos para aquellas personas que no pueden viajar, pero también exige tener equipos más especializados”, indica.
Por ejemplo, en países como España, donde el turismo masivo ha generado rechazo en comunidades locales por la subida de precios y la presión sobre los servicios, las alternativas digitales e inmersivas comienzan a considerarse como posibles soluciones parciales a esta crisis.
Diferencias clave: digital vs inmersivo
“Hay que diferenciar entre turismo digital y tours virtuales interactivos. No son lo mismo”, afirma una especialista. Mientras el primero implica el uso de tecnología para promocionar y planificar viajes, el segundo busca replicar, mediante realidad aumentada y navegación libre, la sensación de estar físicamente en el destino.
Para recrear la experiencia, el tour virtual interactivo emplea tecnologías inmersivas, como realidad virtual o aumentada. Con estas se busca generar experiencias sensoriales y simuladas, permitiendo al usuario “navegar” o “visitar” un determinado espacio desde cualquier parte del mundo.
“El usuario puede hacer clic en objetos, activar audios, explorar mapas. Algunas plataformas incluyen guías virtuales, simulando una visita real”, explica Pacheco. “Sin embargo, estas experiencias no suplen del todo al turismo presencial”.

Un camino con ventajas, pero también límites
Entre las ventajas de los tours inmersivos están su potencial para ampliar el acceso a personas con discapacidad o adultos mayores, promover destinos poco conocidos o remotos, reducir el impacto ambiental del turismo masivo y enriquecer la educación cultural y patrimonial.
Pero las ventajas también llegan con obstáculos y según la región esto pueden ser determinantes. Este tipo de iniciativas innovadoras dependen completamente de tecnología costosa y de conectividad estable. La tecnología está en constante avance y los equipos fácilmente se modernizan, dejando la posibilidad de quedar desactualizados en un abrir y cerrar de ojos .
Además en muchas regiones hay una falta de marcos normativos y estrategias públicas. Esto deriva en la escasa inversión en zonas rurales o de difícil acceso, lo que limitaría su implementación.
¿Y Bolivia?
A pesar de contar con una enorme riqueza cultural, natural y patrimonial, Bolivia aún no ha desarrollado una política sólida en torno al turismo digital o inmersivo. No existe una legislación nacional clara que defina estos conceptos. Y aunque hay algunas iniciativas aisladas, aún son muy limitadas.
Algunos esfuerzos destacables son del Museo Nacional de Etnografía y Folklore que cuenta con visitas virtuales digitales; Call a Lama, una plataforma que conecta turistas con criadores de llamas mediante experiencias en línea; y “El Alto Interactivo”, un proyecto desarrollado por estudiantes de Unifranz El Alto, que consta de un tour inmersivo piloto con tecnología 3D.
Sin embargo, la brecha tecnológica, la conectividad deficiente y la falta de presupuesto en gobiernos municipales impiden que estas iniciativas escalen a nivel nacional.
El panorama regional
La tendencia ya es mundial y en América Latina hay países que están más avanzados. Brasil ofrece recorridos inmersivos por museos, el Pantanal y la Amazonía, mientras que Chile ha desarrollado experiencias digitales por sitios patrimoniales.
Colombia lanzó la plataforma Colombia en 360° con tours culturales en Medellín y Bogotá. Pero el país más avanzado es México, este país combina su liderazgo turístico con herramientas digitales inmersivas para ampliar la promoción.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la digitalización del turismo es clave para fortalecer la sostenibilidad y resiliencia del sector post Covid-19, pero exige inversión en infraestructura y capacitación tecnológica.
¿Puede sustituir al turismo tradicional?
“No. Al menos, no todavía”, afirma Pacheco. La experiencia física, sensorial y emocional que brinda un viaje real sigue siendo insustituible.
Sin embargo, los tours virtuales interactivos pueden complementar y mejorar la experiencia turística: ayudan a planificar, a decidir y a democratizar el acceso al conocimiento cultural.
También implica una tarea para dar este paso, pues si bien podría ayudar a evitar el impacto ambiental y social en los destinos de turismo masivo, también genera otros impactos y cambios que pueden afectar a otros actores del rubro.