En la última década, la tecnología ha revolucionado la educación superior en América Latina. Brinda soluciones innovadoras que optimizan los procesos de enseñanza y aprendizaje. Un ejemplo destacado de esta transformación es Brasil, donde el uso de recursos tecnológicos ha mostrado mejorar significativamente el desempeño académico de los estudiantes.
Héctor Escobar, director Regional Académico España & LATAM de +A Educação, asegura que, en Brasil, por ejemplo, se ha observado que los estudiantes familiarizados con la tecnología no sólo aprenden más rápido, sino también con mayor profundidad y facilidad.
Esto se debe a la flexibilidad que ofrece la tecnología. Permite a los estudiantes aprender desde cualquier lugar y a su propio ritmo. Este enfoque personalizado es crucial para los jóvenes, nativos digitales que están inmersos en un entorno tecnológico desde temprana edad.
Muchas universidades que tienen a la innovación como premisa de educación, ya adoptaron diversas herramientas tecnológicas que preparan a los estudiantes de manera integral. Sin el apoyo de estas tecnologías, la formación académica quedaría incompleta. En eventos académicos internacionales, como el V Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE 2024), los expertos coinciden en que es inevitable e irreversible que la formación universitaria del futuro se base en el uso de la tecnología.
“Actualmente, las universidades tienen diferentes soluciones y herramientas que van a permitir que sus estudiantes terminen la carrera mucho más preparados, incluso, hoy en día, el joven es desafiado constantemente con las novedades tecnológicas y si nosotros no apoyamos al estudiante a tener contacto con la tecnología, de cierta manera, no lo estamos formando de una manera integral”, señala el experto que participó en el FIIE 2024, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Innovaciones en el aula
El avance tecnológico es tan rápido que muchos contenidos enseñados hoy pueden volverse obsoletos en pocos años. Por ello, es fundamental que las instituciones educativas incorporen herramientas tecnológicas actualizadas.
Escobar menciona que, en el caso de Brasil, se han implementado exitosamente soluciones como plataformas educativas, laboratorios virtuales y metodologías de aula invertida que permiten a los estudiantes interactuar con equipos y entornos de manera digital antes de las prácticas presenciales, facilitando un aprendizaje más significativo.
Por ejemplo, un estudiante de ingeniería puede aprender a usar un teodolito (una herramienta utilizada para la topografía) de manera digital, accediendo a un laboratorio virtual desde cualquier lugar y en cualquier momento. Esta flexibilidad es clave para su formación. Permite llegar a las prácticas presenciales con un conocimiento previo más sólido.
“El avance es tan rápido que, muchas veces, lo que nosotros enseñamos en aula, después de dos o tres años es obsoleto y si las instituciones se pautan apenas por contenidos teóricos de algunos años atrás, comprometen la formación del estudiante”, reflexiona.
Experiencias inmersivas y personalizadas
Hoy existe una diversidad inmensa de soluciones y herramientas que optimizan resultados en la formación de estudiantes, particularmente en las universidades.
Sin ir más lejos, la realidad virtual y aumentada son herramientas tecnológicas que ya juegan un papel crucial en la educación. Estas tecnologías inmersivas permiten a los estudiantes experimentar entornos complejos, como un hospital, sin los riesgos asociados, donde los estudiantes pueden realizar recorridos virtuales, interactuar con diferentes recursos y obtener una comprensión más profunda de sus futuras profesiones.
Según Escobar, por ejemplo, es difícil llevar a un grupo de 50 alumnos a un hospital para que tenga experiencia dentro de un ambiente de cuidados intensivos, dado el riesgo que corren los pacientes. “Por eso hay tecnologías que son inmersivas y que permiten que el alumno haga este tour como si estuviera presencialmente en ese ambiente (…). Hay una diversidad de contenidos, donde el alumno tiene videos, infografías, podcast, audios y el profesor puede interactuar con él de manera remota”, puntualiza.
Además, la enseñanza personalizada es, ahora, una realidad gracias a estas herramientas. Los profesores pueden adaptar sus explicaciones a las necesidades específicas de cada estudiante, asegurando una comprensión más efectiva. Este enfoque es vital en clases con estudiantes de diversos antecedentes y niveles de conocimiento.
“Si yo consigo dirigirme a un alumno y explicar los temas de manera directa y personal, ese alumno va a entender mejor. Estas herramientas tecnológicas permiten ese tipo de interactividad docente – alumno”, explica el experto.
Adicionalmente, contrario a la creencia popular, la tecnología educativa puede ser accesible y económica. En Brasil, empresas como +A Educação, que dirige Escobar, han desarrollado contenidos sofisticados a precios asequibles, beneficiando a millones de estudiantes. La colaboración con profesores fue esencial en el proceso, asegurando que las soluciones tecnológicas se adapten a las necesidades reales del aula.
El rol del profesor
A pesar de los avances tecnológicos, el papel del profesor sigue siendo insustituible. Los profesores actúan como mediadores, guiando a los estudiantes en el uso de estas herramientas. Aunque algunos docentes pueden resistirse al cambio, la presión de los estudiantes y los beneficios demostrados de la tecnología están fomentando una adopción más amplia.
“Sin el profesor la tecnología no puede ser utilizada. Con sus luces y sombras, ha habido avances con la diseminación del uso de las tecnologías, de tal manera que en la actualidad ya es muy natural y los estudiantes presionan al profesor a aceptar, aprender e implementar plataformas digitales como herramientas tecnológicas”, finaliza el experto.
La integración de la tecnología en la educación superior en América Latina está transformando la forma en que los estudiantes aprenden y se preparan para el futuro. Las universidades que adopten estas innovaciones estarán mejor posicionadas para ofrecer una educación de calidad y adaptada a las exigencias del mundo moderno.