¿Quién no sufrió por amor? Los motivos son variados: pérdida de un ser querido, hijos que deciden abandonar el hogar, un engaño de pareja. Son situaciones repetitivas en la vida de las personas. Basta con abrir un play list de música para escuchar infinidad de canciones que aluden al sufrimiento de las personas.
Una mirada al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el sufrimiento como “un padecimiento, dolor o pena” que experimenta un ser vivo. Se trata de una sensación que se refleja en los estados de infelicidad o padecimiento por parte de las personas.
Para Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, el sufrimiento no mata. “Hay momentos inevitables que son crisis y que van a implicar sufrir, pero eso no nos va a matar. El sufrimiento no mata al ser humano, el sufrimiento le hace crecer, siempre y cuando haga algo con ese sufrimiento”, dice Loayza.
Toda crisis implica una dosis de sufrimiento. El ser humano pasa por muchas crisis, aunque no quiera. Su propio desarrollo tiene un componente de crisis, cuando pasa de la niñez a la pubertad y a la adolescencia, cuando pasa del estado de soltería al matrimonio, con pareja o cuando se muere un ser querido, matiza la especialista.
El psicólogo acompaña el proceso personal de superación. “Es más fácil que terceras personas vean este problema antes que el propio involucrado (…), porque el primer principio que va a impedir que el afectado se dé cuenta es la negación”, dice.
Para la profesional, la atención por parte de un psicólogo debería entenderse como un proceso normal. Las personas cuentan con un odontólogo o un médico de cabecera. Deberían tener también su psicólogo de cabecera. Presta su ayuda para mejorar las emociones y los sentimientos.
“Cada vez que yo siento que no estoy bien, que no lo estoy pudiendo solucionar, que estoy triste demasiados días, que ya no tengo ganas de hacer las cosas, que me esfuerzo y no me sale bien, cuando noto que mis pensamientos son fatalistas y estoy muy ansiosa o quiero comer debería ir a un psicólogo”, agrega.
Para Loayza, cuando una persona va a un psicólogo, jamás va a salir de la consulta con el sentimiento de que fue sin motivo. «Basta con que alguien se sentó, te escuchó sin juzgarte, te animó, te hizo ver que lo que pasas es normal, que puede mejorar (…). Hablar produce mucho alivio”.
Diferencia entre dolor y sufrimiento
El portal del Instituto Mexicano de Tanatología sostiene que, a lo largo de la historia de la humanidad, el hombre ha intentado evitar a toda costa el dolor y el sufrimiento. En esta esfuerzo, ha buscado el placer como forma de evadir aquello que lo lastime y haga daño.
“Sin embargo, entender la diferencia entre dolor y sufrimiento y comprender que serán nuestros compañeros toda la vida, es de vital importancia ya que al manejar cada una de estas experiencias nos enfrentarán al cambio y crecimiento, experiencias en sí, únicas pero distintas”, afirma.
El dolor es una vivencia tangible. Es un fenómeno concreto que está presente de manera real para quien lo padece. El dolor es un aprendizaje personal, una sensación, que evoca una emoción, que es molesto y desagradable.
Por el contrario, el sufrimiento se ubica y se alimenta en un tiempo y espacio distintos al momento presente. Generalmente sufrimos por lo ya ocurrido o por lo que creemos que ocurrirá en un futuro. El sufrimiento siempre es alimentado por los pensamientos y emociones, es, a diferencia del dolor, subjetivo.
“Ambos, dolor y sufrimiento son los pilares para iniciar el alivio, la aceptación y la cura. Frente a ambos no se lucha, se aceptan mediante un proceso psicológico y espiritual, ya que no pueden ser eliminados del todo. Así, el sufrimiento depende de nuestra reacción y manejo de ese dolor”, puntualiza la institución especializada.