El mundo empresarial evoluciona constantemente. Atrás quedaron los días en que las organizaciones apostaban solamente por el lucro, sin preocuparse por la huella que dejaban en el medio ambiente y en la sociedad. Términos como Responsabilidad Social Empresarial (RSE), marketing solidario y sustentabilidad se han ido haciendo más comunes.
De acuerdo con las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) se estima que la región tendrá un crecimiento de 1,3% en 2023, debido a un menor dinamismo de las economías, el cual impacta en la generación de empleo y el deterioro de otros indicadores económicos.
En este escenario aparecen las empresas o emprendimientos de triple impacto, organizaciones que se apoyan en tres pilares y un concepto: lo medioambiental, social y económico, atravesados por la sostenibilidad.
“Las empresas o emprendimientos de triple impacto son aquellas que buscan generar un impacto positivo en tres dimensiones fundamentales: social, ambiental y económica. Estas organizaciones no sólo se enfocan en la rentabilidad financiera, sino que también se comprometen a contribuir al bienestar social y a la sostenibilidad ambiental”, explica José Esteban Rioja, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
De acuerdo con el experto, al implementar una estrategia de triple impacto, las empresas buscan promover un desarrollo sostenible, acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, “esto significa que están asegurando que las operaciones de la empresa sean sostenibles a largo plazo, tanto desde el punto de vista ambiental, como social y económico”, agrega.
Mediante la estrategia de triple impacto también se busca fortalecer la reputación y la marca ya que las empresas que adoptan prácticas sostenibles suelen ser más valoradas por los consumidores y stakeholders (partes interesadas).
“Dentro de sus objetivos más claros, está el generar un cambio positivo en la comunidad, contribuyendo al bienestar social y al desarrollo de la comunidad local y, sobre todo, asegurar la viabilidad a largo plazo porque las empresas que consideran el impacto social y ambiental tienden a ser más resilientes ante crisis y cambios en el mercado”, añade.
El éxito o fracaso de esta estrategia se puede medir bajo tres parámetros, el social, el ambiental y el económico.
En el caso del parámetro social, se evalúa la contribución de la empresa al bienestar de la comunidad y sus empleados. Esto puede incluir prácticas laborales justas, desarrollo de la comunidad local e igualdad de género, entre otros.
Por su parte, el parámetro ambiental puede medirse analizando el impacto ecológico de la empresa. “Esto abarca la gestión de residuos, uso eficiente de recursos, reducción de la huella de carbono, y prácticas sostenibles en general”, comenta Rioja.
Finalmente, en el parámetro económico, se busca evaluar la viabilidad de la empresa, su rentabilidad, crecimiento y estabilidad.
Rioja señala que en el país ya existen empresas que aplican la estrategia de triple impacto con considerable éxito en diferentes rubros, desde el reciclaje hasta la gastronomía, pasando por los servicios y la agroecología.
“Es importante destacar que el movimiento de empresas de triple impacto está ganando tracción en todo el mundo, incluida Bolivia. Estas empresas demuestran que es posible combinar rentabilidad con responsabilidad social y ambiental. Además, en un mundo cada vez más consciente de los desafíos sociales y ecológicos, las empresas de triple impacto tienen una ventaja competitiva, ya que son vistas con mayor confianza y aprecio por parte de los consumidores y otros stakeholders”, puntualiza el experto.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Las empresas de triple impacto se alinean con algunos de los 17 ODS propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre todo con el Objetivo 12 “Producción y consumo responsable”.
“El consumo y la producción sostenibles consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la eficiencia energética, infraestructuras sostenibles y facilitar el acceso a los servicios básicos, empleos ecológicos y decentes, y una mejor calidad de vida para todos. Su aplicación ayuda a lograr los planes generales de desarrollo, reducir los futuros costos económicos, ambientales y sociales, aumentar la competitividad económica y reducir la pobreza”, señala la ONU en la Agenda 2030.
El organismo internacional agrega que este objetivo busca hacer más y mejores cosas con menos recursos, incrementando las ganancias netas de bienestar de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación durante todo el ciclo de vida, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida.