Por Juan Rene Castellon
Visitar Tulum en México, la Torre Eiffel en Francia, Taj Mahal en India, Machu Picchu en Perú y la Estatua de la Libertad en Estados Unidos, sin salir del aula. Pareciera una utopía, pero las nuevas tecnologías tienen la solución. Gracias a la Realidad Virtual (RV) y la Realidad Aumentada (RA) pueden hacerlo posible.
Estas técnicas están siendo aplicadas en diferentes campos de la vida y también del conocimiento. Las universidades la usan porque ayudan a mejorar la comprensión, la participación y la experiencia del aprendizaje.
Ariel Villarroel, integrante de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que ambas tecnologías permiten experiencias educativas más envolventes, relevantes y significativas.
La realidad virtual es una simulación computarizada que permite la sensación de estar sumergido en un entorno generado por el ordenador. Para ello se requieren cascos de realidad virtual, guantes o controladores de movimiento. De esta manera se logra interactuar con ese entorno virtual.
Es una experiencia altamente inmersiva, pues crea la sensación de estar presente en un mundo virtual.
En cambio, la realidad aumentada combina elementos del mundo real y del digital. Superpone en tiempo real ambas realidades. En este caso, se requiere teléfonos inteligentes, tablets o gafas especiales que rastreen el entorno físico al que superpondrán información adicional, como gráficos, texto, videos u otros objetos virtuales.
Esta tecnología, mejora la percepción y la interacción con el entorno físico, porque brinda información adicional, contextualizada en la realidad existente.
Ambos sistemas pueden transformar la educación al brindar experiencias de aprendizaje más inmersivas e interactivas.
Las experiencias
El experto en enseñanza-aprendizaje enumera seis experiencias en las que pueden ser usadas ambas tecnologías.
Visitas virtuales: Los estudiantes pueden realizar visitas virtuales a lugares históricos, museos, sitios arqueológicos o, incluso, viajar al espacio. Les permitiría explorar y experimentar entornos que de otra manera no podrían hacerlo, por limitaciones geográficas o de tiempo.
Simulaciones interactivas: La realidad virtual puede proporcionar simulaciones realistas de fenómenos científicos o procesos complejos, como experimentos de química, reacciones biológicas o, incluso, de física cuántica. Así, los estudiantes podrían interactuar o experimentar sin riesgos ni costos asociados.
Aprendizaje de idiomas: facilitan las traducciones en tiempo real sobre objetos del entorno físico. Además, los estudiantes pueden practicar conversaciones con personajes virtuales, que respondan en tiempo real.
Representaciones visuales: Tanto la realidad virtual como la realidad aumentada pueden ayudar a visualizar conceptos abstractos. Los modelos tridimensionales en realidad virtual podrían mostrar la estructura de moléculas complejas; mientras que la realidad aumentada, modelos planetarios o sistemas solares.
Creación de contenido: Los estudiantes pueden utilizar la realidad virtual y realidad aumentada para crear su propio contenido educativo para diseñar entornos virtuales interactivos o aplicaciones de realidad aumentada con información sobre un tema específico.
Educación inclusiva: Estas tecnologías podrían satisfacer las necesidades de los estudiantes con diferentes estilos de aprendizaje o, incluso, con discapacidades. La realidad virtual puede proporcionar experiencias inmersivas para alumnos con dificultades de atención, mientras que la RA, podría dar apoyo visual adicional para personas con discapacidades visuales.
“La clave está en aprovechar estas tecnologías como herramientas complementarias para mejorar la comprensión, la participación y la experiencia del aprendizaje de los estudiantes”, aconseja el experto de la Unifranz.