Por Jorge López
Santa Cruz, más allá de sus paisajes y su acelerado crecimiento económico, es el reflejo del espíritu incansable de su gente. Los cruceños, como se les llama a quienes habitan esta región del oriente boliviano, son un testimonio viviente de lo que significa la dedicación, la iniciativa y la capacidad de reinventarse una y otra vez en busca de mejores oportunidades.
“Lo que distingue a los cruceños en términos de emprendimiento y trabajo es su espíritu resiliente y su mentalidad emprendedora. Santa Cruz es una región de constante crecimiento económico, y los cruceños demostraron ser innovadores, capaces de adaptarse a los desafíos y aprovechar oportunidades en diversos sectores”, indica Hammeleth Saavedra Nagayama, director de las carreras de Ingeniería Comercial y Administración de Empresas en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Los cruceños se definen por su calidez y hospitalidad, pero sobre todo por su incansable afán de superación. Las personas que viven en Santa Cruz son conocidas por su pragmatismo y una visión clara del futuro. En esta región, el trabajo no es visto solo como una obligación, sino como una oportunidad para crear algo nuevo, para crecer y prosperar.
“Desde que era pequeño, me enseñaron a ser independiente, a buscar mis propias oportunidades. Creo que los cruceños no esperamos que alguien más nos dé lo que queremos; lo creamos. Esa es la esencia del cruceño, un espíritu de lucha y ganas de salir adelante por nuestra cuenta”, comenta Manuel Olmos, joven cruceño de 21 años.
Este es un reflejo de la mentalidad que predomina en la región, un compromiso profundo con el esfuerzo personal y la autosuficiencia. El cruceño ve cada desafío como una posibilidad de salir adelante y este enfoque lo ha convertido en pionero del emprendimiento boliviano.
El cruceño emprendedor, creando oportunidades
Lo que destaca en los cruceños es su capacidad para identificar oportunidades en cualquier situación. Muchos comienzan pequeños, en el comercio local o en iniciativas familiares, pero con una visión clara de crecer, innovar y aportar algo nuevo. Los negocios que comienzan en un pequeño mercado o en un taller familiar terminan siendo empresas de referencia en la ciudad o en el país.
“Su enfoque práctico y proactivo los impulsa a crear negocios desde una visión de futuro, y su fuerte sentido de comunidad favorece el trabajo colaborativo. Además, el cruceño se caracteriza por su hospitalidad y compromiso con el desarrollo regional, lo que fortalece su rol como motor económico de Bolivia”, explica el académico.
En Santa Cruz, es común ver cómo los negocios se transmiten de generación en generación, donde cada hijo continúa y expande lo que sus padres comenzaron, pero también es habitual encontrar nuevas ideas nacidas de la creatividad de jóvenes que, sin miedo al fracaso, se lanzan a construir su propio camino.
“En mi caso, fue algo natural, crecí viendo a mi familia y a la gente de mi entorno siempre trabajando, buscando formas de mejorar. Aquí, el trabajo no es solo un medio para vivir, es una manera de hacer que las cosas pasen. Santa Cruz está llena de historias de personas que comenzaron con poco, pero con mucho ingenio y esfuerzo, levantaron negocios que ahora son enormes. Eso te inspira y te da la confianza para intentarlo tú mismo”, añade Olmos.
El cruceño no solo es emprendedor, también es resiliente. A lo largo de los años, las personas que habitan esta región supieron adaptarse y resistir ante las adversidades. El crecimiento acelerado de la ciudad trajo consigo desafíos, desde problemas de infraestructura hasta crisis económicas y políticas, pero los cruceños respondieron con su característico optimismo y capacidad de adaptación.
«Muchos emprendedores han tenido dificultades para obtener créditos o inversión inicial, lo que ha frenado el crecimiento de sus proyectos. Han superado esto mediante la creación de redes de colaboración y financiamiento alternativo, como fondos privados, inversores ángeles o asociaciones”, explica Saavedra.
Historias de éxito abundan entre los cruceños, gente que, con recursos limitados, construyó imperios comerciales, familias que superaron tiempos difíciles para salir adelante, y jóvenes que, con ingenio y tenacidad, encontraron soluciones creativas a los problemas de su entorno.
Los jóvenes: el futuro emprendedor
Los jóvenes cruceños están redefiniendo lo que significa emprender en este nuevo siglo, aprovechando al máximo las herramientas digitales. Historias como la de Manuel, quien con 21 años logró generar ganancias propias con un pequeño emprendimiento de juguetes por WhatsApp y TikTok.
«Empezar mi negocio en redes sociales fue una decisión natural. TikTok y WhatsApp me permiten llegar a más personas en menos tiempo, sin necesidad de una tienda física. Me ha sorprendido lo rápido que la gente responde a los videos, preguntando por precios o detalles del producto», comenta Manuel.
Los jóvenes cruceños no solo buscan generar ingresos, están creando conexiones más cercanas con sus clientes. «En WhatsApp, puedo hablar directamente con las personas, entender lo que necesitan, y eso hace que confíen en mí. A pesar de la competencia, ese trato personalizado es lo que nos diferencia», agrega el joven.
Los jóvenes cruceños son ambiciosos no solo piensan en el éxito a nivel local, sino que sueñan con expandir sus ideas más allá de las fronteras de Bolivia. Este enfoque global les permite estar a la vanguardia de nuevas tendencias y oportunidades.
Una comunidad de emprendedores
Lo más notable de los cruceños es que no ven el éxito solo como algo individual, sino colectivo, en cada rincón de Santa Cruz, los emprendedores forman una red sólida que se apoya mutuamente, ya sea recursos financieros, conocimiento o simples palabras de aliento, los cruceños entienden que el crecimiento de uno puede ser el crecimiento de muchos.
“La solidaridad entre los cruceños en el ámbito del emprendimiento es notable y se refleja en una fuerte cultura de apoyo mutuo. Los cruceños suelen tener un sentido de comunidad muy arraigado, lo que se traduce en la disposición para compartir conocimientos, experiencias y recursos con otros emprendedores”, expresa Saavedra.
La cultura emprendedora en Santa Cruz permitió que muchas iniciativas pequeñas se desarrollen exponencialmente. No es raro ver cómo los mercados tradicionales se mezclan con nuevas propuestas tecnológicas, impulsadas por cruceños que buscan transformar la manera en que se hace negocio, esta mezcla de lo tradicional con lo moderno permitió que Santa Cruz se convierta en un referente en términos de innovación empresarial, pero todo comienza con la visión y el esfuerzo de su gente.
“Visualizo a los cruceños como protagonistas clave en el futuro del emprendimiento, tanto a nivel nacional como internacional. Su capacidad de adaptación y resiliencia, combinada con una mentalidad innovadora, les permitirá seguir impulsando el desarrollo en sectores emergentes como la tecnología, la agroindustria sostenible y el comercio global”, finaliza Hammeleth Saavedra.
Mirando hacia el futuro, los cruceños tienen claro que el éxito está en la capacidad de adaptarse y seguir invirtiendo en sus propios talentos y en su comunidad. Con cada proyecto que inician, ya sea una pequeña tienda de barrio o una startup tecnológica, los cruceños reafirman su papel como los arquitectos del futuro de Bolivia.
Su espíritu emprendedor, combinado con una profunda conexión a su tierra y una visión colectiva del éxito, asegura que Santa Cruz continuará siendo el corazón del crecimiento económico del país.