Pulseras que miden los latidos del corazón y la saturación de oxígeno, medidores de glucosa enlazados a teléfonos inteligentes, sensores de presión, sudoración, sueño, entre otros signos vitales, todos conectados, brindando lecturas en tiempo real.
Todos estos dispositivos son parte del ecosistema de la medicina digital, que se consolida como un aliado en la prevención, facilitando el acceso a sistemas digitales para todos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud digital como “el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la salud y todos los campos relacionados con la misma”.
En otras palabras, consiste en aplicar determinadas tecnologías a un entorno médico o sanitario con el fin de mejorar la calidad asistencial, pero, sobre todo, colaborar en la prevención de enfermedades.
“La conciencia real del paciente al manejar estos dispositivos es saber que estas lecturas al ser bien cercanas a la realidad, te dicen, por ejemplo, horas de sueño, oximetría, te lee cómo están los periodos de estrés, la frecuencia cardíaca (…). Lo que necesita el paciente es, pues, tener el monitor continuamente con él y, además, que te marca algunas tendencias (…), señala Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La medicina digital proporciona herramientas como monitores que informan sobre hábitos de sueño, entre otros. Estos dispositivos permiten al paciente participar activamente en su bienestar y prevenir enfermedades mediante cambios simples en sus hábitos diarios.
El paciente, en este sentido, se ha vuelto un colaborador activo en el tratamiento del médico, empoderándose en su proceso de salud. “Es a esa situación que los médicos queremos llegar, a un manejo de prevención de la salud, más que de rehabilitación”, añade Vargas.
El uso de estas aplicaciones y dispositivos abre interesantes oportunidades para los profesionales en salud, como la implementación de sistemas de Internet de las Cosas aplicada a la medicina (IoT-M), el uso de Inteligencia Artificial (IA) o Big Data para facilitar diagnósticos y tratamientos.
El IoMT hace referencia a una red interconectada de dispositivos con conexión a Internet. Esto permite que pueda existir un intercambio de datos entre todos ellos.
Para que los dispositivos de IoMT puedan funcionar adecuadamente, es necesaria la combinación de softwares, aplicaciones y sensores, que se conectan a Internet, suben los datos recopilados a la nube para su procesamiento y análisis.
Sus principales aplicaciones son las dirigidas a la monitorización a distancia de pacientes, así como al control y seguimiento de enfermedades crónicas.
En el caso de la IA, ésta se puede aplicar en el desarrollo y creación de nuevas herramientas y dispositivos que están ayudando a mejorar la capacidad de prevención, diagnóstico y tratamiento de múltiples enfermedades.
Mediante diversos algoritmos, los dispositivos de IA son capaces de simular el pensamiento humano, llevando a cabo procesos similares a los de aprendizaje, razonamiento y autocorrección.
Esto se puede combinar con el uso de Big Data, que es aquella tecnología capaz de extraer, almacenar y procesar una gran cantidad de datos complejos, en muy pocos minutos.
Si bien el Big Data está presente en muchísimos ámbitos, en el sector sanitario dispone de una incidencia especialmente relevante. Y es que, en el campo de la medicina, existe una cantidad enorme de información, relacionada con: registros médicos, pruebas, imágenes, secuencias genómicas de la población, entre otros datos.
El Big Data ayuda a gestionar toda esta información de forma útil. Gracias a él se pueden desarrollar nuevos sistemas y softwares capaces de, por ejemplo, identificar los tratamientos más adecuados para un determinado paciente o, incluso, prevenir brotes hospitalarios
Otro avance tecnológico es la impresión 3D, que permite reproducir objetos de forma tridimensional para la creación de modelos de visualización prequirúrgicos, fabricar implantes, andamios para ingeniería de tejidos, plataformas de diagnóstico y sistemas de administración de medicamentos.
Actualmente, se está estudiando la posibilidad de combinar células madre con andamios 3D personalizados para dar lugar a una medicina regenerativa totalmente personalizada. De esta forma, se espera que el próximo paso en la impresión 3D sea el diseño y desarrollo de tejidos y órganos personalizados.
Adaptación
La tecnología redefine el papel del profesional médico. La flexibilidad y adaptabilidad a nuevas herramientas digitales se vuelven esenciales. Vargas destaca la importancia de médicos con visión del futuro, ya que la telemedicina será una constante en la atención médica.
“Tenemos que entender que el médico, el profesional del futuro o del presente, es una persona muy flexible en cuanto a la adquisición de nuevos manejos y herramientas digitales. A la par de la tecnología, aparece un nuevo estudio, aparece un nuevo análisis, y nosotros tenemos que estar tratando de aplicar esto en nuestros pacientes”, agrega Vargas.
Los mecanismos digitales permiten a los médicos tener recomendaciones reales y adecuadas. Ya no es solamente la experiencia de una persona por algún tipo de enfermedad, sino es un profesional que está manifestando algunas características para que pueda prevenir o evitar o mejorar las prácticas que manejas en el cotidiano.
La medicina y la tecnología están entrelazadas fuertemente, democratizando la salud y transformando la mentalidad de las personas a través de medios digitales interactivos.