Por Manuel filomeno
“Me costaba mucho encontrar satisfacción en las cosas, todo lo hacía a media máquina y no tenía la menor perspectiva sobre mi día, solo quería que acabe e ir a dormir, sentía que no tenía energía para nada”, relata Mariela Castro, una secretaria de 39 años.
Mariela sufría de agotamiento emocional, condición que puso en riesgo su relación de pareja y su vida profesional, ya que no encontraba fuerzas para realizar ninguna tarea.
“El agotamiento emocional es una manera de manifestar emociones, sentimientos o motivación para la realización de cualquier cosa, pero de manera deficitaria. Por lo tanto, este agotamiento emocional va a tener ciertas características, señales como la pérdida de la voluntad de hacer cosas, abulia, apatía, desgano, falta de interés en las cosas cotidianas o falta de interés en cosas que en cierta etapa de su vida encontraba interesantes”, explica la psicóloga Thelma Herrera, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La experta señala que el agotamiento emocional hace que las personas no se abran al mundo.
“Las personas agotadas emocionalmente parecen estar muy cerradas en sí mismas lo que puede mostrarse como una actitud egoísta, pero no es así”, agrega.
Herrera indica que esta condición se produce muchas veces a causa del agotamiento físico, ya que las dimensiones corpórea y psicológica de una persona están íntimamente relacionadas.
“Existen tres factores en el agotamiento, lo relacionado al cuerpo, a la mente y al medio ambiente en el que se desenvuelve la persona. La relación de estos tres factores puede desencadenar en agotamiento emocional, que luego puede desembocar en algo físico”, explica.
Asimismo, apunta a que existen ciertos rasgos de personalidad que son más propensos a la aparición del agotamiento emocional, como las personas solitarias o aisladas, también aquellas que se encuentran en situaciones familiares o económicas difíciles.
La psicóloga indica que el agotamiento puede desencadenar cuadros de falta de motivación, abulia e hipersomnia (dormir demasiado) y otros problemas a nivel cognitivo ideas negativas, un bajo autoconcepto, trastornos alimenticios, lo que puede tener consecuencias en el sistema nervioso y desembocar en sensaciones de angustia, de cansancio, entre otros síntomas.
Para Herrera es importante prevenir el agotamiento ya que éste puede descontrolarse y desencadenar condiciones físicas que son incentivadas por cuadros de estrés.
“Debemos prevenir el agotamiento emocional porque justamente puede llevarnos a un descontrol implícito donde comencemos a tener o a agravar diferentes enfermedades a las cuales estamos predispuestos genéticamente. Estas pueden ser enfermedades silenciosas y crónicas como la diabetes, la hipertensión, enfermedades de los riñones, migrañas, gastritis, dolores lumbares, dolor en las articulaciones, entre otras”, acota.
A su vez, estas enfermedades requieren de una atención psicológica porque pueden tener un origen psicógeno.
Prevención y tratamiento
La psicóloga apunta que el agotamiento emocional es reversible y que las personas que lo padecen pueden recuperarse reorganizando su vida, adoptando hábitos más saludables, viajando, haciendo deporte y dejando de lado los excesos, entre otras acciones.
“La idea es cambiar de hábitos, necesitamos realmente reorganizar nuestros estilos de vida, tienen que ser más saludables. Es decir, comida saludable, hacer ejercicio físico, realizar actividades de recreación, de ocio con mayor frecuencia, mantener un buen estado físico, evitar cualquier exceso de alcohol o consumo de del cigarrillo, entre otras acciones”.
Estos cambios pueden ser realizados de manera paulatina y periódica, para no afectar la vida de las personas que sufren de agotamiento, por ejemplo, Herrera sugiere, realizar pausas en el trabajo, acostarnos más temprano, tener conductas más saludables y rutinas menos exigentes.
En el caso de la parte psicológica, el académico señala que es importante tener momentos de desconexión con el trabajo, con las tareas del hogar, e incluso con la familia.
“Puede ser un viaje, unas vacaciones, aunque sean cerca o practicar la meditación para sacar todas las cosas que tenemos en la cabeza, pero la idea es desconectarse del entorno”, concluye.