No pueden estar quietos. Con miradas curiosas y la cabeza llena de sueños, los niños de la Unidad Educativa Yachaykuna no solo juegan; ahora siembran semillas de esperanza para un futuro más verde y prometedor. En alianza con la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, su compromiso con el medio ambiente florece, recordándonos que cada pequeño gesto puede transformar nuestro planeta en un espacio lleno de vida y respeto por la naturaleza.
Estudiantes de primero a tercero de primaria de Yachaykuna visitaron la Fundación Unifranz, dependiente de la Universidad Franz Tamayo, para aprender más sobre el cuidado de la “casa grande”, la Tierra. Y, como para construir una casa hacen falta buenos ladrillos, en este caso, ellos apuestan por ladrillos ecológicos: botellas PET rellenas de basura reciclada. Los estudiantes comprenden que los residuos no deben acabar en el suelo; prefieren colocarlos en botellas, dándoles una segunda vida útil.
Estos pequeños están comprometidos con esta tarea y llevaron a la Fundación algunos ladrillos que habían elaborado previamente. “Es emocionante ver su trabajo porque queremos transformar la educación en Bolivia, desde los más pequeñitos hasta los más grandes”, expresa María del Pilar Hidalgo Araoz, directora de la Fundación Unifranz.
La Fundación Unifranz se dedica al desarrollo de programas en salud, educación e investigación, beneficiando a diversos sectores del país, especialmente a quienes enfrentan situaciones económicas adversas. Además, colabora con instituciones y empresas tanto nacionales como internacionales interesadas en el desarrollo local y el bienestar social. En esta ocasión, su cruzada ambiental destaca el reciclaje como respuesta crucial para preservar un mundo más amigable. “El reciclaje es nuestra forma de mostrar respeto por el entorno y educar a las nuevas generaciones”, añade Hidalgo.
Soledad González, educadora de Yachaykuna, comenta que los estudiantes reciclan durante todo el año. “Hay conciencia sobre el cuidado ambiental y la protección de los animales. Ellos han sido testigos de los estragos de los incendios, que ponen en peligro a especies en extinción”, señala. Los niños también construyen casas para sus mascotas con ladrillos ecológicos y cuidan plantas en viveros, conscientes de que la vida verde significa más vida. Siempre que tienen la oportunidad, comparten sus conocimientos sobre el medio ambiente con otros niños.
Andrew Ortiz, líder del proyecto Acción Rec, enfatiza que el futuro está en manos de la niñez. “Tenemos una tarea importante para ayudar a las generaciones venideras. Debemos aprender a cuidar nuestro entorno, reciclar en casa o donde sea posible. Todo lo que usamos puede reutilizarse de alguna forma”, asegura.
Este año, Bolivia ha sufrido graves pérdidas ambientales: más de 10 millones de hectáreas fueron consumidas por incendios, y las cifras aumentan cada gestión. Sin embargo, la niñez es una luz de esperanza. Estudiantes como los de la Unidad Educativa Yachaykuna apuestan por un futuro mejor para el país y el mundo, demostrando que la protección del medio ambiente comienza con acciones simples y un compromiso genuino.