Por Manuel Filomeno
El pensamiento crítico se ha convertido en la actualidad en una habilidad esencial, no solo para el ámbito académico, sino también para la vida cotidiana y el mercado laboral. Su desarrollo permite a las personas razonar con lógica, evaluar situaciones complejas y llegar a conclusiones fundamentadas.
Sin embargo, alcanzar esta competencia no es sencillo, ya que implica superar sesgos personales y creencias arraigadas, asegura Ricardo Román, director del colegio Alberto Blest Gana, reconocido como uno de los 100 mejores del mundo.
“Apertura crítica para estar cuestionando y cuestionándose lo que parece evidente y no lo es. Creatividad para encontrar soluciones a problemas nuevos y complejos, y sentido para orientar los infinitos recursos de creación que nos proveen las tecnologías”, explica.
¿Qué es el pensamiento crítico y por qué es clave?
El pensamiento crítico es la capacidad de analizar, evaluar y cuestionar la información recibida de manera objetiva para tomar decisiones informadas. No se trata solo de acumular datos, sino de desarrollar una mentalidad analítica que permita detectar sesgos, evaluar argumentos y discernir entre fuentes confiables y falsas.
“Es una habilidad cognitiva que implica el análisis y evaluación objetiva de información para formar juicios razonados. Incluye el análisis de argumentos e ideas, la evaluación de evidencias, el cuestionamiento de suposiciones y la toma de decisiones basadas en la razón”, señala Pablo Llano, de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Beneficios del pensamiento crítico en la educación
Los expertos coinciden en que fomentar el pensamiento crítico en las aulas ofrece múltiples beneficios:
- Desarrolla habilidades cognitivas porque mejora el razonamiento, el análisis y la capacidad para resolver problemas.
- Promueve la autonomía intelectual, con estudiantes que aprenden a pensar de forma independiente y a cuestionar lo evidente.
- Prepara para la vida real, porque facilita la distinción entre información confiable y segura, algo vital en un mundo inundado de datos.
- Contribuye a la vida democrática, con la formación de ciudadanos críticos y bien informados, capaces de tomar decisiones basadas en hechos y no en suposiciones.
Sin embargo, su implementación enfrenta desafíos. Según Ricardo Román, “la falta de formación adecuada para los maestros y un sistema educativo tradicionalmente enfocado en la memorización pueden ser obstáculos significativos. Sin embargo, las oportunidades son inmensas. Iniciativas de desarrollo profesional y reformas curriculares pueden allanar el camino para una educación que priorice el pensamiento crítico”.
Las 18 preguntas que cultivan el pensamiento crítico
De acuerdo con la Fundación para el Pensamiento Crítico (Foundation for Critical Thinking), una organización internacional dedicada a promover esta habilidad, formular preguntas correctas es el método más efectivo para desarrollar un pensamiento claro y lógico.
Estas 18 preguntas están diseñadas para despejar dudas, desafiar suposiciones y analizar ideas desde diferentes perspectivas:
- Preguntas sobre el propósito: ¿Qué trato de lograr? ¿Cuál es mi meta central? ¿Cuál es mi propósito?
- Preguntas sobre la información: ¿Qué información estoy usando para llegar a esa conclusión? ¿Qué experiencias ha tenido para apoyar esta afirmación? ¿Qué información necesito para resolver esta pregunta?
- Preguntas sobre inferencias o conclusiones: ¿Cómo llegué a esta conclusión? ¿Habrá otra forma de interpretar esta información?
- Preguntas sobre conceptos: ¿Cuál es la idea central? ¿Cómo puedo explicar esta idea?
- Preguntas sobre suposiciones: ¿Qué estoy dando por sentado? ¿Qué suposiciones me llevan a esta conclusión?
- Preguntas sobre implicaciones o consecuencias: si alguien aceptara mi posición, ¿cuáles serían las implicaciones? ¿Qué estoy insinuando?
- Preguntas sobre puntos de vista: ¿Desde qué punto de vista estoy acercándome a este asunto? ¿Habrá otro punto de vista que debería considerar?
- Preguntas para formular preguntas: ¿Qué pregunta estoy formulando? ¿Qué pregunta estoy respondiendo?
El desafío de transformar la educación
El camino hacia una educación que priorice el pensamiento crítico requiere un cambio estructural y cultural.
“La educación debe evolucionar más allá de la memorización y centrado en enseñar a los estudiantes a pensar. Esto implica involucrar a los maestros, proporcionarles herramientas efectivas y rediseñar los currículos”, sostiene Román.
Además, el uso de tecnologías innovadoras y metodologías participativas puede facilitar este proceso. Proyectos como aprendizaje basado en problemas (ABP) y debates estructurados motivan a los estudiantes a aplicar estas preguntas en situaciones del mundo real.
El pensamiento crítico es más que una habilidad académica; es una herramienta esencial para navegar en un mundo complejo, incierto y saturado de información. Al implementar estas preguntas como guía, se enseña a los estudiantes a analizar, cuestionar y decidir con autonomía y lógica.
Como menciona Ricardo Román, “el pensamiento crítico nos permite enfrentar un futuro donde la creatividad y el análisis serán fundamentales para resolver problemas desconocidos. No basta con conocer respuestas, es necesario formular las preguntas correctas”.
Fomentar esta competencia en las aulas es una inversión en el desarrollo de ciudadanos informados, creativos y preparados para los desafíos del siglo XXI.