Nuevas habilidades profesionales requeridas por el mercado están vinculadas con lo digital

Nuevas habilidades profesionales requeridas por el mercado están vinculadas con lo digital

La Revolución Industrial 4.0, que caracteriza al siglo XXI, está transformando drásticamente el mercado laboral. En algunos casos, la evolución tecnológica, la expansión de la economía digital, las formas de trabajo flexible o la globalización están influyendo en la forma en la que las empresas contratan colaboradores.

Nuevas habilidades para el trabajo o actualización permanente son sólo algunas de las exigencias de los empleadores para responder, de forma acertada, a los acelerados cambios que se registran en el mundo.

De ahí que es importante conocer cuáles son las competencias o habilidades, técnicas y blandas, que valoran las empresas al momento de seleccionar capital humano. Ariel Villarroel, experto de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que la demanda de estas habilidades varía según la industria y el campo.

“En general, los profesionales que pueden combinar habilidades técnicas sólidas con habilidades blandas, como la comunicación efectiva y la resolución de problemas, tienen una ventaja competitiva en el mercado laboral actual”, explica.

Para Rómulo Walter Reyesvilla, docente de Unifranz, en el actual escenario, “las habilidades humanas, relacionadas con la comunicación, las emociones o la toma de decisiones, entre otras, hacen la diferencia y su desarrollo es más imprescindible que nunca. Por supuesto que las universidades tienen que incluir éstas en su misión”, más aún cuando buena parte de la realización de ciertas tareas ha sido reemplazada por entidades no humanas o la inteligencia artificial.

Según el académico, entre los nuevos factores de la producción, son vitales el conocimiento (know how) en el campo en el que se desenvolverán los nuevos profesionales, la creatividad, asociada a la resolución de problemas y a la generación de gran cantidad de ideas (fluidez) y la habilidad de innovación, además del pensamiento crítico.

El académico diferencia las habilidades según los escenarios en los que se desenvuelven los nuevos profesionales (personal, académico, comunitario y profesional).

“En lo personal, tenemos la construcción de ciudadanía consciente y de responsabilidad con su propósito de vida. En lo académico, está la interiorización de una cultura de creatividad e innovación. En lo comunitario, es clave la formación de un sentido de responsabilidad social y de servicio y, finalmente, en lo profesional se encuentran el desarrollo de la capacidad para la toma de decisiones adecuadas al contexto, el análisis crítico de los factores que afectan a su campo de trabajo y las habilidades sociales y comunicativas”, explica.

Nueve competencias para futuros profesionales

En tanto, Villarroel hace referencia a nueve competencias que deben desarrollar los futuros profesionales: habilidades tecnológicas, pensamiento crítico y resolución de problemas; habilidades de comunicación; inteligencia emocional, adaptabilidad y agilidad; aprendizaje continuo; liderazgo y habilidades de gestión; creatividad e innovación; conciencia cultural y diversidad y, finalmente, competencias digitales.

Para desarrollar de forma permanente estas habilidades, los profesionales deben recurrir al aprendizaje continuo, para mantenerse relevantes en este mundo cada vez más cambiante y dinámico.

“Fomentar el crecimiento personal y profesional, promover la adaptabilidad y la innovación, y mantener la mente activa y saludable, ya sea a nivel personal o profesional, e invertir en el aprendizaje continuo es una inversión valiosa a futuro”, puntualiza.

unifranz
Las habilidades laborales son el conjunto de características que permiten a las personas desempeñarse exitosamente y progresar

La educación superior tiene un rol fundamental

Por su parte, Hammeleth Saavedra Nagayama, director de la carrera de Ingeniería Comercial de Unifranz, sostiene que las instituciones educativas “juegan un papel fundamental en la formación de nuevos profesionales capaces de responder a las nuevas exigencias planteadas por la Revolución Industrial 4.0”.

Saavedra asegura que las universidades, por ejemplo, deben enfocarse en el diseño de currículos actualizados, habilidades digitales, fomentar la creatividad y la innovación, la enseñanza de habilidades socioemocionales, la educación técnica y vocacional, la interdisciplinariedad para que los nuevos profesionales aborden problemas desde diversas perspectivas.

“Es clave el entrenamiento en pensamiento crítico y la resolución de problemas, porque son habilidades cruciales en un entorno donde los profesionales deben adaptarse y abordar desafíos complejos”, puntualiza el académico.

Evidentemente, actualmente, las empresas buscan en los profesionales una combinación de habilidades blandas (relaciones interpersonales, trabajo en equipo) y habilidades duras (destrezas y conocimientos específicos para desempeñar una función), “muy valoradas” en el mercado laboral.

Un profesional del siglo XXI debe enfocarse en cultivar ambas habilidades porque, según los expertos, le permitirán enfrentar los retos que demanda el progreso. Para ello, nunca debe dejar de estudiar, entretenerse y aprender por iniciativa propia.

Pero, ¿qué son las habilidades profesionales? Son un conjunto de capacidades, competencias, atributos, talentos y conocimientos, que caracterizan a las personas. Esta es la definición consensuada que maneja el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Las habilidades laborales son el conjunto de características que permiten a las personas desempeñarse exitosamente y progresar, porque las habilidades para el trabajo se cultivan, desarrollan y adquieren a lo largo de la vida, con capacitación permanente, estudios de pregrado y posgrado y una experiencia laboral significativa.

Ante estas nuevas exigencias, las universidades están desafiadas a vincularse con distintos sectores públicos y privados (socios formadores), para facilitar prácticas de formación de los futuros profesionales, a fin de que se involucren, comprendan e intervengan en las necesidades de su entorno y la gestión de propuestas que mejoren la realidad social.

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