Nicole Guerrero en TEDx Unifranz 2025: por qué la verdadera ganancia está en el proceso y no en la meta
El éxito suele medirse en resultados visibles: cifras, metas cumplidas, expansión y reconocimiento. Sin embargo, detrás de cada logro sostenible existe un trabajo silencioso que rara vez se celebra: el proceso. Entender que el crecimiento real no ocurre de forma inmediata, sino a través de la constancia, la adaptación y la capacidad de atravesar crisis, puede cambiar por completo la manera en que se emprende, se lidera y se construye impacto social.
Esa fue la idea central de la ponencia de Nicole Guerrero durante TEDx Unifranz 2025, un espacio que reunió historias de ciencia aplicada, resiliencia, neurociencia, emprendimiento social y transformación humana. En sintonía con el espíritu del evento —que puso en diálogo conocimiento, tecnología y humanidad—, Guerrero compartió una experiencia que combina datos duros con una profunda reflexión sobre liderazgo, frustración y aprendizaje.
A los 21 años, mientras cursaba el tercer año de universidad, Guerrero descubrió el concepto de los bancos de alimentos y decidió, junto a un compañero, fundar el primero del país.
“No teníamos recursos, no teníamos experiencia, pero estábamos decididos a hacerlo”, recordó al explicar cómo nació una iniciativa que hoy se ha convertido en una institución consolidada. Siete años después, el Banco de Alimentos que lidera redistribuye comida a más de 32.000 personas a nivel nacional, cuenta con sedes en Santa Cruz y Cochabamba, ha canalizado más de 400.000 dólares en financiamiento internacional y ha redistribuido más de 2,5 millones de kilogramos de alimentos.
Guerrero explicó que un banco de alimentos funciona como un puente entre el exceso y la necesidad. Recolecta productos que ya no se venderán —pero que están en perfecto estado— y los distribuye a centros de acogida, comedores, refugios y asilos.
“Convertimos el desperdicio en alimentación”, resumió, subrayando el impacto social y ambiental del modelo. La idea cobra mayor relevancia en un país donde, según datos de la FAO, el 19,4% de la población está subalimentada, mientras el 20% de los alimentos producidos se desechan.
El crecimiento, sin embargo, no fue lineal. Tras años de voluntariado y colectas realizadas con recursos mínimos —“87 kilos en nuestra primera colecta, que para nosotros fue enorme”—, la pandemia marcó un punto de inflexión. En pocas semanas, el Banco de Alimentos pasó de distribuir 20.000 kilos al año a 170.000 kilos en solo un mes, convirtiéndose en un actor clave durante la emergencia sanitaria. Ese crecimiento acelerado permitió contratar personal y profesionalizar la operación, pero también sembró una crisis silenciosa.
En 2021, Guerrero se enfrentó a uno de los momentos más difíciles de su liderazgo: una estructura que había crecido más rápido que su capacidad de sostenerla. “Al ritmo al que íbamos, nos quedaban tres o cuatro meses antes de colapsar”, confesó, recordando el impacto emocional de darse cuenta de que el proyecto podía desaparecer. Buscar una solución rápida parecía tentador, pero fue justamente ese impulso el que la llevó a una reflexión más profunda.
El punto de quiebre llegó cuando comprendió que su enfoque estaba puesto únicamente en las metas y no en los procesos.
“Las metas no son indicadores confiables del progreso real”, afirmó, explicando cómo la frustración por no cumplir plazos imaginados terminaba drenando energía y tiempo valioso. A partir de esa crisis, decidió cambiar la pregunta central de su liderazgo: dejar de preguntarse cuándo se alcanzaría un resultado y empezar a enfocarse en qué procesos debían sostenerse cada día.
Ese cambio transformó al Banco de Alimentos. En lugar de perseguir cifras, el equipo comenzó a enfocarse en acciones concretas y repetibles: contactar aliados, recorrer mercados, visitar agricultores, fortalecer la logística y distribuir alimentos.
“Con los procesos correctos, sostenidos, el resultado se vuelve inevitable”, sostuvo Guerrero, aclarando que no siempre se puede controlar el tiempo, pero sí la consistencia.
La ponencia de Nicole Guerrero dialogó con las demás voces de TEDx Unifranz 2025, como Rigo Bellot-Machi, que invitó a rediseñar la identidad desde la neurociencia y la narrativa; Luis Eduardo Hinojosa, que conmovió con su historia de reinvención tras quedar cuadripléjico; Khalil García-Tornel, que defendió la ciencia aplicada a la vida cotidiana; y Valeria Rivero, que propuso soluciones energéticas frente a la crisis climática. En conjunto, las charlas coincidieron en un mensaje compartido: el cambio profundo no ocurre de forma instantánea, sino a través de procesos sostenidos.
Al cerrar su intervención, Guerrero sintetizó su aprendizaje en una frase que resume su recorrido: “Cumplir una meta, nos da alivio, pero el proceso nos da poder”. Una reflexión que, más allá del emprendimiento social, interpela a cualquiera que esté construyendo algo a largo plazo.