Por Rene Castellón
Las personas adultas mayores son víctimas de maltrato. La afirmación se sustenta en un informe realizado por la Defensoría del Pueblo. Entre 2020 y 2022 esta institución registró 8.572 quejas, que incluyen maltrato psicológico, físico e incluso patrimonial en contra de los mayores de 60 años de edad.
Esos maltratos pueden definirse como “delitos invisibles y ocultos”, porque muchas veces se comenten en el seno familiar, dice el director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Alberto Salamanca.
“Basta con dejarlos solos, con dejarlos sin comunicación periódica entre ellos y su círculo familiar o social más cercano, para que estemos vulnerando sus derechos. Suponer que son adultos y no tienen necesidades es un error común en la sociedad”, asegura.
Existen algunas señales que pueden ayudar a identificar si un adulto mayor es víctima de esos maltratos, apunta la psicóloga Carmen Aguilera, docente de la mencionada universidad.
Desde el punto de visto psicológico, pueden considerarse como alertas los comportamientos tensos o mal humorados de los adultos mayores. También recomienda prestar atención a cuadro marcados por la falta de concentración. También cuando esta persona presenta baja autoestima e infravaloración. Estas actitudes derivan en comportamientos violentos y poco flexibles.
En los casos de maltrato físico hacia el adulto mayor es recurrente encontrar marcas como moretones, magulladuras, cicatrices anteriores o recientes sin una justificación clara.
Además, esta víctima podría padecer neuralgias más allá de las frecuentes por la vejez, o puede perder peso sin razón aparente, entre otros factores. Un cuadro de maltrato incide de forma directa en alteraciones del sueño y en sus hábitos alimenticios.
La psicóloga también enumera señales psicosociales, como que el anciano puede mostrarse retraído e introvertido, con poca o nula interacción social y se lo puede ver tenso, temeroso, agitado y aprehensivo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato a una persona adulta mayor como un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento. el concepto se extiende a persona de confianza no adopta medidas apropiadas para evitar otros daños.
Además, considera que se trata de un problema importante de salud pública. En el último año, aproximadamente, una de cada seis personas mayores de 60 años sufrió algún tipo de maltrato en los entornos comunitarios.
Las tasas de maltrato en las instituciones, como las residencias de ancianos y los centros de atención crónica, son elevadas. Dos de cada tres trabajadores de estos centros refieren haber infligido algún tipo de maltrato en el último año. Y esta situación ha aumentado durante la pandemia del Covid-19.
El organismo internacional advierte además que se prevé que este problema aumentará en muchos países, debido al rápido envejecimiento de la población. La población mundial de mayores de 60 años se duplicará de 900 millones en 2015 a unos 2.000 millones en 2050.
Aguilera considera que uno de los factores más relevantes para que se produzca el maltrato a la persona adulta mayor es la falta de autonomía e independencia, que son propios de la edad.
Resulta riesgoso que estas personas vivan en un ambiente hostil y despreocupado hacia sus necesidades. Las personas con avanzada edad se convierten en dependientes por sus enfermedades o trastornos metales. Esta situación de dependencia provoca gran parte de los conflictos detonantes.
Salamanca también señala como factores del maltrato contra las personas adultas mayores la inacción de parte del Estado, en todas sus vertientes. No hay fuentes de trabajo para los adultos mayores, no hay actividades que nazcan del Estado para la distracción, entretenimiento y atención de las personas adultas mayores. “No hay políticas públicas claras y las que hay no se ejecutan correcta ni adecuadamente”, concluye.